Nueva York es una ciudad llena de contrastes. Si uno visita el barrio de Williamsburg, al este de Manhattan, se fijará, inevitablemente, en la vestimenta de algunos de sus vecinos. En Williamsburg vive una numerosa comunidad de judíos jasídicos, religiosos pertenecientes a una rama ultraortodoxa, del judaísmo nacida en la Europa del Este del siglo XVIII. Hoy en día siguen vistiendo como sus antepasados para diferenciarse del resto. Una situación que, en un barrio gentrificado como ese, supone un inevitable choque cultural. Según cálculos de la Universidad de Yale, en 2011, aproximadamente 75.000 adeptos de una dinastía jasídica llamada Satmar habitaban en este enclave, lo que la convierte en la comunidad mayoritaria de este barrio de Brooklyn. Los Satmar son el grupo al que Unorthodox, la exitosa miniserie de Netflix estrenada durante el confinamiento, ha puesto en el centro de la diana, revelando al mundo el estilo de vida de esta tranquila comunidad.
Los flashbacks de Unorthodox son la parte más fiel a la realidad
Unorthodox se basa en las memorias de Deborah Feldman, relatando con mayor o menor fidelidad su pasado en Williamsburg. Los Satmar provienen de Hungría. Se asentaron en Nueva York tras la Segunda Guerra Mundial y desde entonces viven en comunidad. Consideran que el Holocausto fue un castigo y creen que la manera de evitar otro es llevando un estilo de vida estricto, marcado por la religión.
Los productores contrataron a un traductor (que acabó interpretando al rabino en la serie) para que se asegurase de que todo lo que se mostraba en cámara fuese auténtico y para enseñar yiddish a los actores, el idioma que hablan los Satmar y que bebe del alemán, el polaco, el ruso y el hebreo. Los Satmar lo utilizan como otra forma de distinguirse del resto, ya que hoy en día solo lo hablan medio millón de personas en todo el mundo.
Feldman destaca la fidelidad con la que se ha recreado todo el costumbrismo que acompaña a la cultura jasídica. «Para nosotros era importante no solo lograr que el aspecto, el vestuario, los rituales y todo eso fuera correcto» explica Anna Winger, una de las creadoras en el documental de Netflix Making Unorthodox, «sino también recrear los conceptos de los universos de estos personajes para que resultaran auténticos, pero también intensificarlos porque esto es televisión».
Esther Shapiro, el alter ego de Deborah Feldman
A su paso por el formato audiovisual, la historia de Deborah se convierte en la de Esther Shapiro (Sira Haas), una chica de 19 años que, como Deborah, tiene que lidiar con un matrimonio concertado cuando apenas ha visto a su prometido durante media hora. Esty debe aprender a procrear. Está destinada, como las mujeres de la comunidad, a tener una media de ocho hijos; lo que Feldman define en su libro como la «venganza definitiva contra Hitler».

La joven se siente sola. Se refugia en unas clandestinas clases de piano para huir de su realidad. El día en que se entera de que está embarazada decide salir de Williamsburg y escapar a Berlín, como hizo su madre. Es aquí donde empiezan las diferencias con la vida de Feldman.
Por un lado, es cierto que a Feldman la criaron sus abuelos. Al igual que en la serie, su madre se marchó de la comunidad. Su familia le impidió marcharse con su hija al conocer su verdadera orientación sexual. Por otro, aún pasarían unos años hasta que Feldman huyera de Nueva York.
La literatura como vía de escape: el comienzo de las diferencias
Mientras que, en Unorthodox, Esty se refugia en la música; Deborah utilizó los libros. Mientras leía a Jane Austen, a Charlotte Bronte o a Roal Dahl, Feldman se cuestionaba el único mundo que conocía, e imaginaba una vida en la que no era un mero personaje secundario.
La joven empezó a pensar en romper con su vida al quedarse embarazada. Una abogada le recomendó que, en lugar de pensar en una estrategia legal, idease una forma de darse publicidad, de que se hablase de su caso durante años.
En la historia real, la escritora crio a su hijo con su marido Eli, con el que se trasladó a Airmont tras quedarse embarazada. En esta villa cercana a Nueva York habita una comunidad mayoritariamente ortodoxa, pero menos restrictiva que la Satmar. Allí pudo matricularse en el Sarah Lawrence College, donde estudiaría literatura. «Acudir a la universidad formaba parte del plan», detalla Feldman en un encuentro con periodistas por la publicación de su libro en español. Relato al que empezó a dar forma en aquellos años.

En 2009, con 23 años, sufrió un accidente de coche. Las mujeres jasídicas no pueden llevar cinturón, ya que su vida está encomendada a Dios. «Estaba convencida de que iba a morir, no podía desperdiciar un minuto más de mi vida» explica. Aquel año abandonó a su marido, cambió de número de teléfono y se mudó a Manhattan, donde comenzó una nueva vida sin que nadie supiera dónde estaba. Nunca hubo una búsqueda como la que Yanky y Moishe emprenden en la serie.
Unorthodox: la parte en Alemania es «totalmente inventada»
Aunque en este tipo de historias los creadores suelen tomarse licencias artísticas, aquí se crea todo un futuro para su protagonista. «Los flashbacks están inspirados en el libro, pero la historia actual es totalmente inventada» explica Winger, productora ejecutiva respecto de la parte que transcurre en Berlín.
«Llevamos a Esty a Berlín para poder hablar de cómo una judía jasídica se refugia en el país donde se originó el Holocausto, y reflejar así cómo Berlín se ha construido sobre el trauma y cómo la Historia está patente allí todo el tiempo», aseguraba Alexa Karolinski, cocreadora y guionista, en una entrevista con The Times of Israel.
Las creadoras de la serie dicen haber tomado la decisión de ficcionar esta parte por respeto a la vida actual de la escritora, que recibió amenazas de muerte tras la publicación del libro en 2012. «Recibí una carta de mi familia en la que decían que habían preparado mi tumba y estaban impacientes por bailar sobre ella. Me aconsejaron que me suicidara».
Aunque Feldman detalla que la comunidad no inflige daño directamente a nadie. Por eso en la serie el personaje de Moishe (Jeff Wilbusch, intérprete que escapó de una comunidad jasídica en la vida real) entrega una pistola a Esty, para que se hiera a sí misma. «Quieren hacer ver a los demás que si te vas, lo que te queda es el suicidio» explica.

Un camino distinto para un mismo final: Berlín
«Cuando uno se va de esta comunidad no le queda nada. No tiene ni identidad, porque la que tenías era una identidad colectiva. Sales de allí sin tu lengua y tu cultura, sin creencias ni formación. Se produce una crisis mental. La parte difícil es sobrevivir como persona cuando te vacías de todo eso. En ese momento en el que uno no es nadie, parece que la muerte es lo único que te representa». Feldman cuenta que lo que le representaba, lo que le dio una identidad fue ser madre «Mi hijo se merecía otra vida. Mi carga se convirtió en mi bendición».
La escritora se mudó a Berlín con su hijo en 2014 y vive allí desde entonces. Su marido Eli abandonó la comunidad cuatro años después que ella. Feldman cree que la serie refleja muy bien el cambio que se produce en su exmarido cuando la pareja de Esty, Yanky (Amit Rahav) se corta los tirabuzones, un acto que podría impedir su vuelta a la comunidad. «No es que vayan a volver a estar juntos, pero Yanky ahora puede emprender su propio camino».
Eli se volvería a casar, pero esta vez con una mujer laica. Hoy en día no lleva una vida religiosa. «Mi marido podría haberse ido en cualquier momento» explica Feldman, que indica que la mayoría de los hombres que se marchan, lo hacen por cuestiones de fe. En su libro, Unorthodox, Deborah mira hacia atrás y reflexiona sobre el motivo que le llevó a emprender este viaje: «No soporto la idea de pasar una vida entera en este planeta y no hacer todas las cosas que sueño hacer solo porque no me está permitido».
Interesante esta nueva sección. Se podría puntuar del 1 al 10 cuán fidedigna es la serie/película de la realidad .