Hace unos meses, en Newtral.es nos planteamos averiguar si las películas y series que llegan a nuestras pantallas asegurando estar basadas en hechos reales, cumplen con lo que publicitan. Así nació Fact-Fiction, una sección en la que, cada domingo, analizamos una de estas historias.
Durante los últimos meses, entre otras, hemos repasado la leyenda de Mulán y del Cid, hemos analizado Hamilton, el musical de moda en EE.UU, hemos tratado el efectismo del guion de El juicio de los 7 de Chicago y hemos averiguado que la historia que nos cuentan en Unorthodox no es la que vivió la autora del libro en que se basa. Este artículo contiene spoilers de las obras mencionadas.
Deconstruyendo leyendas desde China hasta España: ‘Mulán’ y ‘El Cid’
La historia de Mulán, la mujer china que se hizo pasar por hombre para luchar en el ejército se plasmó en el famoso poema del siglo XII La balada de Mulán, pero habría tenido lugar a comienzos del Siglo V. Desde entonces ha ido reconfigurándose en diferentes poemas o textos hasta convertirse en el personaje que en Occidente actualmente asociamos a la película de Disney. A pesar de todo, no está claro que existiera en la vida real.
Además, probablemente, fuera originaria de Mongolia. Está documentado que las mujeres xianbei, el pueblo mongol del que podría proceder, montaban a caballo y estaban entrenadas en técnicas militares. De ser así, se entendería que pudiera haber pasado 12 años en el ejército (tal y como relata el poema) sin levantar sospechas.

Otra leyenda que no es como solemos creer es la del Cid. La figura de Rodrigo Díaz de Vivar se suele asociar con la Reconquista, pero es parte de una exaltación del personaje realizada por Franco para “justificar y legitimar su jefatura de Gobierno”, según explica el catedrático emérito de la Universidad de Burgos, Javier Peña Pérez.
El actor que le da vida en pantalla en la ficción de Amazon Prime Video, Jaime Lorente dijo en la rueda de prensa de presentación de la serie haber intentado deconstruir el mito porque nadie conoce, en realidad, cómo era el personaje: “He intentado rellenar de humanidad y de emoción a un prototipo que ha sido muy manipulado y muy prostituido por muchos intereses políticos”.
El Cid de Lorente se presenta como un personaje de baja cuna, que fue ascendiendo en la escala social a la par que crecían sus logros en el campo de batalla, tal y como se le describe en el cantar. Sin embargo, estudios recientes le sitúan dentro de la alta aristocracia. Gregorio González comisario del Museo del Cid de Burgos explicaba a Newtral.es que “alguien importante tuvo que ser, porque se dice que estudió en la corte con los hijos del rey Fernando. Seguramente no era alta nobleza, pero no era un campesino”.
‘Hamilton’ idealiza al personaje: ni era demócrata ni abolicionista
El galardonado musical de Broadway llegó el pasado julio a la plataforma Disney+ de manera que espectadores de todo el mundo pudieron acercarse a una experiencia que solo era accesible en sendos teatros de Nueva York y Londres. El musical escrito por Lin-Manuel Miranda demostró ser bastante ser fiel a la historia real y a los ensayos escritos por el propio Hamilton. La especialista en recursos educativos de la Librería del Congreso de EE.UU, Kaleena Black analizó las canciones y concluyó que «hay pasajes completos que se han trasladado de manera literal».
Sin embargo, el musical le presenta como demócrata, a pesar de que el padre fundador de Estados Unidos proponía una monarquía electiva. Hamilton quería que el presidente de Estados Unidos fuera un rey, elegido por los ciudadanos pero mantenido en el cargo de por vida por “buen comportamiento”. Pidió lo mismo para los miembros del Senado, pero ambas medidas fueron rechazadas.
Las principales críticas que recibió el musical durante su estreno destacan que los ideales abolicionistas de Hamilton se exageraron para ir en consonancia con su condición de héroe en el relato. La historiadora de Harvard Annette Gordon-Reed explicó en The Harvard Gazette que Hamilton “No era abolicionista. Compró y vendió esclavos para sus suegros”.
El ‘hollywoodiense’ final de ‘El juicio de los 7 de Chicago’ no fue como se relata en el film
Sobre héroes e idealismo estadounidense sabe mucho Aaron Sorkin. El cineasta estrenó en Netflix su versión sobre El juicio de los 7 de Chicago relatando el proceso por el que, en 1969 varias personas fueron acusadas de conspirar para iniciar unos disturbios contra la policía. El guion de Sorkin traza varios paralelismos entre aquella época y la actual a través de situaciones como la crisis económica, los disturbios raciales o la violencia policial producidos durante los últimos años.
En líneas generales, la trama se adecúa a los hechos históricos —incluyendo la sorprendente actitud del juez Julius Hoffman (Frank Langella), recogida por la prensa de la época— debido a que el libreto está basado en las transcripciones del juicio. Eso no impide, sin embargo, que el guion esté aquejado de cierto maniqueísmo.

El libreto apenas indaga en las motivaciones de la acusación liderada por el fiscal Richard Schultz (Joseph Gordon-Levitt) —quien, en la vida real, era definido como “el pitbull del Gobierno” por su carácter implacable— y posiciona directamente al espectador del lado de los acusados, glorificando a cada uno de los personajes en sus actos y en sus diálogos.
El final, una de las escenas más potentes de la película, también es puro Hollywood: El personaje al que interpreta Eddie Redmayne, Tom Hayden nunca leyó los nombres de los caídos en Vietnam en su alegato final. Se permitió hablar a todos los acusados, y sus discursos, aunque menos cinematográficos, no fueron menos inspiradores.
‘Unorthodox’: La parte que transcurre en Alemania es «totalmente inventada»
Durante el confinamiento, Netflix estrenó una exitosa miniserie acerca de una joven que quiere abandonar la comunidad judía ortodoxa con la que vive en Williamsburg se basa en las memorias de Deborah Feldman y relata, con cierta fidelidad, el pasado de la autora convirtiendo su vida en la de Esther Shapiro (Sira Haas). Sin embargo, ni Feldman se refugió en la música ni dejó atrás Nueva York tras abandonar su comunidad. De hecho, crio a su hijo junto a su marido mientras estudiaba literatura.
Tras sufrir un grave accidente de coche —las mujeres jasídicas no pueden llevar cinturón, ya que su vida está encomendada a Dios— abandonó a su marido, cambió de teléfono y se mudó a Manhattan. Nunca hubo una búsqueda como la que Yanky y Moishe emprenden en la serie.
«Llevamos a Esty a Berlín para poder hablar de cómo una judía jasídica se refugia en el país donde se originó el Holocausto, y reflejar así cómo Berlín se ha construido sobre el trauma y cómo la Historia está patente allí todo el tiempo», aseguraba Alexa Karolinski, cocreadora y guionista, en una entrevista con The Times of Israel.
En el documental de Netflix Making Unorthodox, las creadoras de la serie dicen haber tomado la decisión de ‘ficcionar’ esta parte por respeto a la vida actual de la escritora, que recibió amenazas de muerte tras la publicación del libro en 2012. La escritora se mudó a Berlín con su hijo en 2014 y vive allí desde entonces.
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