Fact Fiction

‘Quiz’, la historia detrás del escándalo de ‘¿Quién quiere ser millonario?’

Los Ingram en un fotograma de la serie.
Tiempo de lectura: 7 min

En octubre de 1997, David Liddiment, el nuevo director de programas del canal de televisión británico ITV tenía en mente derrotar a la ‘BBC’ en audiencias. El mes anterior, más de 19 millones de espectadores (de un país que contaba en aquel momento con 58 millones de habitantes) sintonizaron la televisión pública para ver el funeral de la princesa Diana.

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Liddiment dio luz verde a ‘¿Quién quiere ser millonario?’, un programa que supondría una revolución en el mundo de los ‘quiz shows’, los concursos televisivos de preguntas y respuestas. Tan solo un año después de su estreno, alcanzó su máxima audiencia, igualando la del funeral de Lady Di. 19 millones de británicos se habían enganchado a un fenómeno que acabaría por extenderse a más de 120 países de todo el mundo. En España también tuvo mucho éxito, la versión presentada por Carlos Sobera alcanzaba en el año 2000 un 25,3% de cuota de pantalla.

El show vivió su mayor escándalo en 2001, cuando Charles Ingram, el tercer ganador del premio final del programa (1 millón de libras), fue denunciado a la policía por la productora. Los miembros del equipo consideraban que había ganado haciendo trampas, eligiendo su respuesta en el momento en que su mujer o un compinche entre el público tosían al escuchar la opción correcta. En aquel momento daría comienzo a un proceso judicial de lo más rocambolesco y que se retrata con gran veracidad en la miniserie ‘Quiz’.

Desde el comienzo de la serie, la narración plantea una serie de dilemas a los que debe hacer frente el espectador: ¿hacer trampas en un concurso televisivo se considera un robo?, ¿es posible demostrar si alguien conoce o no la respuesta a una pregunta de cultura general?

Fotograma de ‘Quiz’ | Foto: cedida Movistar+.
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Si uno se fija en los implicados en esta serie, podría pensar que la historia que le van a contar va a estar sesgada, ya que está realizada para su emisión en la propia ITV, la cadena que retransmitía el concurso. De su emisión en EE.UU se ha encargado el canal AMC, perteneciente a la distribuidora Sony, empresa que posee hoy en día los derechos del concurso.

Sin embargo, la serie trata a los Ingram con respeto, en especial al personaje de Charles, y deja que sea el espectador el que decida a quién creer o, al menos, si se puede calificar como crimen lo que hicieron los Ingram.

La creación del formato ‘¿Quién quiere ser millonario?’

La serie se basa en una obra de teatro escrita por James Graham, que aquí ejerce de guionista, adaptando su propio relato. Graham explicó en Deadline que la única persona con la que habló cuando escribió su obra de teatro fue con el creador del programa, Paul Smith (interpretado en la serie por Mark Bonnar).

Aunque para la creación de la serie, el escritor y la productora Alice Pearse se reunieron con la productora ejecutiva Claudia Rosencrantz (Aisling Bea) y el director de programas de ITV, David Liddiment (Risteard Cooper) para situar correctamente sus puntos de vista en la trama. Ambos reconocieron estar en desacuerdo sobre parte de la trama, ya que siguen creyendo firmemente en la culpabilidad del matrimonio Ingram. El escritor también se citó con los Ingram en varias ocasiones.

Según explican los autores de la serie, el proceso de creación del programa fue bastante similar a como se relata en la serie, con la salvedad de que Paul Smith ya intentó vendérselo en 1995 a la cadena, sin éxito. Smith cuenta en una entrevista en MoneyWeek que el director de programas de entonces le dijo que «los espectadores no quieren ver a otra gente ganando montones de dinero».

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Fotograma de ‘Quiz’ | Foto: cedida Movistar+.

Cualquiera que haya visto la versión española del programa podrá reconocer el plató, la música o el grafismo del concurso. La productora, Alice Pearse econoce en Deadline que, gracias a que Sony estaba detrás de la adaptación de esta historia, puedieron acceder a todo ese material y recrear el plató original en un set. Les cedieron incluso los efectos de iluminación originales.

Los creadores explican que acercaron todos los elementos del plató para reducir su tamaño. El espectador no lo aprecia, pero los actores están más cerca unos de otros de lo que deberían, dando lugar a planos más cerrados que incrementan la tensión de lo que sucede en escena.

El complot para llegar al programa

La serie, que puede verse en Movistar+, tuvo un enorme éxito en su emisión original en Reino Unido. Un logro que puede entenderse por la fama que tuvo el concurso en el país en su momento, o la relevancia del escándalo que cuenta. Pero otro factor importante para determinar el éxito de crítica y público que ha tenido es que la historia atrapa por lo inverosímiles que resultan situaciones como, por ejemplo, la existencia de ‘El Sindicato’, una organización de aficionados a los concursos televisivos que se asoció para ayudar a sus miembros a entrar en el concurso.

El nombre real que Paddy Spooner (Jeremy Killick) le puso a este grupo fue ‘El Consorcio’. Su modo de acción para infiltrar a sus miembros en el programa así como la sala secreta a la que se dirigían las llamadas del ‘comodín del público’ son reales. Tal y como se revela en la serie, cerca del 10% de los premios otorgados en la historia del concurso se consiguieron a través de este método.

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El guionista, James Graham cuenta que querían «mostrar a estas personas con sus cardigans y blocs de notas y presentarlos como espías de Misión Imposible realizando una increíble atraco a la cámara acorazada de un banco, pero sustituyendo el rápel y las armas por respuestas a preguntas».

Graham explica que la escena en la que el creador del programa, Paul Smith se reúne con Paddy Spooner, el fundador de ‘El Sindicato’ es ficción, aunque ambos se conocieron en 2019 y, tal como sucede en la serie, se reconciliaron.

Los Ingram: ¿ganadores o estafadores?

En declaraciones a la prensa, el guionista James Graham cuenta que, basándose en cómo cubrió la prensa el juicio del Sargento Ingram, no dudó ni por un instante que el matrimonio era culpable. Sin embargo, Graham explica que, cuando los periodistas James Plaskett y Bob Woffinden escribieron un libro sobre el tema llamado ‘Bad Show’ encontró información nueva y otros puntos de vista que sugerían la posibilidad de que las posibles trampas de los Ingram no fueran tan claras.

Tanto Charles como Diana Ingram fueron condenados a pagar 70.000 libras cada uno, entre multas y costas del juicio. Además, Charles fue obligado a dimitir del Ejército. Ambos mantienen su inocencia a día de hoy.

Tecwen Whittock, su presunto cómplice, fue sentenciado a pagar 17.500 libras. Whittock dejó su trabajo en la universidad y, al contrario que el matrimonio, no ha intentado apelar el veredicto. La serie expone los hechos sin entrar a valorar si fueron culpables o no, dejando que sea el espectador quien decida.