Nomadland llega brevemente al cine como una fuerte candidata a los Oscar —con seis nominaciones incluyendo mejor película, dirección y guion— tras alzarse con el Globo de Oro a mejor película y mejor dirección. Los suscriptores de Disney+ podrán verla en la plataforma tan solo 4 días después de la ceremonia de los Oscar. ¿Qué tiene Nomadland de historia real? Te lo contamos:
La película de Searchlight Pictures adapta libremente Nomadland: Surviving America in the 21st Century, libro de no ficción que Jessica Bruder publicó en 2017 acerca de los nómadas modernos: Un millón de estadounidenses que viven en sus propios vehículos, según cifras que la Asociación de la industria de vehículos recreativos estadounidense ofrece a The Washington Post.
La periodista pasó un tiempo conviviendo con los nómadas para dar forma a una serie de reportajes de gran extensión que, inicialmente, vieron la luz en Harper’s Magazine en 2014. La significancia del relato acabó derivando en un libro relata las vivencias de una serie de personas de clase media que jamás hubieran pensado que su vida acomodada podría dar un vuelco como este.
Pone de relieve, tal y como se hace eco EFE, el caso de un exdirector artístico de una agencia publicitaria de 62 o de una experiodista radiofónica de 77 que ahora viven con la casa a cuestas. El libro, publicado en 2017, tuvo un gran reconocimiento en EE.UU y ha sido comparado con Las uvas de la ira, de John Steinbeck.
La actriz protagonista, también productora del film, Frances McDormand quiso llevar el libro de Bruder a la gran pantalla y eligió para ello a la directora de The Rider, Chloé Zhao. Gracias a Nomadland, Zhao se ha convertido en la segunda mujer cineasta en ganar un Globo de Oro.
Su saber hacer tras las cámaras ha hecho que la directora china pase de manejar un presupuesto de 5 millones de dólares a estar al frente de la próxima superproducción de Marvel, Eternals, con estrellas como Angelina Jolie, Richard Madden o Kit Harington al frente del reparto.
Empire, el pueblo fantasma
En 2011, a causa de la crisis económica, USG Corporation, una empresa estadounidense dedicada a la producción de materiales de construcción, cerró la planta de extracción de yeso que tenía en el pequeño pueblo de Empire, en el desierto de Black Rock, en Nevada, donde la compañía empleaba a 100 trabajadores.
Como la ciudad más cercana, Reno, se encontraba a 160 kilómetros, la empresa construyó Empire para que sus empleados y sus familias vivieran allí. Así que, al cerrar la fábrica, los trabajadores no solo perdieron su empleo, sino también su hogar. En un pueblo en medio del desierto, en el que casi todos los empleos dependían de esta planta, ya no había futuro. Ni presente. La gente se marchó, y de Empire no quedó ni el código postal.

USG Corporation reabrió parcialmente la planta en 2016, empleando a algunos de los pocos residentes que aún permanecían en Empire porque no tenían adónde ir. Para otros, como Fern (Frances McDormand), ya era tarde. La mujer de 61 años tenía una casa en Empire y una vida junto a su marido, pero al morir este a causa de un cáncer, ya no le quedaba nada, solo una furgoneta en la que dormir. Fern pasó de vivir en mitad de la nada, a vivir en todas partes: se convirtió en una nómada moderna.
La vida de los nómadas
En realidad, Fern es un personaje ficticio, pero que pone de relieve la realidad que viven un millón de estadounidenses. Algunos, por elección; la mayoría, como la única salida posible a la sacudida que la crisis de 2008 supuso en sus vidas. Gran parte de estos nómadas modernos que vive en su furgoneta o en su caravana son parte de la generación de los baby boomers o, incluso, aún mayor.
“Somos una familia de cuatro personas redefiniendo lo que significa el Sueño americano. Es la felicidad, no una casa de cuatro habitaciones con dos coches en el garaje”, explicaba en 2018 el nómada Robert Meinhofer a The Washington Post.
A pesar de su austero modo de vida, estos nómadas siguen necesitando ingresos con los que pagar por su alimentación y otros productos de necesidad básica, pero, sobre todo, necesitan dinero con el que pagar el combustible con el que seguir recorriendo el país.

Mientras que alguno de los más acomodados que ha elegido disfrutar de este estilo de vida, puede teletrabajar desde su autocaravana; otros sobreviven a base de encadenar trabajos temporales como personal de limpieza en las zonas de acampada, empleados en granjas o viñedos, como vigilantes de parques naturales o, incluso, en compañías como Amazon que, como puede verse en la película, tienen programas específicos de reclutamiento de nómadas para el refuerzo de la campaña de invierno.
«Se tiene la impresión de que no tenemos hogar, que somos vagabundos y no tenemos un lugar seguro al que regresar», explicó la nómada Shay Martínez-Machen a CNBC. “Pero mis hijos están aquí conmigo. Mi casa está aquí. Tengo una cocina, un baño, una cama y un calentador”. La mujer, de 33 años, perdió su trabajo estando embarazada, y decidió echarse a la carretera hace cuatro años.
La historia real de los propios actores de Nomadland
Bob Wells es una de estas personas a las que el sistema capitalista dejó en la estacada. Se convirtió en nómada en 1995, dejando atrás un divorcio y un trabajo que odiaba y con el que apenas conseguía ahorrar 300 dólares al mes. Wells se interpreta a sí mismo en Nomadland o, al menos, a una versión ficcionada de sí mismo, como Charlene Swankie, Linda May y casi todos los secundarios que pueblan la película.
Su nueva vida le dejaba más tiempo para disfrutar de su tiempo y de sus hijos, lo que “ayudó enormemente” a su perspectiva mental de la vida, tal y como reconoce en The Guardian. En 2005 creó un blog para ayudar a quienes quisieran emprender una vida nómada. La web se encabeza con un título que reza “Bienvenido a los mejores años de tu vida”.

Las visitas a la web de Wells se dispararon tras la Gran recesión. De repente, Wells se vio a sí mismo en el centro de una gran comunidad online, así que creó una reunión anual en Quartzsite, Arizona, que, con los años, se ha convertido en un lugar de peregrinaje y de reunión para los nómadas. Insider estima que acuden unos 2 millones de visitantes cada año.
La película incluye una dedicatoria final a “aquellos que tuvieron que marcharse”, pero no trata de ser, exclusivamente, un relato de la crisis económica. Sus poderosas imágenes y la banda sonora de Ludovico Einaudi refuerzan el mensaje que busca dar el film de Zhao: hacer visible lo invisible. Mostrar a aquellos que viven en los márgenes del sistema y, sobre todo, exponer que se puede elegir otro modo de vida. Uno en el que buscar la conexión con la naturaleza y en el que es posible encontrarse a uno mismo, sin interferencias.
Esto de poder echarnos y poder vivir en la carretera nos hace falta legalizar en Europa!!! Que sobre todo en España el estado y sus matones del turno (policía) te criminalizan. Yo propongo elaboración internacional de un pasaporte especial para nómadas!
Es cierto, esa vida solo es factible en un país como América. Aquí en España, para empezar no te dejarían circular con una furgoneta de ese estilo, ni acampar donde quisieras.