El falso documental es un formato que se utiliza en cine y televisión para llevar a cabo una historia que parece real, pero que no lo es, trasladando los códigos de un documental a una obra de ficción. El formato se conoce en inglés con el término mockumentary, que proviene de la mezcla entre los términos ‘mock’ que podría traducirse como ‘imitación’, ‘burla’ o ‘parodia’ y ‘documentary’ (documental).
Mar López Ligero, autora de El falso documental. Evolución, estructura y argumentos del fake explica a Newtral.es que, “para que se lea bien, el espectador debe saber en algún momento que es cómplice y que se trata de un juego. Si no hay complicidad con el público, se queda incompleto. En la parodia es donde más se nota, porque el público sabe a lo que va”, relata la autora, que pone de ejemplo comedias como The Office o Modern Family, series en las que los personajes miran y hablan a cámara.
La guerra de los mundos, el origen contemporáneo del falso documental
Según López Ligero, si uno tuviera que rastrear el origen de este formato, lo encontraría en los inicios del cine. “Pero entonces no eran conscientes, porque no manejaban el lenguaje que manejamos ahora”. Aunque considera que es complicado determinar un primer exponente, “si, desde el punto de vista del espectador de hoy en día, tuviéramos que señalar un origen, sería Orson Welles”, explica la autora, refiriéndose a la retransmisión radiofónica que el futuro cineasta hizo de la obra de H. G. Wells en 1938.
“Lo que diferenciaba a Welles de los demás es que utiliza el formato conscientemente”, explica la autora. Con La guerra de los mundos “coge un informativo y un libro y los fusiona. Traslada de un lado y del otro”. López Ligero cree que la creciente comprensión del público del lenguaje radiofónico posibilitó esta hibridación de formatos: “En los años 30, el público ya está mucho más metido en lo que es el lenguaje informativo”.
La BBC experimentó con el formato en los años 50. El 1 de abril (día de los inocentes en Reino Unido y otros países) de 1957, el programa de documentales Panorama dedicó un reportaje a la “cosecha del espagueti” en Suiza, narrado por el respetado presentador Richard Dimbleby. El vídeo mostraba cómo los suizos recolectaban los espaguetis de los árboles. En aquella época, este tipo de pasta apenas se consumía en Reino Unido, lo que acrecentó la credibilidad de la historia.
Del marketing a la crítica social: por qué se utiliza este formato
El formato ha sido utilizado en el cine de terror como elemento de marketing, para llevar al espectador a las salas movido por la curiosidad. En 1999, El proyecto de la Bruja de Blair se promocionó, especialmente a través de internet, simulando ser una historia real. La película utilizaba la técnica del ‘metraje encontrado’. Estaba grabada ‘cámara en mano’ —estilo que popularizarían más tarde sagas como [REC]— para aportar veracidad. La campaña fue de la mano con el juego que proponía la película: se reportó que los actores se encontraban en paradero desconocido.
“Para evitar la fácil suspensión de la credulidad del espectador, suele resultar efectivo encuadrar las mentiras en un marco verdadero —relata Alberto Nahum García Martínez en La traición de las imágenes: mecanismos y estrategias retóricas de la falsificación audiovisual— Así, se gana la credibilidad del espectador, pues identifica como familiares algunos aspectos que presenta el film”.
“En El proyecto de la Bruja de Blair hicieron algo que en ese momento no se llamaba así que es el transmedia— explica la experta en el formato, Mar López Ligero— Además de la película, crearon páginas web, contaron la historia de la bruja, de cada personaje”.
La autora señala semejanzas entre la promoción de esta obra y la de Holocausto caníbal (1980), la polémica película en la que cuatro documentalistas rodaban un reportaje sobre las tribus del Amazonas que practicaban el canibalismo. La crudeza de sus imágenes, el formato empleado y su censura en algunos países hizo pensar a muchos que se trataba de una película snuff, es decir, que mostraba asesinatos reales. “Era todo marketing para intentar atraer a la gente a verla”, cuenta López Ligero.
La autora señala que, en ocasiones, la elección de este formato solo obedece a un ejercicio de estilo. Los autores de Faking It: Mock-Documentary and the Subversion of Factuality, Jane Roscoe y Craig Hight proponen tres pilares a través de los cuales se puede construir un falso documental: la parodia, la crítica o la deconstrucción.
Mar López Ligero cree que, con la proliferación de bulos que existe hoy en día, la crítica en este formato ha perdido su valor, y que solo quedan las otras dos ramas. “Desde los años 2000 —explica López Ligero— se está trabajando otra: la Historia. La Historia se puede trabajar desde un futurible, desde la anacronía. Creo que es muy divertido y muy útil en algunos casos”.
Cuando el juego deriva en polémica
La autora pone como ejemplo de anacronía Operación Palace, el falso documental que Salvados estrenó en laSexta en 2014 y que ‘ficciona’ los sucesos que desembocaron en el fallido golpe de Estado del 23-F. “Es una película estupenda. Critica no solo a los medios de comunicación, sino también a los periodistas”.
El programa narraba que los sucesos del 23-F fueron un montaje urdido por el Centro Nacional de Inteligencia, el rey, el director de cine José Luis Garci y algunos de los políticos considerados líderes de la transición. El falso documental se convirtió en la emisión no deportiva más vista en la historia de laSexta y convenció a muchos, que lo comentaron en directo en redes sociales.
López Ligero cree que su éxito radicó en que la historia que contaba el especial de Jordi Évole “la hemos oído toda la vida”. El presentador desveló posteriormente que el experimento nació tras ver el falso documental Operación Luna, del canal de televisión francés ARTE que, a través de testimonios de personalidades como Henry Kissinger plantea que la llegada a la Luna fue un montaje dirigido por el cineasta Stanley Kubrick.
Pese al éxito del programa, Évole cree que no hubiera rodado aquel falso documental hoy en día. “En cinco años nos hemos metido en un jardín tan sucio de las fake news que contribuir me hubiera llevado a una meditación diferente a la de entonces, que fue un juego transgresor (…) se hubiera entendido diferente a día de hoy», explicó en un especial de laSexta en 2019.
La experta en el género, Mar López Ligero no cree que fuera irresponsable: “Tenía chascarrillos por medio para que la gente supiera decodificarlo, ¿quién se puede creer que Garci organizó la grabación del 23-F? Quien se crea eso, se podrá creer que las vacunas van a llevar un microchip”. La autora cree que el porvenir del formato pasa por enseñarnos futuros posibles sobre diferentes temas “más que aquellos que documentan la mentira”.
La de Operación Palace no es la única polémica que el formato ha creado en España. En abril de 1991, la desconexión territorial de La 2 en Catalunya interrumpió la emisión de un nuevo programa llamado Camaleó para emitir un especial informativo en el que el presentador anunciaba que se había producido un golpe de Estado en la Unión Soviética y que Mijail Gorbachov había sido asesinado. En realidad, la conexión informativa formaba parte del mismo programa, pero los espectadores se lo creyeron, al ver a Josep Abril, el presentador de L’Informatiu dando la supuesta noticia.
Las líneas del centro territorial en Sant Cugat se colapsaron, tal y como informó El País, mientras el falso informativo continuaba con conexiones con los corresponsales de TVE. El ente público relata que las posteriores emisiones del programa quedaron suspendidas y que la broma le costó el cargo a un alto directivo del centro de TVE en Catalunya.