Hace un año, en Newtral.es nos planteamos averiguar si el cine y las series que llegan a nuestras pantallas asegurando estar basadas en hechos reales, cumplen con lo que publicitan. Ese fue el germen de Fact-Fiction. Una sección en la que también hemos tenido tiempo para hablar de representación LGTBI, del renacimiento del cine musical, de géneros como el falso documental, o de los propios límites de la ficción histórica.
Con la reapertura de cines tanto a nivel nacional como internacional, la primera mitad de 2021 ha ido recuperando, poco a poco, la normalidad previa a la pandemia. Los espectadores están volviendo a los cines y, con ellos, grandes estrenos como Expediente Warren o Nomadland, que estaban guardados en un cajón, han visto por fin la luz.
La televisión y las plataformas de streaming también han recuperado los rodajes y el ritmo de estrenos, y esta temporada hemos podido ver ficciones destacadas como It’s a sin o La madre del blues. Este es un repaso de algunas de las películas y series que hemos “verificado” desde que comenzó el año.
Expediente Warren: La verdadera historia del caso Obligado por el demonio
En la tercera entrega de Expediente Warren —que lleva el sobrenombre de Obligado por el demonio— el matrimonio de demonólogos se enfrenta al caso de Arne Cheyenne Johnson (Ruairi O’Connor), un joven que encara la pena de muerte tras haber asesinado a su casero, Alan Bono. Durante el juicio, Johnson alegó que el diablo le obligó a matar a Bono.
El audio original de un exorcismo puede escucharse durante los títulos de crédito, siendo la única prueba “real” que el espectador podrá encontrar en una película sobre posesiones demoníacas que se vende como una historia basada en hechos reales. Este exorcismo se corresponde con el que el matrimonio Warren habría presenciado días antes de que Johnson asesinase a su casero.
La persona sometida al exorcismo era David Glatzel, un niño de tan solo 11 años. Arne Johnson, pareja de la hermana de David estaba presente y, según relató entonces The Washington Post, le habría pedido al demonio que dejase al niño y le poseyera a él. Johnson asestaría varias puñaladas a su casero días después, gruñendo como un animal, según testigos. Al parecer, el joven estaba celoso y borracho y se puso furioso cuando Bono impedía a su novia irse de una fiesta.
La policía lo consideró un homicidio corriente resultado de una discusión, el juez desestimó el alegato de posesión y Johnson fue declarado culpable de homicidio involuntario. Nunca se reportaron más episodios de posesión en la vida de Johnson, mucho menos durante su estancia en prisión, como sugiere la película.
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It’s a sin: El estigma de ser seropositivo
La serie de HBO contaba con crudeza cómo vivió la sociedad británica la aparición de lo que se denominó despectivamente como cáncer gay porque se diagnosticó, primero, en personas homosexuales.
Los personajes que pueblan la serie son ficticios y están vagamente basados en personas del entorno del creador de la serie, Russell T. Davies. El guionista reconoce en declaraciones a la prensa que parte de la serie es autobiográfica y que quería homenajear a las personas que había perdido en aquella época a causa de la enfermedad.
El personaje de Jill (Lydia West) está basado, de hecho, en una amiga suya, Jill Nader que, además, interpreta a su madre en la serie. Lo que no es ficción en la serie es la reacción de la sociedad ante esta epidemia. Una situación que en España no fue muy diferente y que relatamos en Fact-Fiction a través de varios testimonios.
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Akelarre: feminicidio inquisitorial en el País Vasco
En 1609, Lapurdi, región que hoy se ubica en el País Vasco francés, vivió la llegada del perverso juez Pierre de Lancre, miembro del Conseil d’État del rey Enrique IV de Francia y a quien este mandó investigar la brujería en aquella región. El juez gozó de plenos poderes, amparado en una motivación religiosa y moral y, en solo cuatro meses, interrogó a centenares de personas y mandó a la hoguera a cerca de 60 por supuestos actos de brujería.
El director de Akelarre, Pablo Agüero, dice haberse basado libremente en Tratado de brujería vasca: Descripción de la inconstancia de los malos ángeles o demonios, obra en la que Lancre plasmó sus vivencias y motivaciones, describiendo toda una serie de ritos que, estaba convencido, realizaban las brujas vascas.
Akelarre traslada esta historia a España y pone a Alex Brendemühl en la piel del inquisidor Rostegui, un ficticio Pierre de Lancre enviado a Euskadi a purificar la región. Obsesionado con las prácticas de brujería y con presenciar un aquelarre, juzga a un grupo de chicas que habían realizado una fiesta en el bosque y trata de obtener una confesión.
La descripción que el guion hace del personaje del juez Rostegui encaja con la personalidad de Pierre de Lancre. En palabras de Jesús M. Usunáriz, catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Navarra, “Lancre se creía, absolutamente, la existencia de las brujas. Lo que relata es lo que él cree. Cree que esas mujeres vuelan, que hacen pactos con el diablo, que se transforman, y las sentencia a muerte. Considera que la justicia española es mucho menos eficaz, o más limitada, y está orgulloso de lo que hace”.
En Fact-Fiction hablamos con catedráticos de Historia, expertos en brujería y en la Santa Inquisición, acerca de los actos de brujería que se llevaban a cabo en España y de los juicios celebrados en la época contra las acusadas de practicarlos.
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Nomadland: la vida sobre ruedas de un millón de estadounidenses
La directora china Chloé Zhao se hizo con el Globo de Oro a mejor dirección y el de mejor película por una historia que adapta un libro de no ficción que la periodista Jessica Bruder publicó en 2017 acerca de los nómadas modernos: Un millón de estadounidenses que viven en sus propios vehículos, según cifras que la Asociación de la industria de vehículos recreativos estadounidense ofrece a The Washington Post.
La protagonista, Fern (interpretada por Frances McDormand) es, en realidad, un personaje ficticio que pone de relieve la situación que viven estos nómadas. Algunos, por elección; la mayoría, como la única salida posible a la sacudida que la crisis de 2008 supuso en sus vidas. Gran parte de estos nómadas modernos que vive en su furgoneta o en su caravana son parte de la generación de los baby boomers o, incluso, mayores.
Mientras que alguno de los más acomodados que ha elegido disfrutar de este estilo de vida, puede teletrabajar desde su autocaravana; otros sobreviven a base de encadenar trabajos temporales como personal de limpieza en las zonas de acampada, empleados en granjas o viñedos, como vigilantes de parques naturales o, incluso, en compañías como Amazon que, como puede verse en la película, tienen programas específicos de reclutamiento de nómadas para el refuerzo de la campaña de invierno.
Los productores de la película contrataron a algunos nómadas para que hicieran de sí mismos y acompañasen al personaje de Frances McDormand en su viaje de autodescubrimiento por los parajes estadounidenses.
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La madre del blues: La historia real de Ma Rainey, la protagonista de la oscarizada película de Netflix
Es el año 1927, y “Ma” Rainey (la nominada al Óscar, Viola Davis) acude con su banda de músicos a un estudio de Chicago (EE.UU). Uno de ellos, el trompetista Levee (Chadwick Boseman), busca un mayor protagonismo y que se reconozca su talento como compositor. Comenzará entonces una serie de enfrentamientos entre los músicos, Ma Rainey, su manager, y el dueño de la discográfica.
Pese a que La madre del blues será recordada como la última película protagonizada por el fallecido Chadwick Boseman —por cuya interpretación logró el Globo de Oro a mejor actor y una nominación póstuma a los Premios Óscar— la historia se centra en la grabación de un disco de Getrude “Ma” Rainey, la mujer que da título al film de Netflix.
Sin embargo, y como sucedía con Una noche en Miami, otra de las películas de la temporada, La madre del blues utiliza un personaje real para relatar una historia ficticia en la que únicamente la música y la existencia de la propia Ma Rainey (y su bisexualidad) no son una invención del guion. En Fact-Fiction ahondamos en la vida de esta artista y en el legado que dejó, así como en los orígenes del blues.
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La increíble historia de la Isla de las Rosas: Cuando un ingeniero creó su propio Estado en aguas internacionales
A 11,6 kilómetros de la costa de Rímini, en Italia, en el mar Adriático, el ingeniero Giorgio Rosa (Elio Germano) edificó en 1967 una plataforma de 400 metros cuadrados que bautizó como la Isla de las Rosas (o el Insulo de la Rozoj en el idioma oficial de la isla, el esperanto).
Rosa defendía que su isla era un Estado de pleno derecho, con lengua oficial, gobierno y moneda y sellos propios. Su experimento sociológico pronto empezó a atraer turismo y el Estado italiano se vio obligado a intervenir.
Nos costaría creer la trama de La increíble historia de la Isla de las Rosas si no nos advirtieran de que estamos viendo una historia real. El film modifica los nombres de algunos personajes y ficciona aspectos de la vida de Girogio Rosa. Sin embargo, acierta en la motivación que llevó a Giorgio a construir la isla: estaba cansado de la burocracia italiana y de no poder “hacer nada que los políticos no quisieran”,
Rosa abrió su isla al público el 20 de agosto de 1967 mientras continuaba con las obras y, para librarse de los problemas burocráticos, declaró su independencia el 1 de mayo de 1968, autoproclamándose presidente de la República de la Isla de las Rosas.
El lugar despertó la curiosidad de muchos locales y turistas, que se desplazaban en barco hasta la isla, donde que Rosa había montado un bar. La “micronación” poseía hasta un himno, el Chor der Norwegischen Matrosen de El holandés errante, de Richard Wagner.
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