En 1983, el cineasta Phillip Kaufman, creador junto a George Lucas de la idea y el guion de En busca del arca perdida (Steven Spielberg, 1981) llevó a la gran pantalla Elegidos para la gloria, el libro de no ficción que el periodista y escritor Tom Wolfe publicó en 1979 acerca de los primeros pilotos en romper la barrera del sonido y de los siete primeros astronautas de la NASA: los Mercury 7.
Casi 40 años después del estreno de esta aclamada película, National Geographic y la productora de Leonardo DiCaprio han retomado el material original de Wolfe para relatar su propia versión de los hechos en una nueva miniserie.
La película de 1983 es fiel en el relato de los hechos históricos y la descripción de los personajes. Chuck Yeager, el primer ser humano en romper oficialmente la barrera del sonido en 1947, dio su aprobación a la misma; así como Tom Wolfe, que realizó una extensa documentación y se entrevistó con los implicados para la elaboración de su libro.
A pesar de cambios en el tono —ya que la serie suprime el escaso humor presente en la película y opta por un enfoque más serio (y a su vez menos patriótico)— los fans de la película de los ochenta comprobarán que, en líneas generales, película y serie van de la mano en lo argumental y, por lo tanto, en la verosimilitud del relato. Sin embargo, cuenta con una gran diferencia: la omisión del personaje de Chuck Yeager.
Yeager (interpretado por Sam Shepard en la cinta original) no fue considerado para formar parte del programa Mercury por su falta de estudios universitarios, y la serie arranca en 1959, con el reclutamiento de los Mercury 7. El Proyecto Mercury sería el programa que serviría de base para Gemini y Apolo, siendo este último el que pondría al ser humano en la Luna en 1969.
La carrera espacial como origen del Programa Mercury
En plena Guerra Fría entre la Unión Soviética y los Estados Unidos, la URSS lanzó al espacio el primer satélite, el Sputnik en octubre de 1957. Tan solo un mes después, lograron poner en órbita al primer ser vivo terrestre, la perra Laika. Estados Unidos iba perdiendo la carrera espacial.

En 1958, el presidente Eisenhower puso en marcha para este fin la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA), una agencia civil que absorbería al Comité Asesor Nacional para la Aeronáutica (NACA). Debido a su disciplina, a su lealtad a la nación y a la capacidad para sacrificar sus vidas en caso necesario, el presidente dictaminó que solo los pilotos de prueba del Ejército podrían ser elegibles para el programa espacial.
El sacrificio al que se refería Eisenhower no era una mera forma de hablar. Según la biografía de Neil Armstrong escrita por James R. Hansen, tan solo en 1952 fallecieron 62 pilotos de pruebas en la base aérea Edwards de la NACA.
Tras examinar los registros de servicio de 508 pilotos, la NASA elaboró un listado con los mejores y envió 110 cartas a aquellos que consideraron aptos. Las pruebas que se realizaban a los candidatos a entrar en el programa espacial eran tan duras y extravagantes como las mostradas en película y serie. Se desconocía con exactitud lo que un ser humano tendría que resistir en el espacio y a qué podría enfrentarse a nivel psicológico en caso de que algo fallase.
La serie también habla de la existencia de las Mercury 13. Un grupo de 13 mujeres que se sometieron a las mismas pruebas y entrenamientos que los hombres, pero que no llegaron a participar en misiones espaciales al carecer de experiencia de vuelo como la que tenían los pilotos y del apoyo de la NASA.
Pilotos convertidos en estrellas de rock
La serie centra la historia en torno a tres pilares: la carrera espacial propiamente dicha y el “viaje” que emprenden estos astronautas, la relación que tienen estos con sus respectivas familias, y el tratamiento que los medios de comunicación realizaron sobre el programa espacial.

Una vez seleccionados, los siete astronautas que formaron el Programa Mercury se convirtieron en celebridades en cuestión de días. Vestían como civiles, no como militares, y fueron admirados como héroes y aclamados como estrellas del rock. Esta situación contrastaba con el secretismo inicial que vivió en sus carnes Chuck Yeager, a quien inicialmente se le negó el reconocimiento de haber roto la barrera del sonido al considerarlo un logro clasificado como alto secreto
El Programa Mercury fue ampliamente difundido en los medios de comunicación. Los estadounidenses estaban interesados en saber quiénes eran. El acuerdo de exclusividad que la revista LIFE firmó con la NASA se extendió a las mujeres de los mismos, a quienes la revista dedicó una portada tan solo una semana después de perfilar a sus maridos en un reportaje.
La NASA estaba interesada en que los astronautas dieran una imagen pública ejemplar de cara a conseguir que la agencia ganase notoriedad y a mantener la financiación para el programa. Un hecho que generó problemas entre los propios miembros del proyecto. En un encuentro virtual organizado por Disney+ para la presentación de la serie, el astronauta de la NASA, Michael López Alegría, comentó que la competitividad que refleja la serie entre los astronautas de la Mercury «es muy real a lo que pasó en aquella época».
La serie refleja esta competitividad poniendo el foco en la relación entre John Glenn y Alan Shepard y que se ejemplifica, también, a través de dos estilos de vida muy distintos: mientras que Shepard se mostraba arrogante y era más despreocupado, Glenn trataba de mantener una imagen pública más moralista conservadora y no buscaba el disfrute que podía otorgarle la fama.
La mujer de Glenn, Annie era tartamuda. El momento en que Glenn no permitió que el vicepresidente Lyndon B. Johnson visitase su casa rodeado de cámaras, debido a la inseguridad que esta situación provocaba en su mujer, sucedió en la vida real. Tras ser el primer estadounidense en orbitar alrededor de la Tierra, John Glenn se retiró de la NASA en 1964.

El legado de los Mercury 7
A lo largo de dos años, se efectuaron seis vuelos tripulados con éxito. Gordo Cooper se convertiría en el primer estadounidense en volar por el espacio durante más de un día, y en el último en hacerlo solo. El Proyecto Mercury sirvió para que la NASA confirmase que era posible enviar seres humanos al espacio, pero la ambición se tornó en llegar a la Luna. Una vez Kennedy anunció el plan de enviar al hombre a la Luna y retornarlo sano y salvo a la Tierra, la NASA centró sus esfuerzos en los programas Gemini y Apolo, clausurando el Mercury.
Gus Grissom participaría en el programa Apolo, pero perdió la vida en la primera misión del programa tras producirse un incendio en la cabina durante una prueba del Apolo 1. Por otro lado, Alan Shepard también participó en el programa, llegando a comandar la misión Apolo 14 y convirtiéndose en la quinta persona en caminar por la superficie lunar.