‘El caso Fischer’: El ‘biopic’ sobre el campeón de ajedrez que inspiró ‘Gambito de dama’

Bobby Fischer durante una entrevista en 1972 | Archivo Nacional de los Países Bajos
Tiempo de lectura: 6 min

Desde que Netflix estrenase Gambito de Dama en octubre de 2020, el interés por el ajedrez ha experimentado un crecimiento. Según reportó en diciembre The New York Times, eBay ha vendido un 215% más de tableros respecto del mismo periodo del año pasado; y la juguetería Goliath Games experimentó una subida del 1.000% de las ventas. El comparador de búsquedas de Google, también muestra cómo ha crecido el interés en este deporte desde octubre.

Publicidad

Pero la enigmática historia ficticia de Elizabeth Harmon (Anya Taylor-Joy) no hubiera existido de no ser por la figura de Bobby Fischer, el campeón mundial de ajedrez estadounidense, en la que Gambito de dama se inspira libremente. El cineasta Edward Zwick (El último samurái, Diamante de sangre) llevó su vida a la pantalla en 2014 en El caso Fischer con bastante verosimilitud.

Tobey Maguire se puso en la piel de este excéntrico jugador de ajedrez en una historia que relata su niñez y juventud, pero se centra en la partida que lo condecoró como campeón del mundo, al derrotar al campeón soviético Boris Spassky en 1972. La cinta no indaga en las polémicas que acompañaron al jugador durante los últimos años de su vida.

El FBI espió a Bobby y a su entorno durante décadas

Fischer fue un adolescente prodigio, tal y como lo retrata la película. Empezó a jugar al ajedrez a los 6 años y su obsesión por este juego le llevó a ser la persona más joven en ganar el campeonato estadounidense en 1958, a los 14 años. Aquel año, el joven Fischer también viajó a Moscú, y en el FBI existía la preocupación de que los soviéticos tratasen de reclutar a Bobby.

Publicidad

En 2002, el FBI desclasificó un documento de 750 páginas en las que se probó que vigilaron a la familia Fischer desde la década de los 40 hasta los años 70. Los agentes sospechaban que la madre de Bobby, Regina (Robin Weigert en la película), fuera una espía soviética por sus simpatías con el comunismo.

Regina, además, había estudiado medicina en la URSS, y su exmarido Hans-Gerhardt Fischer, con el que se casó en Moscú, luchó en la Guerra Civil Española contra el bando fascista. No está claro si Gerhardt Fischer fue el padre de Bobby, o si este fue un amigo húngaro de Regina, Paul Nemenyi, con quien había tenido una aventura y a quien el FBI también siguió la pista. The Washington Post revela que Nemenyi pagó por la enseñanza del chico y puso una queja a los servicios sociales acerca de la forma en que Regina le estaba educando.

Pero, aunque de forma privada se le vigilase, de forma pública se intentó vender a Fischer como un icono de la Guerra Fría. De hecho, el título original de la película, Pawn sacrifice (El sacrificio del peón) hace referencia a lo que simbolizan tanto Fischer como Spassky para sus respectivos gobiernos.

Tal como relata JotDown en un extenso reportaje sobre Fischer, los ajedrecistas eran auténticos ídolos en la URSS y, hasta entonces, ni un solo jugador occidental había conseguido llegar a una final mundial. La llamada de Henry Kissinger, el entonces secretario de estado de Richard Nixon, para que Fischer no abandonase Islandia y jugase el campeonato con final contra Spassky fue real. Tras su victoria contra el soviético en 1972, Fischer no volvió a participar en una competición oficial y prácticamente se retiró de la vida pública.

La película finaliza con unos créditos que aseguran que la sexta partida del campeonato se sigue considerando la mejor de la historia, pero no todos los expertos en este deporte están de acuerdo: “Los movimientos no fueron tan notables (…) No fue una gran partida. No fue la mejor partida que se jugó en ese campeonatorelata en npr el gran maestro estadounidense de ajedrez Andrew Soltis— Los ajedrecistas probablemente se den cuenta de ello, aunque el público en general lo disfrutará”.

Publicidad
Bobby Fischer jugando una partida en Leipzig, República Democrática Alemana (RDA) en 1960 | Archivo Federal de Alemania

Soltis cree que la base de la película es el papel de Fischer como icono estadounidense de la Guerra Fría y que, por tanto, la cinta utiliza este campeonato como clímax final al igual que otras películas deportivas como Karate Kid o Rocky. Sin embargo, el experto cree que el error del film es situar a un personaje tan antipático como protagonista, ya que resulta más sencillo empatizar con su rival.

Se sospecha que Fischer padecía alguna enfermedad mental, pero nunca fue diagnosticado

Las excentricidades que señala la película, como la distracción que supone para Fischer la luz de la sala, o el ruido que hacen las cámaras sucedieron en la vida real. Aunque diferentes psicoanalistas, estudiosos del comportamiento de Fischer, consideran que el campeón pudo haber sufrido esquizofrenia, síndrome de Asperger o un trastorno paranoide de la personalidad, Fischer nunca fue diagnosticado oficialmente de ninguna enfermedad mental.

Bobby Fischer fue siempre un personaje polémico. Su madre era judía, pero eso no le impidió convertirse en antisemita e, incluso, llegar a negar la existencia misma del Holocausto, exterminio que calificó como “una invención para hacer dinero” en una entrevista concedida a una radio filipina en 2001. The Atlantic destaca que ese mismo año, aplaudió los ataques del 11 de septiembre llegando a decir que quería “ver aniquilados a los Estados Unidos”.

Su pulso con el país que le vio nacer comenzó en 1992. Las Naciones Unidas habían impuesto restricciones al comercio con la República Federal de Yugoslavia como sanción a su intervención en la guerra de Bosnia, pero Fischer acudió al país a jugar un enfrentamiento no oficial con Boris Spassky cuyo premio era de 5 millones de dólares para el ganador.

Publicidad