Los líderes de la extrema derecha europea aplaudieron a la candidata ultraderechista Marine Le Pen de cara a la segunda vuelta de las elecciones francesas, como Santiago Abascal, que la felicitó a través de su cuenta de Twitter, o Geert Wilders, el líder del Partido por la Libertad de Países Bajos (PVV). El respaldo entre las formaciones europeas de extrema derecha también quedó retratado en la cumbre celebrada en enero en Madrid.
La mayoría comparten en su ideario la reivindicación de la identidad nacional y la familia. Además del escepticismo hacia la Unión Europea (UE), el rechazo a la inmigración o la reticencia a defender el cambio climático.
Pero también hay grandes diferencias o adaptaciones del discurso dependiendo de la situación de cada país, por ejemplo en cuanto al feminismo. Incluso, en cuestiones como la invasión de Rusia a Ucrania, difieren radicalmente.
Guerra de Ucrania: a favor o en contra de Putin, primer desencuentro entre Hungría y Polonia
Desde que se inició la invasión de Rusia a Ucrania los partidos de extrema derecha europeos están “en una posición incómoda”, como explica Jorge Tamames, investigador del Real Instituto Elcano y “hace que estén divididos”, como añade Héctor Sánchez, investigador del Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB).
“Para muchos de estos partidos Vladímir Putin es un ejemplo de lo que les gustaría implantar en otros países, un régimen iliberal y ultraconservador. Pero luego hay países que por especificidades nacionales, como Polonia, están totalmente en contra de lo que representa Putin y el expansionismo ruso. Se junta una dinámica ideológica con la identidad nacional”, afirma Tamames.
Esto establece dos bloques tradicionales entre los partidos de la extrema derecha europea: los prorrusos y los que han estado siempre en contra de Putin. En el primer grupo se encuentran la Liga de Salvini en Italia, Reagrupación Nacional en Francia, la extrema derecha en Austria y Alemania, o Viktor Orbán, de Fidesz, en Hungría. No obstante, desde el inicio de la guerra han intentado desvincularse del conflicto. En concreto, Salvini ha eliminado de sus redes algunas imágenes en las que aparecía con una camiseta de Putin, mientras Orbán se sumó al resto de países de la OTAN al condenar la invasión rusa.
En el segundo, el máximo exponente es Polonia, donde el primer ministro, Mateusz Morawiecki, ha criticado en Twitter los actos de Putin. De hecho, según Sánchez, esta es la primera vez que Polonia y Hungría “divorcian sus opiniones y su pensamiento político”.
En el caso de Vox, según Tamames, existen estas dos opiniones dentro del propio partido. “Es un tema que se le atraganta a esta familia política, porque es algo que no tienen claro, ni entre los partidos, ni dentro de las propias formaciones”.
Restricción de la inmigración, en el ADN de la extrema derecha
Limitar la inmigración es una cuestión transversal en todos estos partidos políticos. Pero la extrema derecha europea rechaza, sobre todo, aquella inmigración que viene de lugares como el norte de África o del sur de Asia. “Esto tiene un componente claramente xenófobo y racista, ya que tienen un aspecto diferente a los europeos”, explica Tamames.
Por ejemplo, el partido portugués de ultraderecha, Chega, insiste en sus redes en este discurso: “Chega siempre pondrá a los portugueses primero. Estamos en contra del reemplazo demográfico que se está orquestando en Europa… ¡Defendemos una política de inmigración con control y selectiva a los que vienen a aportar al país!”.
También el líder del PVV de Países Bajos, Geert Wilders, con mensajes que diferencian a los inmigrantes en dos grupos, los occidentales y los que no lo son. Además, promueve el discurso islamófobo, igual que Le Pen en Francia.
Sánchez explica que, aunque ninguno de estos partidos se declara abiertamente antiinmigración, sus propuestas y discursos van en esa dirección. El investigador del CIDOB pone de ejemplo el partido de extrema derecha alemán, Alternativa por Alemania (AfD). “La AfD comenzó siendo una formación en contra de la Unión Europea, pero tras la crisis de los refugiados cambiaron su discurso a uno directamente anti refugiados y antiinmigración. También el Partido por la Libertad (PVV) de Países Bajos, que son islamófobos”.
La instrumentalización del movimiento feminista y de la lucha LGTBI por la extrema derecha europea
Tamames asegura que la estrategia de Le Pen ha cambiado en estas últimas elecciones. Su nuevo lema es ‘Mujer de Estado’ y afirma defender una candidatura feminista. “En vez de ir de forma frontal, se pone de perfil en cuestiones como el matrimonio entre personas del mismo sexo, o directamente instrumentaliza el movimiento feminista y lo emplea para fomentar su islamofobia”, como explica Tamames.
La campaña de Le Pen abre una brecha entre la posición de la extrema derecha europea con respecto al movimiento feminista y el colectivo LGTBI. De nuevo, se forman dos bloques: aquellos partidos que instrumentalizan las luchas en su beneficio político y los que se oponen a ellas. El investigador explica que Le Pen usa el feminismo para “hacer una defensa de la plataforma central del partido, que es el mensaje antinmigración”, y no tanto para defender la emancipación de la mujer.
No obstante, hay partidos de extrema derecha en Europa, como Vox, que son abiertamente antifeministas, como asegura Tamames. Otros, como el partido de la Ley y Orden (PiS) en Polonia, que defiende zonas del país autoproclamadas “libres de personas LGTBI”, o han aprobado una ley más restrictiva sobre el aborto. También Hungría con su ley anti LGTBI o las propuestas de partidos como Alternativa por Alemania (AfD), que recogen en su programa que “la ideología de género es anticonstitucional” y que “hay que defender la familia tradicional”.
Los partidos euroescépticos han suavizado su discurso en los últimos años
Es en las cuestiones culturales en las que hay más homogeneidad entre estos partidos, donde realmente se distinguen son, por ejemplo, en cómo ven la Unión Europea. Aun así, cada vez hay una mayor uniformidad, como asegura Sánchez.
La extrema derecha europea ha ido variando su discurso con respecto a la Unión Europea en los últimos años. Esto se ve en los grupos del Parlamento Europeo. Por un lado están los Conservadores y Reformistas, con partidos como Vox y PiS y por otro están los del grupo Identidad y Democracia, con Reagrupamiento Nacional, la Lega o AfD.
El primer grupo defendía reformar la UE para dar más peso a los Estados a través de renacionalizar algunas de las competencias. Pero, tal y como explica Tamames, el otro grupo “eran directamente eurófobos”. “Esto en los últimos años ha cambiado bastante porque los partidos del segundo grupo han visto que las formaciones parecidas a ellos están ganando suficiente peso como para poder plantear reformar la Europa a su gusto y semejanza. Han aparcado sus elementos más antieuropeos o euroescépticos”, afirma Tamames.
Del “no existe el cambio climático” al “existe, pero las renovables no son el futuro”
“En líneas generales se puede decir que la extrema derecha europea ha pasado de un negacionismo duro del cambio climático a un negacionismo más suave, y no solo ellos, también el partido Republicano estadounidense”, asegura Tamames.
El cambio climático plantea incomodidades en estos partidos. Las herramientas que existen para combatirlo requieren la subordinación de los mercados a necesidades de sostenibilidad social. A eso hay que añadirle un formato de cooperación internacional muy multilateral, donde los Estados renuncian a parte de su soberanía para establecer metas comunes, como explica el experto.
Además, entran en juego los modelos energéticos de los países. Por ejemplo, Francia emplea gran cantidad de energía nuclear, y Polonia lo hace con el carbón. Para Sánchez, el caso de Polonia es significativo: “La transición energética tiene un precio, y Polonia no quiere pagarlo”.
La defensa de la energía nuclear por la extrema derecha europea
Sobre el auge de la defensa de la energía nuclear por estos partidos, como Vox o AfD (Alemania), Tamames asegura que “tiene más que ver con una estrategia para minar las posiciones progresistas con un discurso supuestamente concernido con el impacto del cambio climático”. “Es más una especie de intento de llevar el tema de la transición energética al terreno de las batallitas culturales, que es un terreno en el que la extrema derecha suele estar cómoda”.
De hecho, el eurodiputado de Vox Jorge Buxadé se refirió a las políticas para disminuir el cambio climático como el “fanatismo climático de Greta Thunberg” en una rueda de prensa del 18 de abril (minuto 18:30).
Ultraliberales o intervencionistas: los dos modelos económicos de la extrema derecha europea
De nuevo, pero esta vez con su modelo económico, existen discrepancias entre los partidos de extrema derecha europeos. Por un lado están aquellos que defienden un liberalismo radical, como Vox, y por otro están los que defienden un intervencionismo económico selectivo. Por ejemplo, Francia, Polonia o Hungría. El investigador del Real Instituto de Elcano lo define como “chovinismo del bienestar». Es decir, “un estado del bienestar pero solo para los nacionales”.
Ese intervencionismo se puede ver en políticas públicas para fomentar la natalidad o la defensa de la familia tradicional, como en el programa del PiS de Polonia.
“No obstante, ninguno de ellos tiene una agenda económica que plantee una redistribución económica de la riqueza hacia abajo, por mucho que intenten vender esa idea”, explica Tamames.
Fuentes
- Tuit de Santiago Abascal felicitando a Marie Le Pen
- Twitter de Geert Wilders, líder de Partij voor de Vrijheid (PVV)
- Declaraciones del eurodiputado de Vox Jorge Buxadé el 18/04/2022
- Hungría – programa electoral de Fidesz
- Polonia – página web de Prawo i Sprawiedliwość (PiS)
- Austria – programa electoral de Freiheitliche Partei Österreichs (FPÖ)
- Francia – programa electoral de Rassemblement national y Marine Le Pen
- Portugal – programa electoral de Chega!
- Alemania – programa electoral de Alternative für Deutschland (AfD)
- Países Bajos – programa electoral de Partij voor de Vrijheid (PVV)
- Jorge Tamames, investigador del Real Instituto de Elcano y doctorando en Ciencia Política
- Héctor Sánchez Margalef, investigador del Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB)
El discurso de siempre. Evitando la palabra EEUU que es la madre del cordero y el asunto del grado de privatizaciones. Parece que todo atiende a un esquema donde se evitan esos asuntos y los de las alianzas internacionales. Pero igual con la izquierda. La incomplentitud y contradicciones de los Monedero hasta causa rusa. Esto está mal y esto también, y yo no doy soluciones.