PÓDCAST | La especie que triunfó jugando con fuego: muerte y evolución imperfecta, con María Martinón-Torres

Evolución y Homo imperfectos con María Martinón-Torres | M.V.
Evolución y Homo imperfectos con María Martinón-Torres | M.V.
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Mientras contábamos las olas, descubrimos que los sapiens somos una especie con una relación singular y muy muy antigua con la muerte. Somos un animal que sabe que va a morir un día. Somos humanos, en buena medida, porque sabemos que nuestros días están contados. Eso nos llevó a ser sociales y al cuidado mutuo. Además, la evolución se guardó un as en la manga. ‘Inventó’ las abuelas (o lo que es lo mismo, una fertilidad acortada y un alargamiento de la vida).

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La evolución no nos trajo abuelas (y abuelos) para ser niñeras, sino para transmitir conocimiento con perspectiva. Eso nos ha permitido vivir más y aprender a enfermar. Charlamos de los Homo imperfectus con María Martinón-Torres (directora del CENIEH), codescubridora del primer enterramiento sapiens de un niño, en África en 2021. Y también, este 2022, participante del hallazgo de una mandíbula en Atapuerca que nos servirá para poner cara al europeo más antiguo de una especie por definir.

Autora de Homo imperfectus (Destino, 2022), repasamos en este episodio del pódcast Mientras contábamos las olas cómo la imperfección nos ha definido como especie. Ha sido un pequeño gran éxito de la evolución. Somos vulnerables. Pero “hemos salido adelante jugando con fuego. Escogimos una manera de vivir como primates sociales, poniéndonos en riesgo, siendo vulnerables”, dice esta médica con pacientes de miles de años. “Pero la evolución tenía el as en la manga de no estar solos”.

María Martión-Torres, directora del CENIEH, frente al Museo de la Evolución en Burgos | M. Viciosa
María Martión-Torres, directora del CENIEH, frente al Museo de la Evolución en Burgos | M. Viciosa

La evolución nos hizo salir adelante jugando con fuego

Hacemos este pódcast desde un parque infantil. La infancia humana es un milagro aparentemente inútil de la evolución. ¿Por qué alargarla tanto, con un añadido de adolescencia en que todo se revoluciona y hasta nos podemos en riesgo? “Porque nos permite innovar. Y lo hacemos con una red de seguridad. Nuestro grupo. La idea es que no estamos solos”. En otras especies esto no ocurre. De hecho, no se conocen infancias tan largas ni, sobre todo, adolescencias en otros animales.

“La relación con la muerte desvela los mayores actos de amor de nuestra especie”

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María Martinón-Torres, directora CENIEH

“Hemos añadido años a la niñez. Y a la edad adulta, que tiene un grado de dependencia más allá de la niñez. Hemos sumado tiempo de vulnerabilidad, pero se ha demostrado que nuestra apuesta de evolución fue de éxito, por tener más oportunidad de aprender”. Ahí juegan un papel fundamental esas abuelas.

Para Martinón-Torres, “vivir es un juego de equilibrios. Entre el beneficio y lo perjudicial. Y la naturaleza es poco manirrota. No se va a molestar en aquello que no es esencial. Para la evolución, lo primero es el éxito reproductivo”. Por eso, morir es natural, sale más barato que reparar. Y sin embargo, los humanos hemos conseguido hacer de la cicatriz un acto de supervivencia ‘contranatura’. 

“A los paleoantropólogos nos interesa la cicatriz”, porque “cuenta la historia de una batalla… ganada”. La muerte individual no afecta al éxito de nuestra especie. Excepto en muertes prematuras, anormales o antinaturales. “Reparar eternamente a un individuo sería más costoso”. Y aun así, nuestro cuerpo tiene algo de kintsugi, el arte japonés de reparar la cerámica que se ha hecho añicos. Pero con una pasta de oro que evidencia la herida. Con cada marca de enfermedad o daño se crea un objeto nuevo. Un nuevo sapiens… más sabio.

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De cómo la evolución tenía para nuestra especie un as en la manga. De qué tal eran los pacientes de hace un millón de años. De los dolores de muelas que tuvo Miguelón, el famoso cráneo y columna hilderbergensis encontrado en Atapuerca. De Lucy y de Pink, cuya cara acabamos de encontrar. De la necesidad de ocio y vacación y, sobre todo, de ese gran invento de la evolución que es la infancia y las abuelas hablamos con María Martinón-Torres, en este quinto capítulo de Mientras contábamos las olas. Esta vez, desde un parque infantil de Burgos.

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