2025 volvió a confirmar una de las injusticias centrales de la crisis climática: los fenómenos meteorológicos extremos afectan de forma desproporcionada a las comunidades más pobres y vulnerables, pese a ser las que menos han contribuido históricamente al calentamiento global. Así lo concluye el último informe anual de World Weather Attribution (WWA), que analiza los episodios extremos más graves del año y su relación con el cambio climático causado por el ser humano.
- El 10% más rico de la población mundial es responsable de la inmensa mayoría del cambio climático que estamos viviendo (en concreto, se le pueden atribuir dos tercios de los efectos climáticos), según un reciente estudio en Nature Climate Change de Sarah Schöngart. Pero las rentas más altas tienen más oportunidades de movilidad, mudarse a otros sitios menos expuestos al clima extremo, crear infraestructuras de protección o usar algo tan sencillo como el aire acondicionado.
- Sí, pero… los ricos tampoco se libran del todo: según el Banco Mundial, una de cada cinco personas está en riesgo de sufrir un evento climático extremo durante su vida. Esto significa que probablemente enfrentarán graves retrocesos en sus medios de vida. Pero en 2025 han saltado las costuras de la adaptación, incluso para rentas más favorecidas. Hay cuatro claves de este 2025 que ejemplifican las consecuencias de un planeta que se recalienta:
Las olas de calor son asesinas silenciosas
2025 fue algo más fresco, globalmente, que 2024, una vez acabado el fenómeno El Niño. Pero el informe destaca que las olas de calor son los eventos meteorológicos extremos más mortales, aunque a menudo pasaran desapercibidos porque no dejaron un rastro tan visible como otros de 2025. “La mayoría de las muertes relacionadas con el calor siguen sin reportarse y valorarse adecuadamente a nivel global. Al contrario que otros eventos extremos, como las inundaciones o los incendios forestales, las olas de calor pueden denominarse con razón el asesino silencioso”, explica Ernesto Rodríguez Camino, meteorólogo superior del Estado y presidente de la Asociación Meteorológica Española en el SMC de España.
En Europa, unas 24.400 personas murieron por las altas temperaturas durante el verano de 2025 en 854 ciudades. En muchas otras partes del mundo, estos datos simplemente no existen. En el caso de España, el calor temprano disparó las muertes por calor al comienzo del verano.
- Incendios mortales. Es el caso de lo vivido en España en agosto y, sobre todo, en el área metropolitana de Los Ángeles (EEUU).
Huracán Melissa: los límites de la adaptación al clima extremo
El huracán Melissa, que azotó Jamaica y Cuba en octubre de 2025, dejó daños desmesurados pese a los planes de evacuación y protección de estos países. Huracanes como este son ahora cinco veces más frecuentes debido al cambio climático, y sus vientos máximos son aproximadamente un 7% más intensos que en un clima sin calentamiento. “Estos extremos empujan los límites de lo que la adaptación puede lograr”, concluye el informe. Personas expertas como Froila M. Palmeiro (CMCC, Italia) creen que no se puede fiar todo a la adaptación olvidando la mitigación del calentamiento global. ”Esto resalta la necesidad de reducir drásticamente las emisiones para poder frenar la escalada de los impactos”. El informe pone el foco en el abandono de los combustibles fósiles.
Sudán del Sur: de evento raro a normalidad
Una ola de calor en febrero provocó que decenas de niños sufrieran golpes de calor en Juba, la capital de Sudán del Sur. Las escuelas tuvieron que cerrar durante dos semanas. El estudio señala que el cambio climático hizo que esa ola de calor fuera 4°C más intensa. Pero el dato más revelador es el cambio en la frecuencia: “Los datos son espeluznantes. La probabilidad de experimentar una ola de calor como la de este año era de una cada 1.600 años en 1850, mientras que en la actualidad es de una cada dos años”, concluye Víctor Resco de Dios, profesor de Cambio Global de la Universitat de Lleida, también en el SMC de España.
- Doble golpe a la mujer. En Sudán del Sur, el 95% de las mujeres empleadas trabajan informalmente en agricultura, venta ambulante o manufactura; es decir, expuestas al calor. Dedican el 60% de su tiempo a trabajo de cuidados no remunerados, como ir a por agua y cocinar en ambientes extremadamente calurosos.
Inundaciones donde no hay ni estaciones medidoras
Según el informe, en muchos casos, como en las mortales inundaciones en Kinshasa (República Democrática del Congo), prácticamente no existen estaciones meteorológicas. En México, la disminución de la densidad y calidad de las estaciones en los últimos años hace imposible evaluar tendencias locales de precipitación. En países como Venezuela, Colombia, Sri Lanka e Indonesia, incluso donde hay observaciones, los modelos climáticos no logran reproducir los patrones meteorológicos que causan las lluvias intensas.
- Modelos que salvan vidas: Big data, computación avanzada y experiencia humana son capaces de anticiparse a los efectos de fenómenos extremos como precipitaciones sin precedentes. Así lo probaron este año varios trabajos de universidades de Valencia ante la dana del año anterior. Las herramientas clásicas ya no alcanzan ante la nueva realidad climática.
Tragedias evitables, aun con cambio climático
El informe destaca cómo las políticas de adaptación no son a veces asumibles por países con rentas más bajas o comunidades vulnerables, que entran en un círculo vicioso de empobrecimiento e impacto en la salud. Otra injusticia de la crisis climática que destaca el informe se refiere a los propios estudios científicos, ya que los modelos climáticos están mejor calibrados para el hemisferio norte. “Esto, junto con la falta de datos observacionales en el hemisferio sur, dificulta la precisión de los análisis y la calidad de las predicciones para los países del Sur Global”, concluye Palmeiro.
Sin embargo, en países más ricos no siempre se implantan esas medidas de adaptación. Víctor Resco de Dios pone el ejemplo de los incendios. La ola de calor de este año en España, con una anomalía de +4,6ºC en agosto, “sin duda alimentó a la temporada extrema de incendios que vivimos. Pero la actividad de los incendios se hubiera podido reducir, en gran medida, con una adecuada gestión preventiva”.
Esto es comparable a la gestión hidrológica o de las alertas, en el caso de la dana que devastó la Horta Sud de Valencia.
- La desinformación, como caballo de Troya: “Hemos visto cómo el cambio climático se ha convertido en una guerra cultural”, señala la coautora del informe Friederike Otto. “Sea cual sea tu opinión política, el cambio climático te está perjudicando a ti, a tu vida, a tus oportunidades de subsistencia y a tu prosperidad económica”.
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