Histórica conjunción planetaria, ¿la misma de la ‘Estrella de Belén’?

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Giotto algo sabía de astronomía. Pero no tanto como para pintar una conjunción planetaria en su cuadro ‘La adoración de los Reyes Magos’. Plantó un cometa, Halley, que le impresionó en 1301 a su paso por los cielos de Europa.

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Lo hizo desafiando la creencia predominante en los tiempos de Jesús de Nazareth: un cometa es mal augurio. Así que, con total seguridad, los Magos de Oriente, astrónomos según la tradición, no fueron siguiendo un cometa, sino una estrella o algo que parecía una estrella, como una conjunción planetaria.

Esta Navidad de 2020 podemos comprobar en nuestras retinas lo que debieron de ver aquellos Reyes Magos o del año 6 a.C. o del año 7 a.C. (Cristo nació antes de Cristo, conforme a nuestro calendario y diferentes teorías).

«Los expertos señalan que Júpiter y Saturno aparecen más cerca durante esta conjunción que en ocho siglos, y también más brillantes», explica Eric M. Vanden Eyke, de la Escuela de Religión, Arte y Ciencias del Ferrum College. El profesor explica que la conexión religiosa se produce este 2020 por «coincidir con el solsticio de invierno».

La cuestión es que habría que probar históricamente que los tres sabios fueron testigos de un evento astronómico así. Complicado, según Vanden Eyke: «Los eruditos no están seguros de cuándo nació Jesús. La fecha de su nacimiento puede diferir hasta seis años«, señala en The Conversation.

Júpiter y Saturno estuvieron en conjunción o alineación en tres ocasiones en el año 7 a.C., fenómeno poco común que habría llamado la atención a los astrónomos del momento. Además, se produjo sobre la constelación de Piscis, de gran importancia para el pueblo judío. Unos meses más tardes también se aproximaría Marte a la conjunción y todo ello aún en Piscis.

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El segundo problema es que los eventos astronómicos predecibles ocurren con relativa frecuencia. «La búsqueda para descubrir qué evento, si acaso, podría haber tenido el evangelista Mateo en mente es, por lo tanto, complicado».

Júpiter y Saturno, cercanos y brillando como uno solo

La teoría de que la conjunción de Júpiter y Saturno pudo ser la Estrella de Belén es viejísima. Fue propuesta a principios del siglo XVII por Johannes Kepler. El matemático y físico argumentó que esta misma conjunción planetaria alrededor del año 6 a. C. podría haber servido de inspiración para la historia de la estrella de Mateo.

“La distancia aparente entre Júpiter y Saturno llegará a ser tan pequeña como 1/10 de grado, o lo que es lo mismo, 6 minutos de arco, 1/5 del diámetro promedio del Sol o la Luna”, explica Alfred Rosenberg González, astrofísico divulgador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC). Esto, traducido al ojo desnudo, es que no se podrán distinguir el uno del otro.

“De hecho –añade–, su distancia será tan pequeña, que podrán ser observados al mismo tiempo a través de un telescopio, distinguiendo las bandas de Júpiter, los anillos de Saturno y algunos de sus satélites. La distancia real entre ambos planetas será, no obstante, aproximadamente, cinco veces mayor que la distancia de la Tierra al Sol”.

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El investigador Miguel Ángel López Valverde, del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA/CSIC) añade que se trata de una ocasión «especialmente bonita» para observar esta conjunción histórica, mejor incluso desde telescopios aficionados que desde los observatorios más sofisticados y profesionales.

La conjunción se sigue a simple vista y se observa mejor con telescopios domésticos que desde grandes observatorios astronómicos.

Las órbitas de Júpiter y Saturno producen conjunciones cada veinte años, pero raramente tan cerca como la que se va a registrar este año, según añade el investigador Ricardo Hueso, miembro del Grupo de Ciencias Planetarias de la Universidad del País Vasco.

En declaraciones a Efe, ha apuntado que una alineación parecida no se producía desde 1623, aunque entonces fue más difícil de observar debido a la cercanía «aparente» de los dos objetos al Sol.

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Si la nubosidad no lo impide, habrá que prestar atención al cielo justo tras la puesta de Sol. Apenas aguantan unas horas, bajitos, en el horizonte de España.

La Federación de Asociaciones Astronómicas de España, en colaboración con diversas instituciones, recoge en su web algunos de los observatorios, astrónomos amateurs y universidades que se han organizado para divulgar al gran público este “encuentro de gigantes”.