Esther Martín-Pozuelo: “Las malas situaciones son muy necesarias para crecer”

Esther Martín-Pozuelo: “Las malas situaciones son muy necesarias”
Esther, durante un partido del Valencia esta temporada. | FOTO: JUAN CATALAN FC VALENCIA FEMININO
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El pasado verano, en mitad de la meseta manchega, rodeada de ovejas y un sol aterrador, Esther Martín-Pozuelo (Daimiel, 1998) escuchaba atenta una lección de su padre. “La recompensa siempre es proporcional al esfuerzo”. La escena se producía junto al campo de fútbol de tierra en el que había crecido, en uno de los momentos que aparecen en el documental ‘Un Sueño Real’, disponible en HBO España. Entonces, ella ya sabía que su destino estaba lejos del club por el que respiró desde pequeña, el Real Madrid, y que su futuro estaba ligado al Valencia.

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En esa conversación estaba implícito el desenlace de un duro camino por el que transitó en la temporada 2019/2020, cuando siendo jugadora del C.D.Tacón/Real Madrid sufrió un ataque de ansiedad que le privó durante meses de la titularidad. Ahora, Esther sonríe y manifiesta agradecimiento por vivir “un máster de vida” tan joven. “Las malas situaciones son necesarias, hay que sentir el sacrificio para valorar lo que tienes”, explica a Newtral.es.

“Quiero ganar al Real Madrid”

Horas antes de enfrentarse al Real Madrid, los nervios invadían la mente de Esther. Estaba inquieta por enfrentarse a ex compañeras, pero sobre todo por pisar el césped de Valdebebas. “Todos los partidos son importantes, pero este a nivel personal lo es más. Es muy especial y estoy nerviosa, para qué nos vamos a engañar. Respeto mucho esa instalación, ahí sientes orgullo, te ves especial. Obviamente quiero demostrar lo que he luchado y que estoy a muy buen nivel”, comenta. “Quiero pelear el partido y ganar”. 

La lateral zurda tiene claro que no celebraría un gol contra el Real Madrid, pero reconoce que se ha imaginado perforando la portería rival. Las faltas, recalca entre risas, son suyas. “Inevitablemente me he imaginado marcando un gol. Con el mayor respeto del mundo, mi pasado no se puede borrar y siempre voy a llevar al Real Madrid en el corazón”. En su presente, dos años de contrato por un club al que quiere volver a hacer grande. “El Valencia siempre ha sido un referente en el femenino y tenemos talento para volver a serlo”

“He valorado jugar cada partido”

Cuando Esther llegó a Valencia, se sintió algo perdida. Tres años en un mismo vestuario pesaban en una futbolista que solo había hecho un cambio en su vida, de Daimiel a Madrid. “Tengo 22 años y solo he estado un año en Primera. Al principio tenía mucho miedo a lo desconocido, a cambiar de vida radicalmente, pero el cambio es necesario, te ayuda a madurar futbolísticamente y personalmente. Lo bueno es que somos un grupo muy joven y muy sano, así que rápidamente me adapté al nuevo contexto”. 

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Cuatro meses después de cancelarse la liga por la pandemia de la COVID-19, Esther volvía a los entrenamientos con mucha ilusión y unas piernas cargadas por esa inactividad, aunque con la ambición de devolver al Valencia a su lugar. “Nada más llegar me di cuenta de que el equipo estaba muy tocado por sufrir tanto el año anterior, rozando el descenso. Con las incorporaciones nos hemos contagiado esa ambición que necesitamos para meter al equipo entre los ocho mejores y poder competir por ganar la Copa de la Reina”. 

Esa ambición se vio frenada en seco por una distensión en los isquiotibiales que le apartó un mes del equipo. Su larga suplencia el año anterior le dio las herramientas para gestionar sus emociones y seguir trabajando para ser titular. “No podría soportar pasar por lo mismo. Pasando por el banquillo das muchísimo valor a jugar y aprendes a no bajar la guardia. Si el entrenador confía en mí, sé que tengo que ganarme el siguiente partido. Ahora creo que estoy en el camino correcto y estoy disfrutando mucho”. 

Esther controla el balón ante el Santa Teresa| JUAN CATALAN FC VALENCIA FEMININO

A nivel de vestuario, también llevaba la lección aprendida. “En el Tacón la mayoría éramos muy jóvenes y teníamos referentes a nivel mundial que nos enseñaron lo que es ser profesional, que el fútbol sea tu trabajo y no un hobby”. Partícipe de diez de los dieciséis partidos disputados por el Valencia, solo la lesión y la COVID-19 han sido obstáculos para su objetivo. “Veo que voy mejorando cada entrenamiento y que tengo edad y condiciones para dar un impulso a mi carrera. El Valencia me está ayudando muchísimo”, recalca. 

“Quiero ser policía”

La nueva vida de Esther también pasa por un cambio extradeportivo. La defensa manchega había estudiado cursos de caballo, auxiliar y técnico veterinario, y terapias asistidas con niños con diversidad funcional a caballo. Ahora, está envuelta entre apuntes para los exámenes de Criminología. “Me gustaría ser policía de laboratorio o policía a caballo. Si ves lo que he ido haciendo estos años, todo está relacionado. Aunque ahora es un poco CSI”, bromea.

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La pandemia de la COVID-19 ha marcado su rutina, en la que pocas veces tiene interacción. Su jornada se reduce a entrenar por la mañana y estudiar y volver a entrenar—esta vez en casa—por la tarde. “No sé cómo llego a tantas cosas”, dice, pero en su carácter no cabe descansar. “Nunca paro, siempre estoy pensando qué hacer. Ahora ya no puedo ir al gimnasio por la tarde así que me he buscado un preparador físico para ejercitarme también en casa”.

“Veo a mi abuelo desde el ascensor”

Los descansos tampoco han dado pie a un contacto habitual con su familia, esencial en su vida y a la que ahora ve menos por la mayor distancia y por la pandemia. Su abuelo, protagonista de su crecimiento como futbolista, es su mayor preocupación. “Estoy un poco triste porque vive en un piso compartido y ahora es imposible que asome la cabeza al balcón. Es una persona muy activa, que hacía 10km en bici todos los días, se movía muchísimo, y no puede salir de casa, tiene un control de entradas y salidas como si fuera una residencia”. 

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Para ella es una visita obligada cada vez que viaja a Daimiel, pese a las dificultades actuales para hacerlo. “Me quedo en el ascensor y lo veo desde la puerta. No sé si es mejor o peor que no verlo, porque es durísimo. Echo  mucho de menos pasar tiempo con él, acercarme al banco de la plaza del pueblo, que ya sabía a qué hora estaba ahí todos los días. Es algo a lo que doy valor ahora que nos vemos un minuto a cuatro metros. Toca aguantar y esperar que con la vacuna pueda volver pronto a su vida de siempre. Ojalá los jóvenes aprendamos de ellos”. 

Madridista confeso desde hace más de cincuenta años, su abuelo simplificó el cambio de camiseta el pasado verano. “Después de crear el Real Madrid, fue extraño decirle que me iba a otro club para crecer y fue complicado explicárselo. Pero lo entendió. “Palante”, me dijo. Sé que mi abuelo está orgulloso de mí”. 

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“Me emociona ver a Alexia en el Camp Nou”

Los colores en el fútbol, las divisiones entre aficionados, se limitan cuando hablamos de la liga femenina. La empatía por ver cumplir sueños se adueña de un entorno que ha facilitado a Esther mostrar su historia. “He contado mi vida libremente y sin ofender a nadie. Somos más que unos colores. Me emociono viendo a Alexia cumpliendo su sueño de marcar en el Camp Nou o a Virginia Torrecilla levantando la Supercopa con el Atlético de Madrid. Damos una lección, no por ser de un equipo ya no puedes sentir empatía por otras compañeras”. 

A raíz del documental, sus redes sociales se han llenado de agradecimiento por compartir sus emociones a través del deporte. “No paran de escribirme, incluso culés, para decirme que se sienten identificadas. Han visto que soy humilde, que no necesito tener una estatua en un campo de fútbol, y que con trabajo he superado malas situaciones que me han hecho mejor persona y profesional. Me he lanzado, he sido valiente y he contado algo que me daba mucho miedo. Si ha ayudado a alguien, es más que suficiente”. 

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