Decae el estado de alarma tras seis meses en vigor y ahora las competencias sobre restricciones recaerán sobre las CCAA. Esto supondrá un punto de inflexión en la lucha contra el coronavirus. Sin embargo, lo que no decae es el estado de ansiedad, el agotamiento mental, en el que vive gran parte de la sociedad española tras el estado de alarma.
Según los datos del Instituto de Salud Carlos III, en julio de 2020, un 35% de la población decía sentirse “deprimida por la pandemia”. Una cifra que en enero de este año subió más de 10 puntos, hasta el 50%.
Los jóvenes son el grupo con peor estado de ánimo por la pandemia
Noelia Morán, Doctora en Psicología y miembro del grupo de investigación en la Complutense sobre psicología clínica y de la salud, explica que todos estos meses ya están pasando factura si hablamos de agotamiento mental.
Un agotamiento mental que se refleja en que “llevamos muchos meses de estado de alarma y pandemia y hemos pasado por diferentes momentos. Sin embargo, lo que nos está agotando mentalmente es que es tremendamente larga en el tiempo”.
“Las respuestas iniciales de alerta, activación o de estrés que aparecen cuando comienza la pandemia y estado de alarma son normales, pero con el paso del tiempo las personas nos vamos desgastando”, relata.
Ese agotamiento mental “influye” a la hora de cumplir las medidas de seguridad. “Está afectando, aunque no a todo el mundo por igual. La OMS le puso nombre a este fenómeno: fatiga pandémica. Y tiene que ver con cómo este estrés tan mantenido en el tiempo hace que nos vayamos agotando, favoreciendo que poco a poco dejemos de cumplir ciertas medidas”, explica.
“Cuando en televisión hablan sobre la COVID-19 cambio de canal”
Según los datos del Instituto de Salud Carlos III, el número de personas que dicen estar “cansadas” de cumplir las medidas para proteger a los más vulnerables ha ido subiendo poco a poco en los últimos meses.
Ocurre al revés si se habla de la gravedad de la COVID-19. Cada vez menos personas, según esos mismos datos, piensan que tendrían una situación de gravedad si se contagiaran de la enfermedad. En julio de 2020 un 43% pensaba que tendría una situación de gravedad frente al 35% de marzo de 2021.
El hartazgo reduce la percepción del riesgo a la COVID-19
Newtral.es ha salido a la calle para preguntarle a los ciudadanos si están o no cansados de que todo su mundo gire en torno a la pandemia y hay opiniones en ambos sentidos, aunque es verdad que hay más voces que dicen estar “cansadas”.
“Sí, estoy cansada de estar escuchando sobre la pandemia en todas partes, la verdad”, asegura una joven de 19 años en Gran Vía (Madrid). “De hecho, cuando en televisión hablan del tema procuro cambiar de canal”, explica otro hombre de mediana edad también en la céntrica calle madrileña.
“Incluso en los grupos de amigos, muchas veces llega un momento en el que les digo: mirad, ya está, vamos a cambiar de tema”, recuerda una mujer joven cerca de la plaza de Callao.
Sin embargo, también hay opiniones que van en el otro sentido. “No estoy cansado de hablar de la pandemia porque, además, he perdido a alguien y me lo tomo muy en serio”, responde otro hombre.
Pero volviendo a las sensaciones de cansancio de algunos ciudadanos, admiten también que eso les ha provocado que se relajaran en el cumplimiento de las medidas de seguridad. “Nos hemos relajado todos un poco por cansancio. En un principio iba a ser menos tiempo y las cumplíamos todos a rajatabla pero ahora es como que estamos todos muy cansados porque no sabemos cuándo va a terminar”, dice la joven de 19 años que respondió a las preguntas de Newtral.es en Gran Vía (Madrid).
Estado de alarma y agotamiento mental: La fatiga pandémica “es inevitable”
“Es inevitable que aparezca esta reacción”, retoma Noelia Morán. “Es verdad que no va a aparecer para todas las personas, porque hay algunas que son muy resistentes y sobrellevan muy bien lo que está ocurriendo. Sin embargo, hay otras personas que no y que tendrán que hacer frente a este estrés mantenido en el tiempo”, explica.
Sin embargo, pese al agotamiento mental, “podemos y debemos protegernos”, insiste Morán. “Es cierto que cuando nos sentimos agotados lo primero que debemos hacer es evaluar qué nos está pasando. Mirar hacia nosotros mismos y plantearnos si todo lo que está ocurriendo provoca que no estemos igual que antes”, relata.
“En el momento en el que nos empecemos a plantear si compensa o no cumplir las medidas, tenemos que hacer una evaluación y actuar. En ese caso, hay que intentar hacer actividades agradables para nosotros y estar en contacto, con las medidas, con los demás. Y recordar que hemos tenido momentos más duros. Se nos olvida que hemos estado confinados y ahora no lo estamos. Eso se nos olvida y tenemos que recordarlo”, concluye.
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