El goteo de personajes conocidos que está revelando la investigación periodística global de los Pandora Papers vuelve a poner la lupa sobre las grandes evasiones de impuestos. ¿Y qué percepción tienen los ciudadanos sobre el fraude fiscal? El estudio de Opinión Pública y Política Fiscal del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que se publica anualmente, nos ofrece pistas y datos sobre la reacción de los españoles ante los delitos fiscales.
Desde el pasado domingo 3 de octubre y a través de los Pandora Papers, los secretos financieros de políticos, millonarios y artistas de más de 90 países se han ido sumando a la lista de quienes no cumplen con sus obligaciones fiscales. Algunos de ellos fueron identificados, en ocasiones, en investigaciones anteriores; otros, a raíz de procesos judiciales.
Pero la cifra más reciente ya nos da pistas de la percepción de los españoles sobre el fraude fiscal: un 91,4% de los encuestados consideró en la más reciente entrega de ese estudio del CIS correspondiente a 2021 y publicada en el mes de julio, que este delito está muy extendido en España. Es la suma de los que responden mucho o bastante fraude.
Esa cifra elevada es previa incluso a las revelaciones de los Pandora Papers, que coordina el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y en España han publicado laSexta y El País. Por lo tanto, nos preguntamos: ¿de dónde venimos? ¿Cómo ha evolucionado este sentimiento a lo largo de los años?
¿Qué pasó con el fraude fiscal en 2017?
El pico más alto se ubica en 2017. Los encuestados que consideraron que había “mucho” o “bastante” fraude fiscal y marcaron las respectivas casillas en la encuesta del CIS alcanzaron el 95%. Si buscamos en la hemeroteca qué sucedió en ese año, nos topamos por ejemplo con la sentencia del caso Nóos que condenó a Iñaki Urdangarin a seis años de cárcel por fraude, entre otros delitos.
Además, en los primeros meses del año surgieron otras informaciones sobre el dinero que el rey emérito tenía en el extranjero o la citación en el mes de abril al expresidente Mariano Rajoy para declarar como testigo en el caso Gürtel. En mayo de ese año se conoció también que quien era el fiscal anticorrupción Manuel Moix, era copropietario de una empresa en Panamá.
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Los Papeles de Panamá, la primera investigación global del ICIJ, sacudió el avispero en 2016. En ese año se registra otro de los picos, cuando un 94,6% de los consultados consideró que el fraude era un problema extendido en España.
2012, otro año marcado en el calendario del fraude
La primera vez que se superó la barrera del 90% en la percepción de la extensión del fraude fue en 2012. Por aquel entonces, se había aprobado la amnistía fiscal del exministro de Hacienda del Gobierno de Rajoy Cristóbal Montoro, también se hablaba del rescate bancario y las primeras imputaciones por el caso Nóos. Pero en los dos años siguientes, la sensación de expansión de este delito creció en torno a los cinco puntos porcentuales.
En 2013 y 2014, la suma de quienes consideraron que había mucho o bastante fraude escaló en ambos casos hasta el 94,8%. Fue en esos años cuando la infanta Cristina fue imputada y cuando se conocieron las informaciones sobre la fortuna de la familia Pujol en Andorra.
¿Hay algo que justifique el fraude?
Aunque el fraude viva entre nosotros y cada vez sea más visible, nada justifica para la ciudadanía cometer estas infracciones. Al menos, para el 71% de los consultados, y a pesar de que una década antes esta rotundidad contó con diez puntos porcentuales menos.
Por otra parte, uno de cada cuatro consultados consideran que hay circunstancias como salir adelante económicamente que podrían justificar la ocultación de los ingresos a Hacienda. La ocasión en que más personas pensaron así fue a las puertas de la crisis, en 2007.
¿Por qué defraudan quienes defraudan?
Según una estadística del Instituto de Estudios Fiscales, principalmente hay tres razones que llevan al fraude. La más votada es la falta de honradez, seguida por la lucha contra el fraude ineficaz y por la existencia de impuestos excesivos y la impunidad de quienes defraudan.
El CIS, por último, aporta un dato más: el 61% de los encuestados creen que la Administración hace pocos o muy pocos esfuerzos para perseguir el fraude.
Por lo menos algo es contrastable. En España desde hace mas de dos décadas, según eurostat, se pagan siete puntos menos de impuestos que la media europea (unos 90.000 millones de euros menos de lo que le corresponden). Lo que niega la falacia introducida por la derecha, que termina por hacerse creencia, de que en España se paga muchos impuestos. Muchos pagan los que menos ganan que pagan más que sus homólogos europeos porque lo hacen muchos menos los que ganan mucho.
Justo eso es lo que explica la peculiaridad nacional. Si en otros lugares también hay defraudadores que evaden y delinquen con los impuestos, aquí de ha de destacar que no es porque paguemos mucho en general sino porque los que ganan mucho pagan poco.
Que mejor política propagandista que convencer a las víctimas de que defiendan a sus victimarios. Y eso la derecha, con aquello de sacrificio como un fin en sí mismo, lo hace como nadie.