En las comparecencias de políticos, en los medios de comunicación, en el metro, en los bares, en las comidas familiares, en las redes sociales, en el trabajo… La frase “España se rompe” lleva décadas escuchándose. Ya lo decía a principios del siglo pasado Antonio Machado: “Una de las dos Españas / ha de helarte el corazón”.
Estos días, la frase se ha convertido en un eco que resuena por doquier, especialmente tras el acuerdo entre Junts, ERC y PSOE sobre la ley de amnistía. ¿Son acaso irreconciliables “las dos Españas” o es posible que el país no “se rompa” cada poco tiempo?
Polarización, estereotipos y poco diálogo
Pablo Simón, politólogo y profesor titular de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid, explica a Newtral.es que, a lo largo de las dos últimas décadas, la razón por la que aflora este tema corresponde a un “juego de debate por ver quién se impone en la agenda”. “En coyunturas en las que los gobiernos dependen de partidos nacionalistas [como sucede actualmente], es más probable que este tema sea activado por parte de la derecha”, apunta Simón. Mientras que la derecha está cohesionada en torno a “una visión más nacionalista-española”, según el experto, la izquierda “tiende a dividirse por esta cuestión”, al no compartir necesariamente las posiciones de aquellos en los que se ha apoyado para gobernar en los últimos 20 o 25 años.
Pero este “juego” por imponer la agenda en el que emerge recurrentemente la frase “España se rompe”, ¿qué efectos puede tener en las relaciones personales entre los propios ciudadanos y qué se puede hacer para que afecte lo menos posible a estas?
“Estos procesos tan polarizados y tan basados en las políticas populistas de hoy en día activan los procesos de categorización social, que básicamente consisten en ver categorías de nosotros versus ellos”, explica a este medio Alfredo Rodríguez Muñoz, catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
Según el experto, una vez se han activado esos procesos, es “muy sencillo y muy habitual que emerjan estereotipos sociales y que se empiece a tener una imagen mental muy simplificada del otro”. En este sentido, explica que desde la disciplina de la Psicología Social se ha estudiado mucho qué se puede hacer para romper esas dinámicas. “Obviamente, no es sencillo por la emocionalidad que hay tan grande, pero se pueden hacer algunas cosas”.
Cómo actuar para que ‘España no se rompa’: desde comprobar las fuentes hasta las preguntas socráticas
Como señala el catedrático de Psicología, lo primero es “escuchar con empatía” y “reconocer la validez del argumento contrario, aunque a veces en estas situaciones sean argumentos muy estereotipados y muy poco ajustados a la realidad”.
El experto apunta que se debe “partir de una base en la que, si hay una conversación política, hay que dar por buena –al menos inicialmente– la postura contraria para que no se activen tan rápidamente la categorización y estereotipación social de ‘nosotros versus ellos’”. En este sentido, recuerda que se debe hacer un esfuerzo por no ver al “grupo contrario” como algo homogéneo, sino entender “que hay mucha diversidad tanto en un ala como en otra”.
No obstante, si la situación es muy intensa emocionalmente, Rodríguez Muñoz aconseja parar: “Hay discusiones muy muy emocionales que no van a llevar a ningún sitio, rara vez van a cambiar de opinión al otro, que muchas veces es lo que se pretende: no mostrar tu postura, sino hacer que el otro cambie y esté de acuerdo con la tuya, que eso sin duda alguna es un problema”, explica.
El experto también aconseja comprobar bien las fuentes. Como señala, las fake news que circulan en este tipo de contextos suelen contener una gran carga emocional, que es la que facilita su viralización. “Muchas veces se está argumentando o hablando con información sesgada y con una narrativa completamente polarizada sobre la base de información que no es cierta”. En Newtral.es hemos desmentido distintos bulos que han circulado en el contexto de la ley de amnistía que estos días se está usando como argumento para afirmar que “España se rompe”.
Una última recomendación del catedrático de la UCM es recurrir al estilo socrático, que consiste en hacer preguntas para estimular el pensamiento crítico, cuando la posverdad se instale en el discurso. La posverdad se da cuando los hechos o datos objetivos influyen menos en la opinión de una persona que las emociones y las creencias personales. En un hipotético diálogo en el que una persona recurra a datos oficiales para desmontar el argumento de la otra, cuando esta no crea en la veracidad de esas fuentes oficiales, lo mejor es “no confrontar”, según Rodríguez Muñoz. “Quizá lo que haría ahí sería generar duda al estilo socrático, lanzando preguntas como: ‘¿De dónde has sacado esa información? ¿Crees que esa información es veraz?’. Pero es muy difícil que a una persona que ya ha entrado en la dinámica de la posverdad, de las teorías de la conspiración y demás, se le pueda desmontar el discurso, porque es infalsable”.
- Pablo Simón, politólogo y profesor titular de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid
- Alfredo Rodríguez Muñoz, catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM)