Los primeros resultados de la encuesta realizada por el SEPIE (Servicio Español para la Internacionalización de la Educación) a principios de septiembre reflejan una caída cercana al 30 % de la movilidad prevista para estas fechas dentro del programa Erasmus en las universidades españolas. Por ejemplo, en la Universidad de Santiago de Compostela (USC), el curso pasado 484 alumnos estudiaron en otras universidades europeas frente a los 329 programados para de este año.
El “Erasmus virtual” ha generado cierta polémica entre los universitarios, considerando que contradice el propio espíritu del programa
Las restricciones a la movilidad internacional a causa de la COVID-19 van a seguir afectando a los intercambios y obligando a modificar el concepto de experiencia Erasmus. Clases semipresenciales u online; uso de mascarilla en las instalaciones universitarias, limitación de reuniones privadas, cierre de bares y discotecas o cuarentenas de 14 días son algunas de las particularidades que afrontarán los estudiantes este curso. Ocurre que, además, cada país y cada universidad tiene sus propias medidas respecto a la reapertura de la actividad.
Pese a estos datos, otros no han variado sus planes y continúan con los preparativos para su Erasmus. En Newtral.es hemos hablado con cuatro de estos jóvenes españoles que en pocas semanas comenzarán el curso académico en otro país.
Clases virtuales y mascarillas en el campus
“Siempre he tenido claro que me quería ir al extranjero para hacer 3º de carrera”. Julián García González, 23 años, cursa Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en la Universidad Politécnica de Madrid y el próximo 25 de septiembre viajará a Cluj, Rumanía.
Ya sabe que las clases serán fundamentalmente online (haciendo excepciones en asignaturas que requieran realizar alguna parte presencial) y que en el campus deberá llevar mascarilla y respetar el distanciamiento social, pero otras cuestiones no son definitivas.

“La normativa del país se va actualizando cada semana. En el último correo que recibí, me informaron de que el uso de mascarillas es obligatorio en espacios cerrados y en algunos espacios abiertos (depende de cada región), en el transporte público y el aforo en esto se reduce a la mitad del espacio disponible. Las discotecas y los bares se mantienen cerrados por el momento”, explica Julián.
La embajada de España en Bucarest acaba de notificarles que los estudiantes Erasmus estarán exentos de la medida de la cuarentena de 14 días. Bastaría con presentar en la frontera la carta de aceptación de la universidad o el contrato de estudios como prueba.
La Comisión Europea permite comenzar la movilidad en el primer semestre de manera virtual en el país de origen en el caso de que la situación de la pandemia impida la incorporación a la universidad de destino y continuarla de manera presencial en el segundo semestre cuando la situación mejore. Lo llama movilidad combinada (una mezcla de clases virtuales y presenciales), según ha explicado SEPIE a Newtral.es.
Este formato es una de las opciones que tenía Julián tras haberle sido adjudicada la plaza en enero de 2020. Podía, además de posponer la movilidad al segundo cuatrimestre y empezar directamente en febrero o mantener la fecha de inicio pero realizar el curso íntegro online desde su país de origen. La carrera de Julián es “muy práctica” y la actividad física y el deporte no se pueden reemplazar en muchos por una docencia online, por lo que el supuesto de regresar a España si la situación sanitaria empeorara y terminar a distancia sería “complejo”. Una propuesta de “Erasmus virtual” que ha generado cierta polémica entre los universitarios, considerando que contradice el propio espíritu del programa.
Mantener la presencialidad en Siena (Italia)
Raúl Sandoval también estaba seguro de querer irse de Erasmus “a donde fuera” durante su tercer año de Trabajo Social en la Universidad Complutense de Madrid. El 17 de septiembre empieza el curso en la ciudad italiana de Siena.
Italia es a 11 de septiembre el quinto país de Europa con más casos contabilizados de coronavirus, por detrás de Rusia, España, Francia y Reino Unido. A finales de julio, se formalizó la prórroga del estado de emergencia, hasta el próximo 15 de octubre. Y todos los viajeros procedentes de España, Croacia, Grecia y Malta tendrán que presentar una PCR negativa 72 horas antes de ingresar en el país.
A pesar del repunte de casos, Raúl asegura que desde la Universidad de Siena le han informado por email que las clases y los exámenes “serían presenciales 100%” y que habrá que llevar mascarilla, usar el gel y garantizar la distancia de seguridad.
[Cómo será la vuelta a clase en Europa]
Si que ha tenido “dudas con el COVID-19” antes de aceptar la plaza, tanto por temas de salud, como económicos. Pero cree que se podrán disfrutar las movilidades europeas “en cierta medida, dependiendo del país en el que estés y cómo se gestione”. “Personalmente, veo que en Italia se han tomado las cosas muy en serio y al menos me prometen tener clases presenciales (cosas que aquí no)”, dice al respecto
“Aquí te llegas a olvidar de lo que está pasando”
Algunos deciden no cancelar sus planes viendo que en el lugar de destino la situación sanitaria es, por el momento, mejor que la de España. Es el caso de Miguel Jiménez, que con 24 años acaba de mudarse a Suecia para estudiar su segundo año de Máster de Desarrollo y Crecimiento Económico en la Universidad de Lund (en convenio con la Universidad Carlos III de Madrid). Aunque hasta el mes de agosto se planteó varias veces rechazar la plaza por la “incertidumbre general”, finalmente llegó al país escandinavo el pasado 1 de septiembre.
“Tendremos clases online hasta el 1 de noviembre y después se retomará la presencialidad, pero no es una decisión definitiva. Mientras, han organizado algunos seminarios presenciales en la universidad y nos han animado a ir y disfrutar de las instalaciones”, cuenta. Pero esto varía según el programa, ya que otras titulaciones han mantenido el 100% de presencialidad mientras que otras combinan ambos formatos.
Tanto él como sus compañeros españoles han tenido dificultades adicionales para encontrar alojamiento. La oferta es considerablemente menor al continuar varias residencias cerradas por la pandemia. “Hemos tenido que aceptar la única opción que había disponible,fuera del rango de precios que buscábamos. Pero es que intentamos encontrar apartamentos por grupos de Facebook y había mucha desesperación entre la gente”, dice al respecto.
Podría haber rechazado la plaza o quedarse en España hasta el 1 de noviembre, pero nunca ha vivido en otro país europeo y “quería probar”. “Además, esta universidad tiene mucho reconocimiento, buen profesorado y un fuerte componente de investigación”, añade.
Está seguro de que en su caso particular, podrá disfrutar de la experiencia Erasmus ya que Suecia le parece “un destino único” en el contexto actual. “Hay que tener en cuenta que la pandemia en Suecia se lleva de otra manera, no se usa mascarilla hasta el punto que parece que no está pasando nada. Tienen una visión de la vida más pragmática y de cierta forma te llegas a olvidar de lo que está pasando”, opina.
[El uso de mascarilla en los países europeos]
En las dos semanas que lleva en Lund, ha podido visitar la ciudad y hacer vida con total normalidad “a excepción de las clases”. De hecho, según cuenta, ha conocido gente extranjera que llegó el curso anterior y no ha regresado a sus hogares porque “la situación está peor allí”, especialmente estudiantes latinoamericanos.
Quedarse en España y perder una beca
Pablo Íbañez es graduado en Ingeniería de Materiales por la Universidad Politécnica de Madrid. A mediados de 2019, decidió continuar sus estudios matriculándose en el máster Erasmus Mundus en Ciencia e Ingeniería de Materiales Avanzados. Este programa de dos años incluye un primer curso en Francia y el siguiente en otro país europeo.
Durante su primer año en Grenoble (Francia) a Pablo le sorprendió el coronavirus en marzo y al no encontrar prácticas, tuvo que mudarse a mitad de año. Acabó viviendo en Lyon los últimos meses. Ahora, debe decidir si continúa su experiencia internacional en la Universidad Técnica de Darmstadt, cerca de Frankfurt (Alemania). “Al comienzo del verano, recibí un mensaje confirmando que las clases iban a ser todas online. Y hace poco nos han dicho que no va a haber laboratorios presenciales, solo los exámenes serán en persona”, cuenta Pablo.
Aunque le han dado “libertad absoluta” para quedarse en España y seguir el programa a distancia, en su caso particular esto supondría perder la beca que recibe durante los 24 meses de duración del máster. Una “cuantía generosa” mensual, que le obliga a residir fuera de su país de origen.
Por eso, admite que “realmente, la decisión ya está tomada”. Viendo la situación, ha valorado quedarse en Madrid y no recibir la beca pero cree que “es una oportunidad muy buena, vives en un país extranjero, aprendes el idioma…. y el Erasmus online no cuadra mucho con mi esquema de vida ni con lo que quiero hacer”.
Pero su idea es residir en Berlín en vez de Frankfurt, porque “me atrae más y porque el segundo semestre consiste en prácticas y en Berlín hay mucha oferta. Puedo estar allí un año entero directamente, no perder la beca y no volver a mudarme”, explica.
Muchos estudiantes internacionales de su mismo programa han decidido volver a su país de origen, mientras que otros se han quedado en Francia: “En mi clase somos 20 personas más o menos, 7 u 8 íbamos el segundo año a Alemania y de esos solo hemos confirmado los dos españoles que vamos a ir”, dice.
Como el resto de los entrevistados, opina que podrá saborear la experiencia casi al completo aunque haya una clara diferencia con su primer año. “Creo que aprender a vivir una situación así en un país extranjero me enriquecerá”.
Fuentes:
- SEPIE
- Universidad de Santiago de Compostela
- Italia someterá a test de COVID-19 a todos los viajeros procedentes de España (Europa Press)
- John Hopkins
¿De qué valen más clases online si las empresas que organizan actividades para Erasmus siguen funcionando a todo trapo? Se juntan 50-60 personas que ayer no se conocían de nada en un bar encerrados (10 por mesa, eso sí, no vaya a ser que se incumpla la ley), pero tranquilos que las clases serán online. Está visto que mientras el ocio siga funcionando con total impunidad como hasta ahora los contagios no pararán. Y lo peor es que lo sufrimos los demás, no ellos que son jóvenes y seguramente pasarán la enfermedad como si nada.