El pasado mes, el barrio madrileño de Lavapiés vivió una jornada de fútbol de personas sin hogar. Con el estímulo de participar en la Homeless World Cup, Mundial de 2025, el equipo de fútbol calle se entrena para encontrar espacios vitales y herramientas de trabajo a través del deporte. “Les genera otro tipo de relaciones diferentes a las que viven en comedores o albergues”, explica Miguel, su entrenador, a Newtral.es.
El proyecto de fútbol para personas sin hogar se retomó después de la pandemia de la COVID-19. La organización de la Homeless World Cup, que acoge a 70 selecciones, llamó a los Dragones de Lavapiés para desarrollar un proyecto en España.
Miguel, trabajador social y coordinador, celebra el poder del fútbol en la vida de estas personas. “Es un estímulo para compartir espacios de integración fuera de lugares habituales para ellos dentro de la red de albergues”.
Para los futbolistas, hombres y mujeres, hay un incentivo mayor en representar a España en el próximo Mundial. “Pasar una semana fuera, conocer a otras personas y tener una identidad es un estímulo muy fuerte”, dice Miguel, quien busca financiación para la Homeless World Cup de Oslo.
Representar a España en el Mundial de personas sin hogar: “Es un orgullo de pertenencia”
En el último torneo de fútbol calle, la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ayudó con el material. “Nos dieron equipaciones para los torneos de refugiados, y también intentamos consolidar la relación para disputar torneos internacionales con equipación de España. Es un orgullo de pertenencia, la identidad es la que toma cuerpo”.
Aunque los equipos de fútbol de personas sin hogar y el equipo de refugiados son diferentes, Miguel marca una sinergia. “Estar en situación de refugio o auxilio es muy similar al sinhogarismo en cuestión de recursos”.
El equipo de fútbol calle se nutre del área de servicios sociales de personas sin hogar, siendo derivados desde la red FACIAM o Cáritas. “Mandamos información a los centros, abrimos un espacio para personas de cualquier lugar, también quienes estén pernoctando en la calle y no pertenezcan a ninguna asociación”, concluye Miguel.