Fact Fiction

Lindis Hurum (Médicos Sin Fronteras): “Todo lo que muestra ‘El último refugio’ es creíble, aunque no todo sucediera ese día”

El último refugio
Tiempo de lectura: 9 min

El último refugio es una película que refleja la situación extrema a la que se enfrentó la cooperante Lindis Hurum en República Centroafricana. Decidió poner su propia vida en peligro para proteger a un hombre musulmán que se escondió de unas milicias cristianas en el hospital en el que ella trabajaba en 2013. “Diría que al menos el 70% de la película es fiel a lo que pasó y un 30% ha sido ficcionado”, explica a este medio Hurum, que actualmente es directora general de Médicos sin Fronteras en Noruega.

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  • La entrevista con Hurum forma parte de la sección Fact-Fiction, en la que analizamos películas y series basadas en hechos reales para verificar qué aspectos se han ficcionado y cuáles se han respetado.
  • La película, disponible en Movistar+, se basa en un capítulo del libro De Andre (traducido del noruego como ‘Los otros’), en el que Hurum comparte experiencias personales sobre su labor humanitaria.

Entre los aspectos más destacables que se han ficcionado se encuentran el final de la película, un personaje que en realidad no estuvo presente y una de las escenas en las que intentaron sacar discretamente al musulmán del hospital. Por contra, otras secuencias tan impactantes que podrían parecer falsas son completamente ciertas, e incluso algunas se han suavizado, según explica Hurum. 

Contexto histórico. La trama de El último refugio se desarrolla durante la Nochebuena de 2013, en un contexto marcado por los enfrentamientos entre los rebeldes musulmanes de la coalición Séléka (que dieron un golpe de Estado) y la milicia cristiana y animista Anti-Balaka (que surgió en respuesta al golpe). 

  • La violencia se había extendido por todo el país, dando lugar al “periodo más atroz y convulso que ha vivido la República Centroafricana” desde que se independizó de los colonos franceses en 1960, según el análisis que publicó el Instituto Español de Estudios Geoestratégicos.
  • Según relata Hurum en su libro, “el conflicto no tenía que ver realmente con la religión […] Como siempre, en el fondo se trataba de una lucha por el poder, la riqueza y la influencia”. También cuenta que aquellos días atendieron a pacientes “con lesiones horribles: dedos que apenas cuelgan de una mano, orejas que faltan, un pecho sangrante sin pezón”.
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La trama de la película. Lindis Hurum se encontraba en un hospital dentro del campamento de desplazados que se levantó en las inmediaciones del aeropuerto de Bangui. 

Ella era la encargada de coordinar las actividades de Médicos Sin Fronteras de ese campamento, donde unas 100.000 personas se refugiaron de la violencia. No tenían letrinas ni suficiente agua, y algunos incluso vivían bajo las alas de aviones abandonados, como ha narrado la cooperante en otras entrevistas

  • El campamento pasó a estar en gran parte controlado por los cristianos de Anti‑Balaka, según Human Rights Watch (pág. 43). Hurum tenía contacto con el líder de la milicia, un hombre llamado Víctor. “Los líderes milicianos también tienen esposas e hijos a los que quieren. Él sabía que si no nos dejaba trabajar en paz, nos iríamos, y entonces su familia tampoco tendría ningún médico al que acudir”, cuenta en el libro.
  • El joven musulmán se ocultó en el hospital después de que los Anti-Balaka acabasen con la vida de su mujer y de sus hijos. Cuando los milicianos se enteraron de que había un musulmán escondido, trataron de acceder a toda costa al hospital, y ahí fue cuando Hurum se interpuso. Su contacto con Víctor fue clave para impedir que pasaran. Finalmente, tras horas agónicas, consiguieron sacar al hombre del hospital sin que se enterasen.

¿Qué aspectos son reales y cuáles no en El último refugio?

Lindis Hurum señala que incluso las partes ficcionadas de la película son creíbles: “Habiendo trabajado 15 años como trabajadora de ayuda humanitaria, creo que todo en la película es creíble. No todo sucedió ese día, pero está inspirado en algo que ocurrió en otro lugar o momento. Esto era importante para mí: que incluso las partes de ficción fueran creíbles”.

“Hay un personaje 100% ficticio: el médico varón noruego”. En la película de El último refugio uno de los miembros del equipo de Hurum es un doctor noruego llamado Andreas, el único médico blanco.

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  • Sin embargo, Hurum explica que “no había ningún médico noruego en su equipo”. “Me gustaría decir que, aunque ese doctor no trabajó conmigo ese día, desarrollaron ese personaje basándose en otras historias que he contado”, agrega.

No trataron de sacar al musulmán “ocultándole en una bolsa para cadáveres”. Una de las escenas más tensas de la película es cuando tratan de evacuar al musulmán ocultándole en una bolsa mortuoria y metiéndolo en el maletero de un coche. En ese momento, una mujer del campamento que estaba buscando desesperadamente a su hijo se abalanza sobre la bolsa pensando que podría ser él, abre la cremallera y descubre al musulmán, que sale corriendo y vuelve a esconderse en el hospital.

  • “Eso no sucedió, pero lo incluyeron porque fue una de las muchas ideas que tuvimos para sacarlo. Lo consideramos demasiado arriesgado, así que no lo hicimos”, explica Hurum a Newtral. Otra posibilidad que barajaron fue disfrazarlo de mujer, según relata en el libro. Una comadrona incluso se ofreció a prestarle su peluca.

No tuvieron que atender dos emergencias médicas extremas aquel día. En El último refugio, además de tener que lidiar con la situación extrema por la presencia del musulmán, tienen que practicar una cesárea de urgencia y tratar de salvar a un joven herido de bala. Los personajes se enfrentan al dilema de cuál de los casos priorizar puesto que no hay suficiente personal, y finalmente el joven al que habían disparado fallece.

  • Hurum explica que no sucedió aquel día, sino otro y en otro de los hospitales en los que también operaban en Bangui (en el que estaban no podían practicar cesáreas). “Lo han añadido para hacerlo más dramático y también para mostrar un dilema muy real. Esta escena es importante porque este tipo de dilemas médicos están sucediendo ahora mismo en Sudán. Por eso está incluido y me gusta, pero es cierto que no sucedió ese día”, relata.
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“Otra parte que ha sido ficcionada es el final”. En la película, cuando cae la noche, visten al musulmán con un chaleco de Médicos Sin Fronteras para hacerle pasar por un trabajador, le ocultan en los asientos posteriores de un coche y consiguen sacarle tras esquivar un control de Víctor, que nunca llega a mirar en la parte trasera del vehículo. Tras sacarle, el musulmán va por cuenta a cruzar un río para ponerse a salvo.

  • En la vida real también le hicieron ponerse una prenda del equipo, pero no salieron en coche, sino a pie. Fueron despacio y con calma, fingiendo que todo estaba bien, sonriendo y saludando a la gente como de costumbre, hasta que saltaron la alambrada que separaba el campamento del aeropuerto, donde se encontraban soldados franceses. Pasaron la noche con el ejército francés todos juntos y a la mañana siguiente dieron al musulmán todo el dinero que tenían y le llevaron al río para que cruzase a Congo y se pusiera a salvo. “Caminar por el campamento fue bastante arriesgado porque si hubieran reconocido a Albert [el nombre que asignaron al musulmán], habrían atacado. Pero estaba oscuro y él caminaba conmigo, y creo que eso ayudó”, relata Hurum.

Una de las personas que trató de entrar al hospital no amenazó a Hurum con un bloque de hormigón: fue con una piedra grande. Y ella no se arrodilló. Otro momento crítico en El último refugio es cuando un grupo de personas consiguen saltarse el perímetro de seguridad del hospital y están a punto de entrar. En ese momento, la protagonista se interpone y un hombre levanta un bloque de hormigón amenazándola con arrojárselo. Ella, para protegerse, se arrodilla en el suelo y se cubre la cabeza con las manos.

  • En la vida real la situación fue aún más peligrosa. “No era un bloque de hormigón, era una piedra grande. Y también tenían cuchillos y un palo de madera grande con clavos. Estaban más armados de lo que se muestra en la película. Pero el hecho de que rompieran la cerca y me amenazaran, todo eso es verdad. Lo que no es cierto es que yo me inclinara. No lo hice. Me detuve y les bloqueé el paso. Les mostré que si querían llegar a la clínica, tendrían que pasar por encima de mí. No estaba tan asustada porque sentí que, por alguna razón, no lo harían, porque soy blanca y era la coordinadora de ese proyecto, y era consciente de que ellos sabían que, desafortunadamente, matar o herir a alguien como yo tiene un alto coste”.

Por último, hay algunos detalles que fueron reales pese a que puedan parecer inverosímiles:

  • Las fuerzas francesas se negaron a ayudarles a sacar al hombre del hospital porque no era francés. “Los llamé y les pedí que vinieran, y por teléfono preguntaron si había algún francés. Dije que, de hecho, teníamos un francés en mi equipo, y me dijeron: ‘Podemos sacarlo a él, pero no podemos hacer nada con el hombre centroafricano. Estamos aquí para proteger a los ciudadanos franceses’”.

  • La ONU se negó a intervenir debido a sus normas de seguridad.

  • La Cruz Roja tampoco acudió para prestar ayuda.
  • Las condiciones en las que vivían los médicos se reflejan de forma fidedigna en El último refugio. “Algunas personas piensan: ‘No creo que durmieran en colchones o que no hubiera puerta en el baño’. Pero todo eso es verdad, es muy realista”.

Fuentes
  • Película 'El último refugio' (Movistar+)
  • Entrevista con Lindis Hurum
  • Capítulo del libro De Andre en el que se basa la película (facilitado por la autora)
  • Instituto Español de Estudios Estratégicos: 'Panorama geopolítico de los conflictos 2014'
  • MSF: "We saw the ugly consequences of the fighting every day"
  • Human Rights Watch: 'Central African Republic Materials Published Between April 2015 and March 2016'

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