Muchos emails siguen incluyendo en su firma un llamado a la conciencia ecológica del receptor: Cuidemos el medio ambiente. Por favor no imprima este e-mail si no es necesario. Suele estar coloreado en tonos verdes, para dar más énfasis al mensaje.
Se ha apuntado que el hecho de poner esas líneas extra por defecto en todos los emails ocasiona un gasto enorme de tóner y tinta extra al planeta en los emails que sí son elegidos para imprimirse. Ni hablar de los casos en los que la frase al final implica el principio de una hoja extra.
Pero más allá de eso, lo que denota el mensaje es que seguimos pensando que el mundo digital nos hará gastar menos recursos naturales. Esta es precisamente una de las promesas de las nuevas tecnologías. Digitalizar la economía implicaría consumir menos recursos materiales: si trasladamos nuestra actividad a la nube, seguramente talaremos menos bosques.
¿Cuántos de todos los bienintencionados que ponen ese mensaje en sus emails se paran a pensar un minuto en el coste de la energía que implica el procesamiento, la transferencia y el almacenamiento que supone transmitir y guardar el mensaje entre los trillones de casillas de email y respuestas en el hilo?
5G, bitcoin, IA: busca las similitudes
El apetito del mundo por los servicios digitales de los últimos años implica un crecimiento sin precedentes en consumo, conexiones y cantidad de información generada. Toda la actividad humana que se realiza en internet y en otras redes implica procesamiento de datos, traslado y alojamiento de archivos: en pocas palabras, cada vez son necesarios más servidores o data centers donde sucedan estas actividades.
El minado de Bitcoin consume al año más electricidad que toda Suiza, según un cálculo de la Universidad de Cambridge
Publicidad 
La evolución de las conexiones de redes móviles, el 5G, trae necesariamente mayor consumo energético: sus redes son más densas, y por lo tanto necesitan más estaciones base. Además la llegada de la quinta generación no implica que se apaguen las redes existentes.
Bitcoin es una criptomoneda generada a partir de un conjunto de procesos conocido como minería: se necesita más potencia informática a medida que pasa el tiempo para resolver los acertijos criptográficos en los que está fundado el sistema.
Un análisis publicado por la revista Joule el año pasado dice que la minería de Bitcoin representa aproximadamente el 0,2 % del consumo mundial (PDF) de electricidad, y produce dióxido de carbono equivalente a la ciudad de Kansas, en Estados Unidos. Se llama minería al proceso para generar esta criptomoneda, que está basada en blockchain.
La Universidad de Cambridge desarrolló y publicó un software para calcular en tiempo real el consumo energético anual que implica la minería de bitcoin a nivel mundial. Según ella, el minado de Bitcoin consume al año más electricidad que toda Suiza.
La Inteligencia Artificial también se alimenta de muchos recursos energéticos. Entrenar y ejecutar modelos de aprendizaje profundo para las máquinas implica procesar enormes cantidades de datos. Un estudio de OpenAI de 2018 dice que en esos momentos la cantidad de potencia informática necesaria para ejecutar grandes modelos de IA se duplica cada tres meses y medio.
Servidores: más consumo pero más eficiencia
De la misma manera en que usamos programas en nuestra laptop, acceder a algo en internet requiere que los programas se ejecuten en ordenadores más potentes. Se les llama data centers o servidores y están localizados en lugares en los que tengan acceso a internet, electricidad y refrigeración.
Entre 2010 y 2018 la actividad de los data centers se ha quintuplicado pero la energía consumida sólo ha crecido un 6%
La cantidad de energía que consumen los servidores de datos se ha estimado en 205 teravatios por hora de electricidad (TWh), o el equivalente al 1% de la que consume el mundo en un año. Otros estudios dicen que este número tira por lo bajo y que sólo la UE consume la mitad de eso en 2020.
La actividad computacional de los data centers se ha quintuplicado entre 2010 y 2018. Sin embargo, la cantidad de energía consumida en ellos a nivel mundial ha crecido sólo un 6% durante el mismo período, gracias a mejoras en eficiencia energética.
Una de las causas es que los antiguos centros de datos que eran operados por compañías tradicionales, como bancos o aseguradoras, se están trasladando a nuevas infraestructuras construidas por proveedores de servicios en la nube, como Amazon Web Services, Microsoft Azure o Google Cloud. La clave aquí es la eficiencia energética que se consigue gracias a desarrollos de software.
“Hay mejoras en eficiencia muy notables en los últimos años, eso es medible. Por cada megaflop de operación que hacen consumen cada vez menos energía. Eso está medido y hay datos que revelan que se están haciendo bien las cosas”, asegura Jorge Morales de Labra, experto en energías renovables.
“Por otro lado, cada vez más se están haciendo modelos de gestión de la demanda. Quiere decir que hay una carga de data centers que es inevitable tenerla en tiempo real, que es por ejemplo cuando tú quieres ver una película (en streaming) en ese momento se tiene que generar, pero hay otra carga que se puede regular. De esto empieza a haber modelos y gente que está haciendo pruebas sobre modular la carga de los datacenters para hacerlos más intensivos en consumo cuando más energía renovable hay”.
«Ahora mismo hay un 40% de energía renovable en el sistema en España, y se están certificando cantidades que no llegan a sumar esa cantidad», dice Greenpeace
Los tres mayores proveedores -Amazon Web Services, Google Cloud, and Microsoft Azure- son aproximadamente dos tercios de todos los servicios de computación comerciales.
La estimación reciente más completa sobre la calidad de la energía que consumen los centros de datos de todo el mundo la presentó Greenpeace en 2017, en un estudio sobre los que están localizados en un solo condado de Virginia (EE.UU.), llamado el “data center alley” porque por allí pasa el 70% del tráfico mundial de internet.
Encontraron que la mayor parte de la energía que los alimenta no es limpia, y señalaba a las empresas de servicios en la nube la oportunidad de ser más transparentes con respecto a la cantidad de energía proveniente de fuentes sucias no renovables. El año pasado, la ONG actualizó este estudio con los avances que se habían producido.
Denunciaron que desde 2017 Amazon había dado la espalda a los compromisos hechos, incrementando por el contrario sus operaciones en un 59% en Virginia.
Los números de energía limpia aún eran bajos: Google saca un 4%; Microsoft, 34% y Facebook, 37%; pero el informe también destacaba que desde 2010, año en que Greenpeace comenzó a monitorizar este tema, Google, Microsoft y Facebook están entre otras 20 compañías que han establecido compromisos públicos para lograr alimentar su infraestructura digital al 100% con energías renovables. Apple tiene un 100% de energías renovables según el informe.
Una oportunidad para las renovables
Morales dice que “se estima que el consumo eléctrico de data centers ya es superior al consumo de toda España, que está consumiendo ahora mismo de electricidad unos 240 TWh”, aunque reconoce que “no hay estadísticas muy fiables sobre cuánto consumen, es complicado porque no todos los data centers están identificados y tienen su consumo sacado aparte”.
Si bien el sector de los centros de datos es de los que más energías renovables utiliza dentro de la industria, en parte por la presión de sus clientes, aún falta transparencia.
María Prado, de Greenpeace España, reconoce que dependen de lo que estas compañías declaran y califica a los certificados de origen de la energía de “un espejismo”. Explica que los centros de datos por lo general en España no tienen producción propia de energía, y «creen» que su energía es 100% renovable porque compran a las grandes productoras de energía un certificado.
«En términos de PIB o de acceso a la población, Madrid es similar a la región de Amsterdam. Pero si comparamos la potencia eléctrica dedicada a servidores, sólo estamos a una décima parte»
“Iberdrola te está vendiendo en la factura que su energía es renovable porque la certifica, pero eso es mentira, porque la energía sale toda del mismo mercado” o pool. Según Prado, ahora mismo hay un 40% de energía renovable en el sistema en España, y se están certificando cantidades que no llegan a sumar esa cantidad. “Si hubiera una demanda y todo el mundo pidiera certificados de origen, como no habría renovables suficientes, el que quisiera de verdad tener energía limpia se sentiría presionado y presionaría para que haya más renovables. Pero mientras no haya, simplemente se están moviendo papelitos en el mercado que no significan nada”.
El debate sobre cuánto consumen, de dónde proviene la energía que consumen, y sobre todo de dónde va a provenir en el futuro, está sobre la mesa. ¿Si el consumo sigue aumentando tendremos capacidad para alimentar esa demanda? ¿Y si podemos, ocasionaremos menos o más contaminación que la que queríamos evitar con la digitalización?
Para responder a la primera pregunta, nos sirven los datos que maneja Robert Assink, director general de Interxion. Los cuatro mercados de data centers más grandes en Europa son los llamados FLAP -iniciales de Frankfurt, Londres, Amsterdam, París, a los que ahora se ha sumado Dublín. “En términos de PIB o de acceso a la población, la región de Madrid puede ser lo más similar a la región Randstad, donde está Amsterdam. Pero si comparamos la potencia eléctrica dedicada a ordenadores o servidores en esa región, sólo estamos a una décima parte”.
Lo que hace gastar energía a los data centers son los procesos de los servidores, pero también la climatización de los equipos, en un porcentaje cercano al 50%. “Parece obvio que lo mejor sería llevarse los data centers a lugares como Islandia, y allí están en muchos casos. Su mix perfecto es electricidad barata y frío. No obstante, España tiene una oportunidad en traerse los data centers por las renovables que es capaz de producir”, explica Morales.
Esta oportunidad es a la que apuntan un grupo de profesionales del sector de los data centers, reunidos en la asociación iMasons, que han presentado en el Congreso y ante las administraciones de Madrid y Barcelona una propuesta para convertir España, y más concretamente Madrid en un nodo digital atractivo a los data centers de todo el mundo. Su propuesta, que consiste en cambios regulatorios y de beneficios fiscales sobre el consumo de electricidad de estas compañías, apunta al desarrollo del negocio digital en la región.
“En las horas de sol, que es cuando más energía consumen los data centers porque es cuando más dificultades tienen para climatizarse, si resulta que la energía solar es la más barata, podrías compensar el exceso de temperatura gracias al menor precio de la energía solar”. De ahí, según Morales, las presiones de esta asociación para que en España se baje el coste de la tarifa eléctrica porque están viendo que podrían beneficiarse de un precio de la energía prácticamente nulo gracias a la energía solar.”
Pregunto a Morales si aquí en España tenemos tanta energía renovable como para ponernos como ejemplo de esto. “No la tenemos ahora porque no queremos. Pero hay una cifra que me parece muy importante: sólo la energía solar que cae sobre la provincia de Cuenca es suficiente para abastecer de electricidad a todo el mundo durante un año.
Prado, de Greenpeace, también lo ve como algo positivo. “Este tipo de industria tiene la gran oportunidad de posicionarse como consumidores de energía renovable real mediante la contratación de renovables a largo plazo, que es una de las nuevas modas”. Quiere decir que se podría pedirles a las empresas de este sector que se comprometan a hacer una compra de energía renovable a largo plazo, a 20 años, con una productora concreta de energía renovable. “Eso le da solvencia al generador porque tiene una venta asegurada a equis años. Y a ti te da imagen prestigio y compromiso medioambiental real. Eso sería un gran avance”, concluye.
Fuentes
- Jorge Morales de Labra, experto en energías renovables
- María Prado, Greenpeace España
- Robert Assink, director general de Interxion
- Patricia Rodríguez Henriquez (Microsoft), responsable de iMasons en España
- Informe «Clicking Clean Virginia», Greenpeace
- «Madrid, un hub digital para el sur de Europa» (PDF). Informe elaborado por Delfos Research
- España, Hub Digital, manifiesto de iMasons (PDF)
- The Carbon Footprint of Bitcoin, por Christian Stoll
- AI and Compute, OpenAI
 
     
                             
                                         
                                         
                                         
                                        
esto me la pela igual me voy a morir da igual de lo que sea
flipas un poco mas y me quedo ciego
TUS MUERTOSV ESTO ES MUCHO
TIENES RAZON