Bajo una Cruz de la Victoria, símbolo del inicio de la Reconquista y de Don Pelayo, un joven ruso que se identifica como “Mijail” se dirige a un centenar de españoles en la sede madrileña de Falange Española de las JONS, ubicada en la calle Ardemans. Allí se celebra un acto con representantes de una decena de organizaciones de ultraderecha procedentes de varios países europeos, entre los que destacan supremacistas blancos, rostros conocidos de las teorías de la conspiración y negacionistas del holocausto. “Armados desde internet, estamos ganando la batalla de la propaganda. Los globalistas (…) están intentando empujar a Europa hacia una guerra contra Rusia, una guerra de Estados Unidos contra Irán y China. Los eurócratas como Von der Leyen y Kaja Kallas —la presidenta de la Comisión Europea y su jefa diplomática, respectivamente— están imponiendo una retórica militarista, pero debemos evitar que los blancos luchemos entre nosotros”, afirma el ruso en un perfecto inglés mientras le traduce Gonzalo Martín, vicepresidente del partido de extrema derecha Democracia Nacional.
“Mijail”, que prefiere no dar su apellido, pertenece a la Hermandad de Académicos, un grupo ultranacionalista ruso que se ha instalado en las universidades más importantes del país para instruir “física” y “espiritualmente” a los jóvenes, a quienes adiestra para, entre otras cosas, enviarlos a luchar en el frente contra Ucrania. El impulsor de esta organización es Konstantin Malofeev, propietario de Tsargrad —uno de los conglomerados mediáticos más importantes de Rusia— y muy próximo tanto a Vladímir Putin como a la Iglesia Ortodoxa rusa.
Malofeev está sancionado por la Unión Europea y Estados Unidos por participar en actividades de desestabilización. De hecho, varios informes de las autoridades estadounidenses le acusan de financiar a políticos con posiciones prorrusas por toda Europa. También está implicado en operaciones de desinformación en países como Brasil, donde favoreció a organizaciones ultras como Nova Resistência.
En varias imágenes encontradas por Newtral.es se puede ver al joven “Mijail” junto al oligarca ruso Malofeev en un foro celebrado en Moscú el pasado mes de junio. En las fotos también aparece el padre de Elon Musk, el cual ha defendido públicamente a Putin y ha participado en varios actos del Kremlin. La proximidad del joven invitado a Madrid con Konstantin Malofeev da cuenta de su posición dentro del grupo.
“Viva Rusia, viva España y viva Europa”
La Hermandad de Académicos, la organización de Malofeev a la que representa “Mijail”, ha estado estos últimos días en Madrid para participar en los actos organizados por Falange y Democracia Nacional en el marco de los aniversarios por las muertes del dictador Francisco Franco y de José Antonio Primo de Rivera. Junto a ellos han estado representantes de multitud de organizaciones ultranacionalistas —y con posiciones prorrusas— de Italia, Francia, Serbia, Reino Unido, Alemania, Grecia o Rumanía. Todos ellos forman parte de la APF (siglas de Alliance for Peace and Freedom), un grupo liderado por el fascista italiano Roberto Fiore —eurodiputado entre 2008 y 2009 con Fuerza Nueva— que hizo las veces de maestro de ceremonias en el acto celebrado el domingo en la sede de Falange.
La intervención del ruso “Mijail” finalizó con gritos de “viva Rusia, viva España y viva Europa”, a los que siguieron otros discursos de conocidos activistas de ultraderecha como el británico Nick Griffin o el alemán Claus Cremer, un supremacista blanco que representa al partido Die Heimat —también conocido como NPD— en Renania del Norte-Westfalia. Su partido está bajo la lupa de la inteligencia alemana por su alineamiento con el extinto NSDAP, el partido nazi alemán, y sus posturas xenófobas y antisemitas.
“Lo que estamos viviendo hoy no es inmigración, es una invasión. Millones de personas que no comparten nuestros valores ni respetan nuestra cultura están llegando a Europa. No vienen para adaptarse a nosotros, sino para reemplazarnos”, dijo Cremer en la sede de Falange.
Roberto Fiore, líder de la APF —a quien la Unión Europea impidió registrarse como partido en 2018—, afirmó en este ambiente que el proyecto europeo está “en el peor momento de su vida con la derrota de Ucrania”, que describió como “una derrota más de la inteligencia europea”. En este sentido, demandó un alineamiento de todos los países europeos con Rusia: “Nosotros pensamos que Rusia es parte de Europa, y me he atrevido a decir que acaba en el Estrecho de Bering, no en los Urales”. La cuestión no es geográfica, a su juicio, sino racial y religiosa: “La parte que se dice asiática es europea, es blanca y cristiana ortodoxa, también la parte de Siberia”, reivindicó.
Rusia y la ultraderecha española: vectores de influencia
La relación de los grupos ultranacionalistas españoles con el entorno de Putin no es nueva. El pasado mes de septiembre, una delegación española encabezada por el jefe nacional de La Falange, Manuel Andrino, y el vicepresidente de Democracia Nacional, Gonzalo Martín, viajó a San Petersburgo (Rusia) junto a una asociación ultra malagueña para participar en una cumbre de grupos antiglobalistas.
Este evento estuvo organizado por el oligarca ruso Konstantin Malofeev —a través de sus organizaciones Tsargrad, Águila Bicéfala y la Hermandad de Académicos— junto a Aleksander Dugin, uno de los ideólogos de la política exterior de Vladímir Putin. El grupo de Malofeev se ha dedicado estos últimos días a publicar mensajes para homenajear tanto a Francisco Franco como a José Antonio Primo de Rivera, coincidiendo con el 20-N.
También hay registros anteriores de la relación de Falange con representantes del Movimiento Imperial Ruso, una organización que Estados Unidos considera terrorista. Así lo atestigua una fotografía publicada por Falange en 2015 en la que aparece el jefe nacional de los falangistas, Manuel Andrino, junto a Stanislav Shevchuk, a quien las autoridades estadounidenses consideran un nexo entre el Movimiento Imperial Ruso y organizaciones supremacistas y de extrema derecha en Europa.
Como pudo comprobar Newtral.es, Stanislav Shevchuk también estuvo presente en el acto organizado el pasado domingo en la sede de Falange, aunque asistió como público y no hizo ninguna intervención.
Según fuentes de los cuerpos de seguridad españoles, estos grupos vinculados a Rusia tratan a los grupos radicales europeos como “vectores de influencia”. “La táctica operativa es siempre parecida. Identifican a grupos con resentimiento hacia la Unión Europea, la OTAN, Estados Unidos, el liberalismo o las élites nacionales, los cooptan o seducen ofreciéndoles relato geopolítico, visibilidad internacional, viajes, congresos y sensación de importancia” para, a continuación, “apoyarlos selectivamente con recursos”.
Finalmente, estos actores aparentemente domésticos y sin una relación evidente con Rusia son utilizados como “altavoces prorrusos y elementos de desestabilización”. Al recurrir a estos grupos, las fuentes consultadas explican que Moscú puede alegar que no se trata de interferencia extranjera, sino de meras “simpatías ideológicas” de estos actores que verían en el Kremlin un referente para sus propios países.
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