Uno de los grandes hitos que ha cimentado las elegías al dictador Francisco Franco desde hace años ha sido el de su política de construcción de embalses como supuesto símbolo del progreso económico y energético en España. Una narrativa que se sigue alimentando hoy en redes o en podcasts cuando se cumplen 50 años de su muerte.
- Algunos de los mensajes que se comparten pasan por alto, eso sí, detalles importantes sobre el contexto de estas medidas que impulsó el Franquismo en el ámbito hidráulico.
[Este artículo forma parte de un especial sobre desinformación en torno a la figura de Franco en el 50 aniversario de su muerte. Puedes consultar otros artículos aquí y aquí]
Con Franco se hicieron “más de 500 embalses en España”
Qué se dice. Que el dictador construyó un número importante de “pantanos [sic] en España, más de 500”, según el historiador Fernando Paz, para dar “agua, orden y futuro” al país, como dice también la Fundación Francisco Franco.
Qué sabemos. Franco dio bastante importancia a su política hidráulica y, en general, el Franquismo fomentó la construcción de embalses en distintos puntos de España. Algunos informes (como este de la organización ambientalista WWF) recogen el dato de las 581 presas construidas en 30 años desde 1950.
- También las estadísticas del Ministerio para la Transición Ecológica reflejan un aumento importante de estas infraestructuras a partir de ese año.
- Lo que se suele obviar, eso sí, es que muchos de esos proyectos los heredó de la Segunda República (o de periodos anteriores) y que para ejecutarlos en algunas zonas utilizó “trabajo esclavo”, según los historiadores consultados.
Un apunte. Por un lado, están los embalses, que son las estructuras hidráulicas construidas para almacenar agua, y por otro, los pantanos, que son áreas que se han llenado de agua de forma natural: aunque se suelen usar como sinónimos cuando se habla de las políticas de Franco, no son lo mismo, como explicamos aquí.
Una política continuista. Explica a Newtral.es Daniel Lanero, profesor y director del Departamento de Historia de la Universidade de Santiago de Compostela, que lo que hizo el Franquismo fue “dar continuidad a la política hidráulica que se había puesto en práctica desde finales del siglo XIX”.
- “Una política en la que el Estado asumió un rol intervencionista y que se convirtió en algo así como la ‘panacea’ para solucionar el atraso de la agricultura española y los problemas económicos que había en el país”.
- “No se inició con el Franquismo: tanto el Régimen liberal como la Dictadura de Primo de Rivera o la Segunda República hicieron aportaciones significativas a la política de planificación hidráulica”, añade.
En ese sentido, Beatriz García, profesora de historia contemporánea en la Universidad de León, recuerda dos hitos importantes: “Uno de los orígenes de esa política de gestión de los recursos hídricos está en 1902, cuando se crea el plan general de canales de riego y pantanos; y durante la Segunda República es cuando se aprueba el plan nacional de obras hidráulicas, liderado por Indalecio Prieto”.
García recalca que ya antes de Franco “se intentaba combatir la sequía y mejorar la producción agrícola, incluso aportar energía hidroeléctrica, mediante la construcción de embalses y canales en muchos de los proyectos que se diseñaron durante la Segunda República”.
- “Un ejemplo es el embalse de Barrios de Luna, que es enorme, en el límite de León con Asturias; un proyecto republicano que se ejecutó durante el Franquismo [se puso en servicio en 1956] porque la Guerra Civil iniciada con el golpe de Estado de Franco bloqueó todas esas iniciativas que la Dictadura retomó después”, explica.
Cómo se construyeron los embalses. Otra cosa que no se suele mencionar tanto es que el Régimen usó de forma sistemática a presos políticos para construir estas infraestructuras, vulnerando a menudo sus derechos más básicos.
- Dice Beatriz García que “Franco tenía sus propios esclavos, esos trabajadores forzados, que en el fondo eran presos políticos que usaba para hacer estas grandiosas obras con condiciones nefastas: jornadas laborales enormes, una alimentación pésima y riesgos constantes de accidentes”.
- Un ejemplo es el embalse de Benagéber, en Valencia. El Franquismo utilizó a centenares de presos republicanos para construirlo en la década de 1940 en “condiciones durísimas, haciendo los trabajos más duros de pico y pala, con jornadas de hasta 18 horas y alejados de sus familias”, como recuerda la asociación valenciana Memòria i justícia.
- El Régimen lo presentaba como una forma de redimir las penas de estos presos, que en el fondo eran “víctimas de unas largas condenas dictadas por los consejos de guerra” a las que el Franquismo “explotaba” con el objetivo de “cambiar a las personas para siempre”.
- Además, la construcción de muchos de estos embalses supuso el desplazamiento forzado de los vecinos de las localidades en torno a las que se construían estas estructuras, como reflejan en su investigación Memorias ahogadas los periodistas María Ángeles Fernández y Jairo Marcos.
Los mensajes sobre la dana. En relación a los embalses, también se ha hecho hincapié en el desvío del río Turia, que se ordenó durante el Franquismo, como una de las soluciones hídricas que habrían evitado que Valencia se “inundase entera” tras la dana.
- Aquí explicamos que la medida formaba parte del Plan Sur, aprobado por la Dictadura para “sacar músculo y venderlo como la gran solución para Valencia”, que, además, generó varios enfrentamientos con el alcalde de la ciudad.
¿Y? El caso es que el suciatismo globalista y chusmático, arrebatado por odio irracional y satánico hacia España, quiere hundirnos en la desesperación, la sequía, la dependencia, etc.? Ésa es la historia criminal de las intrigas antiespañolas del POSE o Partido Satánico Oficiante en España y heredero de la garduña histórica.
Manolo, tomate la pastilla.
No tomo medicación alguna. Si lo hiciera, no por eso dejaría de poder llevar razón y su réplica -que no respuesta- constituiría una psicologización, siempre falaciosa en cuanto tal. Aprenda a argumentar. Lo suyo es lo que cabe esperar del estalinismo de la siniestra: mandar el disidente al loquero-