Por qué Elon Musk ha eludido la junta directiva de Twitter

Musk límite tuits
Foto de archivo de Elon Musk en 2019./ Adam S Davis
Tiempo de lectura: 7 min

En un nuevo episodio de sus aventuras en las altas esferas de Silicon Valley, Elon Musk desató una semana frenética en Twitter por la que casi acaba en su junta directiva (o consejo de administración). Y pese a todos los altibajos de los últimos días nadie sabe muy bien qué conclusión sacar al respecto.

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Pero esa es la magia de Elon Musk, del poder de su cuenta de Twitter y de la envergadura de su cartera. En solo unos días, el consejero delegado de Tesla y SpaceX ha conseguido abrir dos frentes contradictorios.

  • De un lado, que se disparen las acciones de Twitter.
  • Del otro, que el mayor directivo de Twitter tenga un quebradero de cabeza importante para el futuro.

Para entender los movimientos de la última semana y el cómo se ha llegado a este punto, primero hay que viajar varios años en el pasado. Y, también, echar un vistazo a la importancia de Elon Musk dentro de la cultura de los memes —y de Twitter más en particular.

Pero primero, qué ha pasado.

Elon Musk, mayor accionista de Twitter

El pasado 4 de abril, Elon Musk se convirtió en el mayor accionista de Twitter tras comprar un 9.2% de las acciones de la compañía. El empresario habría invertido cerca de 3.000 millones de dólares en hacer la adquisición a lo largo de varias semanas.

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  • Ese monto es solo una pequeña parte del patrimonio total de Musk, valorado en más de 270.000 millones de dólares.
  • Las acciones de Twitter se dispararon más de un 27% poco después del anuncio de la compra, lo que significó la revalorización de su compra inicial en casi 800 millones de dólares más.

Al poseer más del 5% de una compañía que opera en bolsa, Musk se vio obligado a presentar documentación a la Comisión de Bolsa y Valores.

  • Concretamente, un documento 13G con el que Elon Musk se declaraba como inversor pasivo de Twitter.
  • Es decir, que Musk «no adquirió los valores con ninguna intención, o con el efecto, de cambiar o influir en el control» de la compañía.

Miedo al activismo financiero

La presentación del 13G de Elon Musk es significativa porque Twitter ya ha lidiado de forma reciente con un inversor activista. Esto es, un inversor que compra un número importante de acciones en una compañía con el objetivo de proponer cambios.

  • En 2020, el fondo de cobertura Elliott Management había logrado comprar un 4% de la compañía. Esa cifra era suficiente para convertir a la entidad en uno de los mayores accionistas de Twitter.
  • El objetivo de Elliott era pedir un cambio de liderazgo en Twitter, entonces encabezada por uno de sus cofundadores y hasta hace poco consejero delegado de la plataforma, Jack Dorsey.
  • Desde Elliott presentaron su caso a otros directivos. Principalmente, que Dorsey dividía su atención con otra compañía fundada por él y que Twitter llevaba años estancada a nivel de valor de mercado y de crecimiento de usuarios.
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Desde Twitter acabaron alcanzando un acuerdo con Elliott, pero las propuestas y objetivos del fondo quedaron plasmados en la hoja de ruta de la compañía. Y muchos analistas creen que esa serie de ambiciones acabaron por provocar la salida de Dorsey hace unos meses.

  • Con el anuncio de Elon Musk, tanto en Twitter como entre los medios, existía la percepción de que el empresario también tenía pensado influir en el futuro de la plataforma.

¿Elon Musk en la junta directiva?

El frenesí de titulares sobre Elon Musk como mayor accionista de Twitter se multiplicaron apenas un día después. Parag Agrawal, el consejero delegado de la plataforma, anunció el pasado 5 de abril que el empresario se uniría a su consejo de administración.

  • Las juntas directivas de compañías que operan en bolsa representan los intereses de los accionistas. Su labor es tomar decisiones para el buen desempeño de la empresa.
  • En el caso de Twitter, su junta está formada por 11 personas.

La importancia de que Elon Musk tuviera previsto unirse a la junta directiva de Twitter radica en tres factores:

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  • Musk debería adscribirse a los deberes fiduciarios de la compañía, y por tanto tendría que actuar según los mejores intereses de la compañía y de sus accionistas.
  • Las acciones de Musk no podrían alcanzar el 15% del total de la compañía, y por tanto haría imposible una adquisición hostil.
  • Musk empezaría como director de clase II, lo que le impediría erigirse como presidente de la junta de directivos para tener más influencia.
https://twitter.com/paraga/status/1513354622466867201

Y de repente: nada de nada

Pero este pasado domingo, todo el entuerto de Elon Musk y Twitter volvió a dar un giro de 180 grados. El empresario rechazó entrar en la junta directiva de la plataforma. No solo eso:

  • Este lunes, presentó un documento 16D con el que cambiaba sus intenciones y pasaba a considerarse accionista activo de Twitter.
  • En la documentación presentada a la SEC, Elon Musk decía que podía establecer conversaciones con la junta sobre posibles combinaciones de negocios y estrategias alternativas.
  • También, que podrá expresar sus perspectivas a la junta «o al público a través de redes sociales u otros canales».

En resumidas cuentas, Elon Musk ha decidido no atarse las manos a la hora de criticar a Twitter y dejar abierta la posibilidad de una compra hostil de la compañía.

  • Uno de los motivos, las multas y quebraderos de cabeza que le han acarreado a Elon Musk sus tuits pasados sobre Tesla. Eso es más que motivo suficiente como para evitar más constreñimiento a su perfil público, sea tuitero o no.
  • Y en el caso de la compra, pese al aumento del precio de las acciones, el valor de mercado de Twitter todavía está en 37.000 millones de dólares. Eso solo representa en torno al 15 por ciento del patrimonio de Musk. Aunque la compañía está bien fortificada para resistir ese tipo de iniciativas.

Nada como el Elon Musk de Twitter

Claro que todos estos movimientos quizá respondan a algo mucho más sencillo: que Elon Musk se aburre. O que quiere que se hagan más memes sobre sus aventuras. O que solo quiere shitpostear.

  • Shitposting es el concepto que se usa para aquellos usuarios en la red que solo publican contenido para molestar, distraer o abrumar. Trolear, vaya.
  • Las encuestas que publicó este fin de semana son buen ejemplo de ello. Preguntó a sus seguidores si la sede de Twitter debería convertirse en un centro para personas sin hogar.
  • También, si Twitter debería prescindir de la «w» de su nombre para pasar a llamarse Titter, un eufemismo para hacer una broma sobre tetas.

Elon Musk puede seguir siendo increíblemente influyente en el futuro de Twitter sin necesidad de sumarse a su junta directiva. Quizá, sin ni siquiera mantener el número de acciones que tiene ahora —y con las que puede sacar un buen pedazo de beneficio en caso de venderlas.

  • En el caso de que sí quiera proponer cambios, será interesante ver si irán en la línea de suavizar las normas de moderación de la plataforma o en la de descentralizar los algoritmos que mueven Twitter.

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