Elecciones en Nigeria: La desinformación ahonda las diferencias y amenaza la convivencia en unos comicios tensos

Elecciones en Nigeria y desinformación
Mitin de APC en Lagos, Nigeria. Foto: EFE/EPA/AKINTUNDE AKINLEYE
Tiempo de lectura: 9 min

Wole Soyinka ha tenido que desmentir su apoyo al candidato Bola Ahmed Tinubu. Ha ocurrido cinco días antes de las elecciones presidenciales en Nigeria previstas para el 25 de febrero y da una idea de la generalización de la desinformación durante la campaña. 

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Soyinka es uno de los escritores nigerianos más conocidos y tiene el honor de haber sido el primer autor africano en recibir el Premio Nobel de Literatura, además de ser un prestigioso activista prodemocracia y reputado intelectual. Su opinión tiene un considerable peso en el país y, en los últimos días, se había difundido masivamente en las redes una publicación en la que daba su apoyo al candidato de All Progressives Congress (APC), el actual partido en el poder, y menospreciaba a Atiku Abubakar, aspirante del partido histórico de la oposición. 

Antes, en agosto, el protagonista de un deep fake fue Elon Musk. El propietario de Twitter aparecía mostrando su apoyo a Peter Obi, un candidato renovador, que se ha convertido en un serio aspirante a la presidencia desde la periferia de los dos grandes partidos. Pronto se desveló la falsedad del montaje. Los expertos advierten de que estas estrategias de desinformación, que se difunden sobre todo a través de plataformas digitales con retos virales e influencers, incluyen mensajes que juegan con los sentimientos étnicos y religiosos de los nigerianos.

Desinformación en Nigeria: herramientas digitales y un clima de violencia

La experiencia de la desinformación en Nigeria no es nueva. Aunque es cierto que Idayat Hassan, directora de Center for Democracy & Development (CDD West Africa) un prestigioso centro de análisis nigeriano, asegura que en esta edición “se ha observado una mayor sofisticación y organización en la difusión de desinformación, centrada generalmente en glorificar o deslegitimar a los candidatos y socavar la credibilidad de la Comisión Electoral Nacional Independiente (CENI)”. De hecho, cuando se desveló el escándalo de Cambridge Analytica, se evidenció que la consultora fue contratada por un millonario petrolero para desarrollar una campaña encubierta a favor de Goodluck Jonathan, candidato a las elecciones presidenciales de 2015 en Nigeria.

Ahora, el escándalo del conocido como “Team Jorge” ha profundizado en la estrategia: el contratista israelí especializado en campañas de manipulación para desestabilizar elecciones debía desarrollar una campaña de descrédito contra Muhammadu Buhari. La vulnerabilidad del contexto nigeriano se revela en una escalofriante evidencia: la desinformación ya ha matado gente en Nigeria, como señalaba una investigación de la periodista Yemisi Adegoke en la BBC en 2018, en relación con un episodio de violencia comunitaria.

Desde las elecciones presidenciales de 2015, las herramientas digitales se han ido haciendo protagonistas de la comunicación política en Nigeria. Los aspirantes han ido aumentando su esfuerzo (económico y creativo) para liderar los mensajes en ese espacio, en el que, además, el público no ha dejado de aumentar.

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Los datos de Datareportal revelan que para estas elecciones 122,5 millones de nigerianos utilizan Internet, el 55,4% de la población. Lo que supone más de 22 millones de usuarios más que en la anterior cita electoral. Más de 31,5 millones de estos internautas están presentes en las redes sociales. David Ajikobi, editor en Nigeria de la plataforma de verificación de informaciones AfricaCheck, no tiene dudas de la conexión entre espacio digital y manipulación durante la actual campaña: “Hay indicios de una estrategia de desinformación organizada. Hemos visto ataques coordinados en las redes sociales contra candidatos presidenciales, así como contra grupos étnicos y religiosos. A veces encontramos exactamente el mismo mensaje compartido por múltiples cuentas en redes sociales con el mismo hashtag”.

En 2019, el mismo CDD había detectado el uso extensivo de WhatsApp en la difusión de la comunicación de los partidos y concretamente algunas estrategias curiosas. Los dos principales candidatos tenían equipos expresamente dedicados a difundir mensajes de campaña con apariencia informal en los cientos de grupos de WhatsApp masivos que se habían creado al efecto o en los que los miembros de estas escuadrillas se habían infiltrado. Una forma de transmitir discursos políticos en un contexto más amable y que habitualmente genera más credibilidad que la comunicación institucional. Esa misma investigación concluía que muchos de estos mensajes estaban orientados a desacreditar a un candidato y que, por tanto, WhatsApp se había utilizado para “engañar a los votantes de formas cada vez más sofisticadas”, como indicaba uno de sus autores, el investigador de la University of Birmingham, Nic Cheeseman.

Sin embargo, esa sofisticación no había hecho más que empezar. La desinformación en la actual pantalla ha mostrado su capacidad para refinarse con nuevas estrategias y adaptándose a los canales con mayor impacto. “Las nuevas prácticas incluyen el uso de herramientas más novedosas, como Twitter Space, y una gran sofisticación en el uso de la Inteligencia Artificial para crear vídeos falsos y manipular vídeos y fotos antiguos”, advierte Ajikobi.

Por su parte, Hassan ha elaborado una completa radiografía del panorama de la manipulación en el que destacan estas nuevas herramientas. Coincide en la irrupción de Twitter Spaces a través de la celebración de pretendidos debates “en los que la desinformación campa a sus anchas” y que después se comparten como podcast para que puedan ser consumidos masivamente durante los deslazamientos. Curiosamente TikTok se ha convertido en otra de las novedades fundamentales. Atrae rápidamente la atención de los jóvenes, ofrece discursos de una manera ligera y facilita que esos contenidos se compartan después en otras redes o, incluso, de una manera más personal. 

Influencers y retos virales en las elecciones en Nigeria

Las estrategias más elaboradas han convertido la difusión de los mensajes electorales en lo que en la plataforma de vídeos se ha popularizado como challenges, retos en los que se debe reinterpretar una canción; en este caso, una con un claro contenido partidista. Los vídeos compartidos con la etiqueta #jagabashinegabachallenge uno de los retos más populares convertido en concurso y que se lanzó como una forma de apoyo al candidato del APC Bola Ahmed Tinubu, ya suman más de 225 millones de visualizaciones en TikTok.

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Otra de las piezas determinantes es el papel de los influencers, en un entorno digital como el nigeriano que se encuentra en plena expansión y con una considerable efervescencia. Los informes de activistas e investigadores habían alertado sobre el papel de estos creadores de opinión que saltaban del mundo de los negocios al de la política. Una investigación de la BBC ha confirmado que los partidos han pagado a personas con especial influencia en las redes sociales, no para difundir sus discursos, sino directamente para transmitir historias falsas. 

Ajikobi advierte de las consecuencias de estas estrategias: “Las campañas de desinformación afectan al desarrollo y al resultado de las elecciones porque limitan la capacidad de los ciudadanos para tomar decisiones con conocimiento de causa”. Para este experto verificador se modifican los criterios deseables de la elección: “Cuando los individuos y los grupos son blanco de mensajes que juegan con los sentimientos étnicos y religiosos, a menudo pierden la capacidad de evaluar lógicamente a los candidatos sobre la base del carácter, la competencia y su capacidad para cumplir sus promesas”.

Oluseun Onigbinde es un veterano activista que además se ha centrado en el uso de la tecnología para promover la conciencia ciudadana a través de BudgIT y otras iniciativas. Frente al reto de las presentes elecciones en Nigeria, Onigbinde es realista: “Los ciudadanos son cada vez más conscientes de los problemas y están deseosos de ver unas elecciones libres y justas. Sin embargo, hay mucho en juego y los políticos estarán desesperados por conseguir el poder, todas las instituciones se pondrán a prueba. No hay ninguna certeza de que la tecnología digital vaya a resolver los problemas. Sólo debemos contar con el compromiso de los actores clave de las elecciones para que éstas sean muy creíbles”.

Una lucha contra la desinformación: las alianzas de fact-checkers 

En el momento en el que precisamente se está debatiendo la responsabilidad de las empresas de redes sociales sobre los mensajes que contienen, las propias plataformas han mostrado una cierta sensibilidad por frenar la difusión de informaciones falsas. Meta se ha preocupado por difundir sus desvelos para poner coto a las noticias falsas. Pero esa estrategia parece no ser suficiente. David Ajikobi reconoce que las maniobras de la compañía tienen cierto impacto en la neutralización de contenidos identificados como falsos en Facebook, pero advierte que WhatsApp (que pertenece a la misma empresa) “es un agujero negro de desinformación”. Sin contar con las acciones o la ausencia de acciones de otras plataformas. Hassan, por ejemplo, recuerda que el cierre de la oficina para África de Twitter dificulta la moderación de contenidos y que, en general, la falta de recursos para reaccionar a publicaciones en lenguas nacionales supone una grave falla. 

En realidad, la sociedad civil no ha querido despreocuparse de la amenaza de la desinformación. Por ello han proliferado las iniciativas que pretenden luchar contra la manipulación desde diferentes enfoques. El CDD ha puesto en marcha una iniciativa de verificación que cada día revisa afirmaciones críticas de los candidatos y otras organizaciones han tomado medidas similares.

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Aunque seguramente el esfuerzo más llamativo es el que se ha concretado en la Nigerian Fact-checkers Coalition. Se trata de una alianza entre las principales organizaciones de verificación de datos que operan en el país: Africa Check, Dubawa, FactMattersNG, FactCheckHub; y algunos medios de comunicación locales como the Insight, the Cable, Premium Times o Daily Trust. Con el apoyo financiero de Google, esta federación se apoya en una herramienta de inteligencia artificial desarrollada por la empresa social británica Full Fact. “Por primera vez, contamos con una coalición de verificadores de hechos nigerianos que colaboran y desarrollan otras actividades para garantizar que se identifiquen y desmientan las narrativas falsas y engañosas en torno a estas elecciones en Nigeria. Los políticos han reconocido el trabajo de los fact-checkers y son conscientes de que sus afirmaciones serán comprobadas”, comenta David Ajikobi esperanzado.

Fuentes
  • The Cable: I didn’t author social media post endorsing Tinubu, says Soyinka
  • AfricaCheck; No, Elon Musk hasn’t declared support for Nigerian presidential candidate Obi – video fake
  • Idayat Hassan, directora de Center for Democracy & Development (CDD West Africa)
  • The Guardian: Cambridge Analytica was offered politicians’ hacked emails, say witnesses
  • The Guardian: Dark arts of politics: how ‘Team Jorge’ and Cambridge Analytica meddled in Nigerian election
  • BBC: Nigerian police say false information on Facebook is killing people
  • Datareportal: Nigeria digital 2023
  • David Ajikobi, editor en Nigeria de la plataforma de verificación de informaciones AfricaCheck
  • The conversation: WhatsApp played a big role in the Nigerian election. Not all of it was bad
  • CDD Factcheck: Online Operations: Nigeria’s 2023 Social Media Election Campaigns