El médico de Viena (disponible en Movistar Plus+) narra la historia de Ignaz Semmelweis, el médico húngaro que descubrió en el siglo XIX que lavarse las manos con lejía después de realizar autopsias y antes de asistir un parto salvaba a las madres de morir de fiebre puerperal.
Esta producción húngara se basa en la vida de este médico y su descubrimiento, por el que aún se le recuerda siglos más tarde: el uso de la lejía y la importancia de la higiene.
La película, sin embargo, combina la historia e investigación real de Semmelweis, utilizando datos reales de la mortalidad de las madres de las clínicas Hospital General de Viena, con personajes ficticios “por razones dramatúrgicas”, según asegura la productora de la película, Film Positive Productions, a Newtral.es.
- Emma, la ayudante y amante de Semmelweis, y el doctor Kollar, su rival en la clínica, no existieron en la historia real.
La “epidemia”. En 1847, Semmelweis era un joven cirujano que trabajaba en la Primera Clínica Obstétrica del Hospital General de Viena como ayudante del médico Johann Klein, realizando autopsias y atendiendo partos. La película refleja que en esta prestigiosa clínica morían muchas más mujeres que en la Segunda Clínica de este hospital, dirigida por comadronas.
- Semmelweis especifica en su libro, publicado en 1861 y titulado Etiología, concepto y profilaxis de la fiebre puerperal, que en 1847 morían el triple de madres en su clínica frente a la de comadronas: el 9% frente al 3%.
Contexto. El hospital de maternidad de Viena se dividió en dos clínicas en 1840. Por ley, todos los médicos fueron destinados entonces a la primera y las comadronas a la segunda. A partir de entonces, los datos de mortalidad en la primera clínica se dispararon.
- En la película, el doctor húngaro así se lo especifica a su superior. “La mortalidad en la clínica empeoró hace exactamente siete años”, asegura.
En El médico de Viena, los superiores de Semmelweis se refieren a esta situación como una “epidemia”, provocada por “la posición de los astros” y el “miedo” de las madres. Semmelweis se pregunta, sin embargo, “qué clase de epidemia afecta a una sola clínica en Viena”.
La relevancia de los personajes ficticios. En la película, una comadrona llamada Emma llega a la primera clínica de Viena para asistir a Semmelweis en su trabajo, ayudándolo así en su investigación de la alta mortalidad de las madres.
- El director de la película, Lajos Koltai, señala en el dossier de prensa que “no saben” si existía en realidad un personaje que acompañara al doctor en su trabajo, como Emma, pero que su existencia era necesaria “por razones dramatúrgicas”.
- En El médico de Viena Emma asiste a Semmelweis a la vez que surge una atracción entre ellos y el doctor Kollar intenta utilizarla como espía contra el joven médico.
Kollar, el otro personaje ficticio, es “una figura central compleja que se oponía” a Semmelweis, como señala la productora a Newtral.es. Una de las razones era, en parte y según se repite en la película, por ser húngaro y no austriaco.
- Kollar acompaña en la película al doctor Klein, el director de la clínica, quien sí es un personaje real y que mostró su rechazo a las innovaciones de Semmelweis.

El descubrimiento. El doctor realiza autopsias a escondidas de los cadáveres de las madres para tratar de descubrir la causa de las muertes. Un día, un compañero suyo, Jakob Kolletschka, es infectado tras pincharse accidentalmente con un cuchillo utilizado en una disección y acaba muriendo. Semmelweis decide entonces investigarlo.
- Kolletschka fue una profesor real que murió de sepsis (la respuesta a una infección) y, al igual que en la película, Semmelweis le realizó una autopsia, según cuenta la productora a Newtral.es.
Así, Semmelweis descubre que la infección de fiebre puerperal se debía a que los estudiantes y médicos que también diseccionaban cadáveres, transferían material cadavérico de la morgue a pacientes de maternidad a través de sus manos.
- Las comadronas no trabajaban en la morgue, por lo que no trasladaban la cadaverina a las madres, tal y como recogió Semmelweis en su libro.
Entonces, Semmelweis investiga cómo quitarse el hedor de los cadáveres de las manos. Después de probar con distintas sustancias, descubre que la lejía en polvo es efectiva tras ver a su casera utilizándola para lavar la ropa.
- El dossier de prensa recoge que esta coincidencia es fiel a la realidad.
En El médico de Viena, el doctor Klein deja a Semmelweis implantar su fórmula de limpieza mientras forma otro equipo liderado por Kollar para probar qué método es más efectivo. El grupo liderado por el húngaro es más eficiente en la primera semana, mientras que en la segunda aumenta de nuevo la mortalidad.
- En realidad, no existió tal competición. El dossier de prensa recoge que Semmelweis obligó a todo el personal médico a usar lejía y que disminuyó así la tasa de mortalidad por fiebre puerperal un 2%.
El desenlace (¡alerta spoiler!). Al final de El médico de Viena, se demuestra que la tesis de Semmelweis era cierta al descubrir que el doctor Kollar le había tendido una trampa. Kollar ordenó en la lavandería que dejaran de utilizar lejía para lavar las sábanas, lo que provocó que muchas madres volvieran a infectarse y morir en la segunda semana de la prueba.
En la película, tras desvelarse el plan, el director de la clínica reconoce el trabajo de Semmelweis y le pide que se quede a dirigir el hospital en su lugar, reconociendo su error.
- En realidad, esto nunca ocurrió. “Lamentablemente, nunca recibió el reconocimiento que merecía. Incluso después de la publicación de su libro, su obra no fue muy conocida; solo tras la publicación del libro de Joseph Lister sobre antisépticos en 1877, la idea de Semmelweis fue aceptada”, explica Film Positive Productions a Newtral.es.
Después, Semmelweis se marchó a Pest (Hungría) para continuar con su trabajo, pero acabó falleciendo en 1865 en el hospital psiquiátrico de Döbling, en Viena, aspecto que no se narra en El médico de Viena, pues su director quiso centrarse en el descubrimiento de “la sustancia desinfectante”, según el dossier de prensa.
