El 15 de febrero del 2003 la ciudadanía salió a la calle para corear una única consigna: ‘No a la guerra’. Era un clamor frente a la intención de Estados Unidos (y una coalición de países entre los que se encontraba España) de invadir el país asiático.
La convocatoria corrió como la pólvora de boca en boca, octavillas y mensajes SMS. A las multitudinarias protestas de Madrid y Barcelona, (1.500.000 y 2.000.000 de personas, según los organizadores) se sumaron las convocatorias de otras ciudades como Nueva York, Roma, Londres o Berlín. El clima antibelicista reinaba en las calles, pero en los despachos se fraguaba otra historia.

Fake-War
A principios de la década del 2000, Estados Unidos intentaba justificar una invasión a Irak afirmando que el país tenía vínculos con Al Qaeda y que poseía armas de destrucción masiva. La Organización de Naciones Unidas decidió enviar una comisión de expertos para corroborar la existencia de estas amenazas. Tras siete semanas de búsqueda, el jefe de la inspección Hans Blix concluyó que “no había ningún rastro de armas de destrucción masiva”.
Pese a la falta de pruebas, George Bush no dudó. Como si de una película se tratase, formó un grupo de países afines a la idea : ‘Coalición de la Voluntad’, y actuó al margen de las Naciones Unidas. ¿Su objetivo? Derrocar el régimen de Sadam Husein e instaurar la democracia. La máquina de guerra estaba en marcha.

La guerra importa, tu opinión no
Pese a que las calles se llenaron de personas que rechazaban la guerra, (el CIS recogía que el 91% de los españoles se oponía), la voluntad del entonces presidente Aznar era más fuerte. Durante las semanas previas a la ofensiva, el entonces presidente del PP repitió durante las entrevistas el mantra de existencia de armas de destrucción masiva. Incluso llegó a repetirlo en el Congreso de los Diputados.
El 16 de marzo de ese año Bush, Blair y Aznar tomaban la decisión desde la Cumbre de las Azores. Atacarian Irak a no ser que Sadam respondiese a su ultimátum: Abandonar el poder en 48 horas. De poco servía tener al mundo en contra. Los tres hombres estaban dispuestos a hacer la guerra.
Aunque las hostilidades se acumulaban en el calendario, la guerra comenzó oficialmente el 20 de marzo de 2003. Tras los bombardeos iniciales, los acontecimientos se sucedieron. Las tropas llegaron a Irak. Murió medio millar de civiles. Los periodistas José Couso y Julio Anguita Parrado fallecieron cubriendo el conflicto y poco después Al Qaeda golpeó Madrid asesinando a 193 personas.
Aznar murió políticamente defendiendo la colina de la existencia de armas de destrucción masiva. El resto es historia.
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