El 14 de octubre de 1962 un avión espía norteamericano reportó la colocación de misiles de medio alcance, de origen soviético, en la isla de Cuba, a pocos kilómetros de las costas de Florida (EEUU), un punto demasiado cercano (y estratégico) en caso de enfrentamiento directo. Ante esta decisión, el presidente norteamericano, John Fitzgerald Kennedy, decidió bloquear la isla con barcos de la armada e impedir así cualquier acceso a ella por vía marítima.
Esto desembocó en una situación de tensión que podía desencadenar en cualquier momento una guerra nuclear entre EEUU y la URSS que afectaría al planeta entero. Ambas potencias comenzaron un baile de posiciones alrededor de la isla con movimientos de estrategia bélica que mantuvieron en vilo a los demás países.
Finalmente no se produjo ningún ataque termonuclear; los misiles se retiraron de la isla y Cuba logró salir airosa de la situación, pero pasó a la historia como el período más próximo a una Tercera Guerra Mundial de la Guerra Fría.
Para comprender por qué había tantas tensiones entre ambas potencias, hay que incidir en que esto tiene lugar en plena Guerra Fría, un conficto indirecto que enfrentó a Estados Unidos con la Unión Soviética tras la Segunda Guerra Mundial. Un conflicto en el que todas las batallas se libraron en los llamados países satélite, los cuales se anexionaron a cada bloque según ideologías.
Los temores en común pueden generar importantes alianzas. Y eso es lo que pasó en la Segunda Guerra Mundial. Ante el temor a ver un mundo dominado por los nazis, fascistas italianos e imperialistas japoneses (y demás potencias del Eje), se unieron, formando el bloque de los Aliados, la Unión Soviética, los Estados Unidos y el Reino Unido, entre otros. Tras frenar a Alemania en 1945, la desaparición del objetivo común que tenían Estados Unidos y la Unión Soviética generó tensiones entre ambos países.
En febrero de 1945 se desplazaron a Yalta (Crimea) los líderes estadounidense Roosevelt, británico Churchill y soviético Stalin, donde trazaron las estrategias que les conducirían a la victoria. Dicha conferencia fluyó en tono amigable. Meses después, en junio del mismo año, se reunieron en Postdam (Alemania) Truman en representación de Estados Unidos, Atlee por Reino Unido y Stalin por la Unión Soviética. Pese a que se alcanzaron pactos, se notaba cierta tensión en el ambiente.
Los primeros pasos hacia una escisión por bloques
La creación de la ONU (que venía siendo una sucesora de la Sociedad de Naciones de 1919) terminó siendo un terreno de juego para roces entre las potencias estadounidense y soviética, que se criticaban mutuamente las políticas.
Después de la muerte de Roosevelt, Truman recrudeció su política contra el expansionismo comunista y elaboró el Plan Marshall, una inversión millonaria del país americano con el objetivo de ayudar a la reconstrucción europea y evitar su dependencia del bloque comunista. Creó también la OTAN para asegurarse aliados europeos en un caso de enfrentamiento directo con cualquier potencia y a su vez, el derecho a intervenir en conflictos que ocasionaran los comunistas. Ante esto Stalin firmó el Pacto de Varsovia y la COMECON, formándose así otro bloque.
Fuentes
–La crisis de los misiles, que conmocionó al mundo, Víctor Arrogante, El Plural (15/10/2018)
–La Guerra Fría, medio siglo de enfrentamientos, Daniel Delgado, Muy Historia