El caso Frieda recupera la historia de Frieda Keller, una costurera de la Suiza de principios del siglo XX a la que se acusa de haber matado a su hijo de cinco años.
- Filmin ha añadido a su catálogo esta película, que recuerda el caso real de esta joven y se basa en la novela Die Verlorene – Friedas Fall, de la escritora zuriquesa Michèle Minelli, como explican desde la plataforma.
Muchos de los detalles que cuenta el filme sucedieron así, aunque hay personajes y escenas que se han ficcionado.
El caso Frieda relata cómo la policía detiene a Frieda Keller, una costurera suiza que confiesa el asesinato de su hijo de cinco años. A partir de ahí, mientras el fiscal inicia una investigación para aclarar los motivos del crimen, la mujer del investigador va a visitar a la prisión frecuentemente a Keller, tejiendo con ella una estrecha relación.
- Como explican en Filmin, el personaje de Erna Gmür, la esposa del fiscal, es ficticio, es “una adición creativa que no existía en los registros históricos”, pero que se incluyó en la película para ilustrar la sororidad entre distintas clases sociales.
La película detalla cómo la policía encuentra los restos del cuerpo del niño, que aparece en mitad del bosque; el fiscal se lo describe explícitamente a Frieda y toma declaración a las trabajadoras del asilo en el que vivía el chico.
- El diario suizo Tagblatt recuerda que en su delegación de St. Geller, el pueblo donde ocurrió el suceso, se publicó una descripción detallada de la ropa del niño y “dos monjas del asilo infantil Tempelacker la reconocieron: pertenecían al pequeño Ernst Keller”.
- En su artículo, basado en las investigaciones del periodista y escritor suizo Peter Holenstein, el periódico explica que, como en la película, la madre se había llevado a su “hijo ilegítimo” del asilo porque allí ya no aceptaban a jóvenes mayores de cinco años.

El móvil. En unas notas para su abogado, Frieda explica cómo se convirtió “en el monstruo” que fue. “Él me sumió en la miseria un domingo por la tarde”, explica en la película, en referencia a la violación que sufrió por parte del tabernero que fue su jefe y tras la que se quedó embarazada.
- La frase que se utiliza en el filme es literal: se extrajo de la declaración real de Frieda, que recupera Peter Holenstein en un artículo publicado en la revista Kriminalistik.
- “Me mandó al sótano con la excusa de ir a buscar vino y me siguió. Una vez dentro, cerró la puerta con llave. Entonces, se abalanzó sobre mí y me amenazó con pegarme si me resistía. No pude escapar y temí por mi vida. Después de haberme desvirgado, amenazó con contárselo todo a mi padre” (página 536), afirmó Frieda.
La condena. En un primer momento, el fiscal solicita la pena de muerte para Frieda por el asesinato premeditado de su hijo (nacido de aquella violación). De hecho, utiliza la relación de pareja que mantuvo con un cartero que cumplía el servicio militar, Beat Rothenfluh, para justificar el móvil del asesinato: ella habría matado a su hijo para ocultárselo al cartero y poder vivir su amor con él en libertad.
- Como explica Holenstein, es cierto que ambos mantuvieron una relación, aunque él terminó abandonándola cuando le confesó que tenía un hijo (páginas 537 y 538).
- La película reproduce de forma bastante fidedigna el alegato del fiscal, en el que argumenta por qué cree que es un “acto cometido intencionalmente y con premeditación por parte de la acusada” (página 538 del artículo de Holenstein).
- Por su parte, el abogado de Frieda, Arnold Janggen, pidió que se la condenase por homicidio involuntario y solicitó clemencia a los jueces (como se ve en la película). El tribunal acabó condenándola a pena de muerte, como figura en los documentos oficiales del juicio.
- Tras el veredicto, Frieda se desmaya en mitad de la sala y “la tienen que sacar en camilla”, como recuerdan en Tagblatt, aunque en el filme ella sale por su propio pie.
La respuesta. El caso de Frieda desató una ola de indignación en Suiza y movilizó a los grupos feministas de la época, que veían como una injusticia su condena, como también refleja la película. La acusada se escudó en la desesperación y el temor que le producían “la vergüenza y el desprecio públicos” que conllevaban tener un hijo fuera del matrimonio (página 540).
- Algunas asociaciones y activistas feministas de entonces, como Elise Honegger, se posicionaron en contra de la “parcialidad” del juicio a Frieda, como relata el diario local St. Galler Nachrichten.
- Finalmente, el tribunal atendió las peticiones de clemencia y anuló la sentencia a muerte, que se convirtió en una “cadena perpetua en régimen de aislamiento”, como detalla Holenstein (página 541).
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