La legalización del aborto sigue siendo, en pleno siglo XXI, una cuestión de actualidad. Recientemente, las mujeres de países como Colombia y Argentina han protagonizado multitudinarias manifestaciones tras las que han conseguido que sus Parlamentos descriminalicen la interrupción voluntaria del embarazo. En julio de 2021, el Parlamento Europeo aprobó una resolución en la que pedía a sus Estados miembros garantizar el acceso universal a una práctica segura y legal del aborto. Ahora, una película sobre la experiencia de una joven francesa que decide abortar en los años 60s, El Acontecimiento, se ha hecho con el León de Oro del Festival de cine de Venecia.
El filme, dirigido por Audrey Diwan y basado en la novela autobiográfica de Annie Ernaux, retrata como Anne (Anamaria Vartolomei), una joven estudiante universitaria de Filología se enfrenta a un embarazo no deseado en la Francia de 1963.
Pese a vivir en una de las democracias más consolidadas de la época, Anne se encuentra no solo con una legislación sobre los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres que hace imposible abortar legalmente o con garantías médicas e higiénicas, si no con una percepción social de su situación que provoca el juicio y aislamiento de su entorno.
El aborto se legalizó en Francia en 1975
El aborto se legalizó en Francia en 1975 -doce años después del marco temporal de El Acontecimiento– de la mano de la exministra de Sanidad Simone Veil. La norma contemplaba la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo hasta la décima semana de gestación. La batalla por un aborto libre, sin embargo, se había iniciado en Francia años antes.
Las primeras clínicas de planificación familiar francesas se abren a principios de la década de 1960 de manera clandestina, según explicó la Asamblea Nacional gala por el 40 aniversario de la ya conocida como “Ley Veil”. Sin embargo, no será hasta 1967 cuando se da un gran paso en la libertad sexual y reproductiva de las mujeres francesas. Aquel año se aprueba la “Ley Neuwirth”, que legaliza la píldora anticonceptiva y autoriza la anticoncepción. En El Acontecimiento, narrada cuando no se ha dado ni siquiera este avance, se ve claramente la línea roja que suponía hablar del aborto, pero también de métodos anticonceptivos. De hecho, no se menciona en ninguna de las conversaciones sobre sexo que la protagonista mantiene con sus amigas.
La interrupción del embarazo: varios siglos en el tintero
Pese a que en la mayoría de los países la interrupción voluntaria del embarazo se despenalizó a partir de la segunda mitad del siglo XX, el aborto es una cuestión que ha estado presente en las sociedades desde el principio.
“Ha habido abortos durante toda la existencia”, señala a Newtral.es Isabel Serrano, ginecóloga experta en derechos sexuales y reproductivos y miembro de la SEDRA-Federación de Planificación Familiar. En su libro La cuestión del aborto (1986) recoge algunas de las técnicas históricas empleadas para llevarlo a cabo. Entre ellas destacan el uso de plantas medicinales como la ruda y el hisopo, descubiertas por Sorano de Efeso en el siglo II; el bledo empleado por los aztecas; las sangrías de la Edad Media; o el plomo del siglo XIX.
Asimismo, los detractores de la interrupción del embarazo también se remontan a varios siglos atrás. En esta línea, uno de los primeros textos oficiales que sancionan el aborto es una bula papal de Sixto V, promulgada en 1588 y conocida como Constitución Effrenata.
Los métodos del siglo XX: de las agujas de tejer al legrado
Los métodos para practicar abortos clandestinos han ido cambiando a lo largo del tiempo y El Acontecimeinto muestra algunos de las técnicas más comúnmente utilizadas en las últimas décadas.
Tras enterarse de su embarazo, Anne acude a un ginecólogo que le receta unas inyecciones de estradiol, hormona esteroidea sexual femenina. “En España también se pensaba que estas inyecciones servían para provocar abortos, pero no era así”, explica a Newtral.es Serrano, quien apunta que el fármaco se comercializaban como remedio para la amenorrea primero bajo el nombre de Duogynon y luego de Cumorit.
“Este producto no es un abortivo, pero popularmente se pensaba así porque una dosis hormonal fuerte provocaba un crecimiento endometrial importante, que culminaba con sangrado. Es decir, aquellas mujeres que solo estaban sufriendo un retraso recuperan la menstruación, pero no provocaba abortos”, relata la ginecóloga. Efectivamente, esto es lo que pasa a la protagonista del filme de Diwan, quien no consigue poner fin a su embarazo con las inyecciones.
El segundo método que Anne intenta es introducirse una aguja de tejer. “Con esta técnica las probabilidades de perforar el útero eran muy elevadas. Eran locuras que se hacían en situaciones de desesperación”, cuenta Serrano, que formó parte de una de los primeros centros de planificación familiar en España tras el franquismo.
Finalmente, la protagonista de El Acontecimiento logra abortar con la ayuda de una mujer que le realiza un legrado en un piso clandestino. “Se colocaban sondas para vaciar el útero a través de aspiración”, concreta la ginecóloga.
El acceso al aborto: una cuestión de clase
Las dificultades de las clases sociales más bajas para el acceso al aborto cuando este es ilegal es otro de los temas que trata la película. Así, la protagonista de El Acontecimiento -cuyos padres regentan un bar en una localidad rural- debe malvender todas sus pertenencias (incluída una medalla de oro que lleva prendida al cuello durante todo el filme) para poder costearse el aborto, cuyo precio es de 400 francos de antaño.
Serrano cuenta como el aborto más seguro, aquel que se realizaba en clínicas de Inglaterra y Holanda, solo era accesible para mujeres que podían pagarse el billete, la estancia y el precio de la intervención. “Las que no podían permitírselo debían conformarse con el circuito de aborto clandestino que existía en el país de origen”, relata la ginecóloga, quien lamenta que “las condiciones en las que se realizaban las intervenciones eran bastante inseguras”.
La experta lamenta que, como consecuencia de los abortos clandestinos, tuvieron lugar muchas “muertes innecesarias”, un destino al que la protagonista de El Acontecimiento evita por los pelos gracias a la ayuda de una compañera.
La evolución del aborto en Francia
En 1971, un grupo de 343 mujeres lideradas por la filósofa Simone de Beauvoir publicó un manifiesto que reclamaba el derecho a la interrupción del embarazo en la revista Le Nouvel Observateur. Entre las firmas había nombres como el de las actrices Catherine Deneuve y Jeanne Moreau, que se autoinculparon al declarar haber abortado. Aquella proclama acabó conociéndose como la de las “343 zorras”, debido a un chiste de la revista Charlie Hebdo.
Hasta la ley de 1975, el Código penal francés sancionaba el aborto y el intento de aborto sea cual fuera el plazo en que se realizare, y lo clasificaba en la categoría de los crímenes. Así pues, la mujer que se sometía a un aborto y el autor del mismo podían ser castigados con una pena de prisión de entre seis meses y diez añoso. Además, estaba prohibido y sancionado la propaganda anticonceptiva y la revelación de procedimientos para prevenir el embarazo.
La última modificación de la ley del aborto en Francia se aprobó en febrero de 2022, cuando se amplió el plazo legal para someterse a una interrupción del embarazo de doce semanas de gestación a catorce.
La legalización del aborto en Europa
El primer país del continente europeo en legalizar el aborto (por razones médicas o socieconómicas) fue Rusia, cuando todavía era la antigua Unión Soviétia. La interrupción voluntaria del embarazo fue legal entre 1920 y 1936, y volvió a legalizarse en 1955, afectando a todos los países europeos que por aquel entonces formaban parte de la URSS, como Estonia, Letonia, Lituania o Ucrania, entre otros.
Dentro de la actual Unión Europea y sin tener en cuenta las exrepúblicas soviéticas o bajo influencia de la URSS, en los años 70s llegó el turno de Dinamarca, Suecia, Francia, Austria, la antigua Yugoslavia (en la que estaban incluídos Croacia y Eslovenia), Italia, Luxemburgo y Noruega.
España fue el país número 21 de los actuales 27 Estados miembro de la Unión Europea en legalizar el aborto. Lo hizo en el año 2010, tres años después de Portugal y ocho antes que Irlanda y Chipre, los últimos miembros del club comunitario que han dado el paso.
A día de hoy, quedan tres Estados de la UE sin un acceso libre a la interrupción voluntaria del embarazo por solicitud de la persona gestante: Polonia, Malta y Finlandia. En ninguno de estos tres países se contempla el aborto por simple petición de la madre -es decir, es necesaria la aprobación de un médico-, aunque Helsinki sí lo contempla por motivos sociales, según los datos del Centro Europeo de Derechos Reproductivos.
Fuentes:
- Ley francesa de la interrupción voluntaria del embarazo del 7 de abril de 1975
- Centro Europeo de Derechos Reproductivos
- Decreto relativo a la natalidad y la familia francesa del 29 de julio de 1939
- Isabel Serrano, ginecóloga experta en derechos sexuales y reproductivos y miembro de la SEDRA-Federación de Planificación Familiar