Inflación, desempleo o una bajada en la producción: expertos analizan los posibles efectos de las medidas de Milei

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El presidente de Argentina, Javier Milei. EFE/ Enrique García Medina
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Las medidas anunciadas por el Gobierno de Argentina tienen efectos sobre la economía del país, que sufre una crisis perpetua marcada por una inflación interanual que se acerca al 161% y una deuda pública que es el 85% del PIB. Entre los economistas consultados por Newtral.es hay consenso: la situación del país es crítica y necesita de un ajuste fiscal; aplicar la receta tradicional que han puesto en práctica antes otros países que consiste en reducir el gasto público y/o subir los impuestos. No obstante, muestran diferencias al analizar las medidas anunciadas por el nuevo Gobierno de Javier Milei para llevar a cabo el ajuste. 

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Aún sin ofrecer detalles más concretos, el ministro de Economía de Argentina anunció un “paquete de urgencia” para salvar la economía argentina. Entre las medidas, la devaluación del peso argentino en más de un 50%. Y otras destinadas a recortar el gasto público: paralizar nuevas licitaciones de obra pública, despedir a los funcionarios que lleven menos de un año en su puesto de trabajo o recortar los subsidios a la energía y al transporte, entre otras. 

Estas medidas (devaluar y limitar el gasto público) responden a un plan del Gobierno para frenar el sangrado de la economía argentina: Al devaluar el peso a la mitad, las exportaciones son más baratas, aumenta la competitividad-precio de las empresas y entran dólares a la economía argentina. Al mismo tiempo que aumentan los precios. Pero el Estado aplica entonces una política fiscal restrictiva que reduce drásticamente el gasto público, lo que hace caer el PIB, el empleo y los precios (pese al efecto inflacionario inicial por la devaluación), al deprimir la demanda interna. 

Devaluar el peso para que el tipo de cambio sea creíble, uno de los efectos en la economía de Argentina que provocan las medidas

Los economistas consultados están de acuerdo en que la devaluación de la moneda nacional es una medida “necesaria” para ayudar a la agonizante economía argentina. Así lo explican Antoni Cunyat, profesor de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y de la Universidad de Valencia; Antonio Sanabria, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid y Manuel Hidalgo, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Pablo de Olavide en Sevilla.

Según Cunyat, el Banco Central argentino trata de reflejar la realidad cambiaria en Argentina a través de esta medida. El país ha pasado de la paridad un peso un dólar, a alcanzar valores por encima de los 375 pesos por dólar. Esta cotización “oficial” —establecido por el banco nacional a través del “cepo cambiario”, que interviene en la economía para mantener el cambio en una determinada banda— convive con otro tipo de cambio diferente que marca el mercado negro.

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Como explica Cunyat, al devaluar la moneda un 51% (de 400 pesos por dólar a 800) se consigue que el valor del peso en el mercado oficial se acerque a su cotización en el extraoficial, el único mercado al que tienen acceso los ciudadanos de a pie. “Lo que busca el Gobierno con esta medida es que el tipo de cambio sea creíble”, añade Sanabria. 

Subida de precios como consecuencia inmediata a la devaluación de la moneda, otro de los efectos de las medidas para la economía de Argentina

El objetivo del Ejecutivo con esta devaluación es mejorar la competitividad de las empresas nacionales al bajar el precio de lo que se compra a Argentina desde otros países, es decir, al bajar el precio de las exportaciones. “Si la moneda vale menos, los productos que vende Argentina son más baratos para quien los compra en dólares”, indica Sanabria. 

Sin embargo, el efecto secundario de la devaluación de la moneda es la pérdida del nivel adquisitivo de los ciudadanos, que necesitan más dinero para comprar los mismos productos. Es decir, la devaluación provoca un aumento de la inflación. Además, los ahorros y los sueldos de los ciudadanos también pierden valor, especialmente los de las familias vulnerables que son los que ahorran en pesos y no en dólares.

Recorte del gasto público para reducir el déficit y bajar los precios

Para solucionar el aumento de la inflación que provoca la devaluación, el Gobierno de Argentina propone una batería de medidas restrictivas destinadas a reducir el déficit fiscal “galopante” en Argentina: suspender obra pública, reducir el número de trabajadores públicos, reducir los subsidios a la energía y al transporte, suspender la inversión en publicidad oficial o reducir las transferencias a las provincias del país. 

Estas medidas producen una caída de la actividad, un aumento del desempleo y una caída de los precios. “Se reduce el gasto público, baja la demanda agregada, baja el PIB, se reduce la inflación y aumenta el desempleo”, enumera Cunyat.

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Por esta misma razón, algunas de ellas no se pueden mantener por mucho tiempo, como la de mayor calado que consiste en suspender por completo toda obra pública. Según los expertos, esta idea corresponde a un plan de choque que debe tomarse como una medida “extrema y absolutamente provisional”. “Las infraestructuras públicas son necesarias para la productividad y para el crecimiento de un país desarrollado”, argumenta Cunyat. 

Sin embargo, dentro del paquete hay una medida que los economistas consideran positiva: la que pretende reducir las ayudas a la gasolina y al transporte, “un plan más estructural”. “Reducir las subvenciones va en la dirección de evaluar qué gastos son realmente necesarios y cuáles no, para eliminarlos”, expone Hidalgo.

Medidas necesarias, medidas insuficientes o medidas equivocadas

Los economistas coinciden en que la economía de Argentina está gravemente herida y necesita de medidas a la altura del descalabro. Sin embargo, es en este punto donde los economistas difieren en su análisis. Mientras Hidalgo es partidario de señalar que el efecto negativo del plan anunciado por el Gobierno argentino es un coste que hay que pagar para mejorar en el largo plazo la economía argentina, para Cunyat, “se necesita mucho más que estas medidas”. Y para Sanabria aplicar políticas tan duras sin un plan que contenga la subida de precios y aplaque el resto de efectos sobre la población es arriesgado. 

“Son medidas de ajuste muy dolorosas en el corto plazo pero, si se hacen bien, después podrá permitir una agenda de crecimiento”, analiza Hidalgo. “El mayor error que puede cometer el Gobierno ahora es quedarse a medio camino”, asegura. 

Para Cunyat, estas medidas, aún siendo tan duras para las familias argentinas, “se quedan cortas para solucionar los problemas estructurales del país”. Según el experto, “para reducir la inflación, Argentina necesita más armamento y reformas estructurales en los mercados”. Algo que aún no se ha anunciado. “Es necesario comenzar a intervenir en sectores clave como el de la energía, reducir oligopolios para que haya competencia real y perseguir la corrupción”. 

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Sanabria, sin embargo, considera que el plan tendrá un elevado coste social y político: habrá mucha gente que perderá ingresos, su puesto de trabajo o el valor de sus ahorros. “Argentina no necesitaba esta motosierra, sino un bisturí”, considera. “En la práctica, se requieren medidas quirúrgicas para evaluar las consecuencias que tiene cada movimiento sobre otras variables económicas”. Para Sanabria, no hay incluido en este plan un cambio del modelo productivo, el problema es, por tanto, de fondo.

Fuentes
  • Antoni Cunyat, profesor de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y de la Universidad de Valencia
  • Antonio Sanabria, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid
  • Manuel Hidalgo, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Pablo de Olavide en Sevilla
  • Banco de la Nación Argentina
  • Índice de precios al consumidor (IPC) de noviembre
  • Evolución de la deuda bruta del Ministerio de Economía