Insomnio, estrés y taquicardias, entre los efectos del consumo excesivo de bebidas “energéticas”

Insomnio, estrés y taquicardias, entre los efectos en menores del consumo excesivo de bebidas “energéticas”
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El pasado 16 de octubre la Xunta de Galicia anunció que tramitará una norma para limitar el consumo de bebidas energéticas en menores. Según recoge EFE, otras siete autonomías se han sumado a estudiar esta cuestión, ante el creciente consumo entre adolescentes del que alerta la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Y, dada la evidencia científica de los efectos de las bebidas energéticas sobre este grupo poblacional, los expertos consultados por Newtral.es secundan este tipo de medidas. 

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Francisco Pita, endocrinólogo y miembro de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), denuncia en declaraciones a Newtral.es que las bebidas energéticas, pese a su denominación como reclamo publicitario, “no proporcionan ningún tipo de energía más allá de las calorías aportadas por la elevada cantidad de azúcares que contienen”.

Estos productos contienen azúcares, cafeína, taurina y distintas combinaciones de otros productos como la L-carnitina, la glucuronolactona, guaraná, ginseng y vitaminas del grupo B. Según el endocrinólogo, un consumo aislado y en pequeñas cantidades de bebidas energéticas “no tiene por qué producir efectos perjudiciales”, aunque precisa que esto se aplica a individuos sanos, ya que no son recomendables en personas con enfermedades psiquiátricas, cardiológicas y metabólicas. 

La cosa cambia cuando su uso es continuado y en grandes cantidades, que es precisamente el caso en muchos menores. Según un estudio de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) del 2011 al que se remite la AESAN, un 12% de los menores europeos entre 10 y 18 años se identificaron como consumidores “crónicos elevados” es decir, que consumían bebidas energéticas entre 4 y 5 veces a la semana o más, con un volumen medio de bebidas energéticas de 7 litros al mes. También un 12% de los consumidores adolescentes resultaron ser consumidores “muy agudos”, es decir, consumieron al menos un litro de bebida energética por ocasión. 

El consumo excesivo puede producir insomnio y estrés

Pita señala que, cuando se hace este tipo de consumo tan continuado y agudo, las bebidas energéticas pueden llegar a tener efectos dañinos en los menores. “El aporte de azúcares conlleva el riesgo de aumento de peso y alteraciones del metabolismo de los lípidos e hidratos de carbono”, indica. “Además –añade el endocrinólogo– el aporte de cafeína y otras sustancias estimulantes puede llegar a producir alteraciones en el patrón del sueño, y finalmente aumento de fatiga pese a que se denominen bebidas energéticas”.

Una revisión de artículos publicada en 2021 en la revista científica Nutrients recoge que los efectos adversos más comunes entre los adolescentes que consumían bebidas energéticas fueron el insomnio y el estrés. También se informaron de taquicardias e incluso se encontró una relación entre el consumo continuado de estas bebidas y malestar psicológico. 

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“Con un uso muy continuado pueden aparecer trastornos psiquiátricos como ansiedad, manía y en casos seleccionados, cuadros relacionados con la esquizofrenia, además de favorecer la adicción psicológica a este tipo de bebidas, siendo en este punto especialmente vulnerables los menores”, señala Pita. A nivel cardíaco, el exceso de cafeína puede ser el causante de taquicardias, arritmias o empeoramiento de trastornos del corazón ya previos. 

Además, la AESAN advierte en un informe sobre los riesgos asociados al consumo de bebidas energéticas que no debemos menospreciar la actividad biológica de los ingredientes a base de plantas, como el guaraná y el ginseng, “y su capacidad de interaccionar con medicamentos”. De hecho, recomienda que las bebidas con ginseng se eviten durante el embarazo y en menores de 18 años por “la ausencia de evaluación de los efectos en estos grupos de población”. 

Los efectos de las bebidas energéticas dependen de la dosis y el individuo

Dolores del Castillo, bioquímica e investigadora del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (Cial-CSIC), aclara a Newtral.es que, aunque la cafeína ha demostrado ser beneficiosa para muchas situaciones, la clave está en las dosis. Y, como apunta Del Castillo, las dosis de cafeína deben calcularse según el peso, especialmente en menores. 

“Según la EFSA, lo seguro es tomar como máximo 3 miligramos por kilogramo de peso al día. Por eso, aunque la dosis máxima recomendada en adolescentes sea de 200 miligramos al día, dependerá del peso del menor, algo que es muy variable entre individuos”, señala la investigadora. 

Sin embargo, puntualiza que en el caso de las bebidas energéticas no hay solo que tener en cuenta la cafeína, sino los efectos de la interacción con otros componentes como los azúcares y la taurina. Por eso cree justificada las limitaciones de este tipo de bebidas entre los menores que estudian en varias comunidades. Pita coincide. 

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“Los menores de edad son un grupo de interés para la educación, prevención y promoción de la salud, por lo que es importante evitar aquellos productos que puedan ser perjudiciales. Por esto, la SEEN desaconseja el consumo de este tipo de bebidas”, señala el endocrinólogo. 

Fuentes
  • Declaraciones a Newtral.es de Francisco Pita, endocrinólogo y miembro de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN)
  • Declaraciones a Newtral.es de Dolores del Castillo, bioquímica e investigadora del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (Cial-CSIC)
  • Informe del Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) sobre los riesgos asociados al consumo de bebidas energéticas
  • Estudio del consumo de bebidas energéticas en Europa liderado por la EFSA
  • Revisión de artículos publicada en 2021 en la revista científica Nutrients
  • Agencia EFE

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