27 edificios derribados y 76 familias fuera de sus casas: las cifras del desastre de las obras de la línea 7 del metro en Madrid

edificios metro línea 7
Entrada del metro en San Fernando de Henares.
Tiempo de lectura: 5 min
(*) Actualización 21/01/2023

Mientras la tensión política se intensifica a medida que se acerca la fecha de las elecciones municipales y autonómicas, los vecinos de los edificios de San Fernando de Henares, un municipio de 40.000 habitantes a 20 kilómetros al este de la Comunidad de Madrid, continúan sufriendo las consecuencias del desastre causado por la llegada de la línea 7 de Metro de Madrid. 

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Para entender mejor lo sucedido hay que desgranar lo que ocurre debajo de la superficie. Y para ello hay que remontarse al Mioceno, hace 20 millones de años, según explica a Newtral.es el geólogo Manuel Lombardero. En ese momento de la historia geológica, la Península Ibérica quedó bordeada por gigantescas cordilleras y en el interior se formaron varias cuencas a menor altitud sin salida al mar. En el centro de una de ellas –lo que es hoy la Cuenca del Tajo– se formó un gran lago salado que al secarse concentró depósitos salinos que los geólogos han denominado como Unidad Salina o Inferior de la Cuenca de Madrid. 

Sedimentos posteriores cubrieron esta zona de forma que, actualmente, estas sales afloran solo en los puntos de menor altitud como los cauces de los ríos. Y uno de estos ríos es precisamente el Jarama, que transcurre a un par de kilómetros de la zona donde se construyó la línea 7B del metro.

San Fernando de Henares está, por tanto, edificada sobre estos depósitos, cubiertos parcialmente por gravas y arenas acarreadas por el Jarama a lo largo de milenios. La mezcla de agua con la composición geológica del terreno marcado por la presencia de sales y yesos lo convierte en un suelo muy irregular, un suelo que se hunde impasible desde hace 15 años, cuando comenzó a ser perforado por las tuneladoras que construyeron el suburbano. 

Agua, sales y una tuneladora para construir la línea 7 del metro: la mezcla que cambió la composición química del suelo de San Fernando que afecta a los edificios

Para explicar la alteración del equilibrio que provocó la perforación del túnel, Lombardero divide el subsuelo de San Fernando en dos. La capa de arriba está formada por el citado material detrítico transportado y depositado por el río Jarama durante años, lo que se conoce como el Aluvial del Jarama, tiene unos 20 metros de espesor y está saturado de agua. 

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La capa de abajo, la Unidad Salina, es un terreno más impermeable, formado por arcillas y margas [un tipo de roca] y capas intercaladas de sales muy solubles. La más conocida es la halita, la forma mineral del cloruro sódico. Pero también hay otras sales que son evolutivas, es decir, que se transforman unas en otras en presencia del agua de lluvia y de la que se infiltra del Aluvial del Jarama, a diferencia de la halita que simplemente se disuelve. 

El producto final de esta transformación de sales es el yeso. “Este proceso natural lleva produciéndose millones de años y ha estructurado el terreno del eje hídrico del río Jarama: yeso en la parte superior del subsuelo y, a partir de cierta profundidad, sales”, indica Lombardero.

Hasta ahí todo normal. El problema aparece cuando se introduce en un terreno de estas características una tuneladora, una máquina capaz de excavar túneles bajo tierra, que impacta sobre las dos capas del subsuelo: el acuífero superior y las sales en la parte inferior. “Los túneles van revestidos con unas piezas prefabricadas de hormigón que se llaman dovelas, que lo sostienen. Por lo que, para construirlos, las tuneladoras excavan algo más que el diámetro de la dovela, dejando un hueco –para luego colocar esta dovela con facilidad– que luego se rellena de mortero para impermeabilizarlo”, indica Lombardero.

Y este es precisamente el problema. Si el hueco no queda perfectamente relleno, el agua que transcurre por el subsuelo de forma natural es atraído hacía él, como si se tratara de un pozo horizontal, tal y como indica la literatura científica al respecto. Además, están también las excavaciones verticales necesarias para construir las estaciones del metro, el pozo de bombeo o las instalaciones de ventilación. Estas intervenciones han puesto en contacto las dos capas del subsuelo de San Fernando, provocando que el agua dulce de la capa de arriba disuelva la sal de la de abajo y deje huecos que aumentan, aún más, la permeabilidad del terreno.  

En general, la filtración de agua hacia los túneles tiende a disminuir con el tiempo, sin embargo, en el caso de la línea 7B ha ocurrido justo lo contrario. “Las obras, por tanto, modificaron el proceso natural del subsuelo, acelerándolo enormemente”, añade el geólogo.

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En otras palabras, las obras de la línea 7B provocaron unas alteraciones químicas bajo tierra que han precipitado el hundimiento del terreno. Las sales evolutivas en presencia de tanta agua se transforman y generan cambios de volumen bajo el suelo que acaban afectando a todo lo que se construya sobre él. La superficie se inclina, se hunde o sube incluso centímetros, lo que termina resquebrajando las paredes de las viviendas levantadas encima.

El resultado: 27 viviendas derribadas, 88 declaradas en ruinas y 88 familias desalojadas, según los datos que la Plataforma de afectados ha compartido con Newtral.es. La Comunidad de Madrid reduce el número de familias desalojadas a 76. Desde la Consejería de Vivienda indican que las familias que han perdido su casa recibirán entre 136.000 y 355.000 euros por inmueble, mobiliario y daño moral. Hasta ahora, “ninguna familia afectada por las obras del metro ha recibido un solo euro de indemnización”, según asegura la Plataforma. 

Los edificios se hunden porque no se prestó atención a las singularidades del terreno para construir la línea 7 de metro

Las características de este suelo no son únicas de San Fernando de Henares, recuerda Lombardero. “La diferencia es que, en este caso, no se tuvieron en cuenta las características del terreno para diseñar el tramo del metro”, indica. Es más, el proyecto sufrió cambios en el trazado desde que se proyectó en 2004 hasta que se inauguró en 2007, tal y como se indica en la memoria incluida en un contrato de la Comunidad de Madrid para tramitar los servicios de estabilización del terreno posteriormente. Lo que iba a ser un tramo recto entre las estaciones de San Fernando y Jarama, se modificó con una curva que acerca la línea aún más al río para incluir dos nuevas estaciones: Hospital de Henares, en ese entonces en construcción, y Henares.

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“Tomar precauciones es muy caro y exige tiempos muy largos”, asegura el experto que hace referencia a las motivaciones políticas del proyecto, que le metieron prisa para ser inaugurado tres semanas antes de las elecciones autonómicas de mayo de 2007. “Y para la construcción de la línea 7B no se prestó atención a las singularidades de este tipo de terreno”, insiste el geólogo.

Los primeros documentos técnicos independientes que se publicaron tras la inauguración de la línea dejan constancia de ello. En concreto, el Informe de asesoramiento hidrogeológico realizado en 2008 por dos científicos de la Universidad Complutense de Madrid y de la Politécnica. En él se deja constancia de que, tras la construcción del túnel del metro, las infiltraciones de agua habían aumentado de uno o dos litros por segundo a 60 en pocos meses.

“La interacción del agua con los minerales detectados en el sustrato yesífero, y con otros que seguramente están presentes, dan lugar a una serie de procesos y reacciones químicas que pueden acarrear consecuencias geotécnicas importantes, llegando a comprometer la estabilidad del túnel del metro y de las cimentaciones de los edificios circundantes”, escribían los técnicos entonces. 

Desde Newtral.es nos hemos puesto en contacto con los autores del informe que suscriben todo lo expuesto en el mismo como válido actualmente, aunque no han querido hacer más comentarios.

La solución de la Comunidad de Madrid: pozo de bombeo e infiltraciones de cemento para estabilizar el terreno

Las soluciones de la Comunidad de Madrid para intentar parar este terreno en movimiento han sido instalar un pozo de bombeo e infiltrar cemento y mortero en las zonas más hundidas de San Fernando de Henares para estabilizarlas. En este último proyecto, que aún continúa, han gastado 10 millones de euros en 2022, según los datos que la Consejería ha compartido con Newtral. “El objetivo de la Comunidad con estas inyecciones es rellenar los huecos bajo tierra que dejan las sales al mezclarse con el agua”, explica el geólogo. 

“Con estas infiltraciones se mitiga el problema, pero el agua va a seguir circulando y, aunque ya no lo haga por donde se inyecte hormigón, lo hará por otro lado”. Es decir, las zonas con mortero quizás dejarán de hundirse, pero comenzarán a hacerlo otras zonas del terreno perforado por el trazado del túnel del metro. “Hasta que no deje de salir agua salada del pozo de bombeo, no se terminará el problema”, añade el geólogo. 

Lombardero propone otras soluciones como inyectar sales sobresaturadas en lugar de cemento para que las sales cristalicen y tapen los huecos. En cualquier caso, el experto se muestra pesimista. “O cierran la línea 7 y construyen un metro ligero en la superficie o se expropian los edificios de la zona que se irá hundiendo con el paso del tiempo, se construye un barrio nuevo y allí se levanta un parque”.

Actualización 21/01/2023: Este artículo ha sido actualizado para incluir el número de familias desalojadas según la Comunidad de Madrid.

Fuentes
  • Manuel Lombardero, geólogo
  • Orden de contratación del servicio para proyectos de estabilización del terreno de la Comunidad de Madrid
  • Informe de asesoramiento hidrogeológico
  • Plataforma de afectados por las obras de la línea 7B
  • Consejería de Transportes de la Comunidad de Madrid

1 Comentarios

  • Y aún os quedáis cortos, mi familia y yo vivimos en la calle Lisboa que también empezó con grietas al poco de la inauguración y no han dejado de reproducirse. Y aún es peor en parque henares donde un bloque estuvo a punto de hundirse y perdió un juicio contra la comunidad teniendo que acarrear ellos con los gastos de la rehabilitación. Ese plano es una ínfima parte de las afectaciones derivadas por el metro. Mientras tanto las empresas que ellos eligen sin concurso, acrecentando sus beneficios con inyecciones en el terreno, medios de comunicación afines, técnicos elegidos según su ideología,....Media docena de autobuses de combustión, recorriendo sin cesar apenas 5 kms, aumentando la contaminación, el tráfico, el ruido,...Y la incapacidad, prepotencia, cinismo, falta de humanidad de los DIGIENTES DEL PP es MÁXIMA.