Ciudadanos con capacidades digitales y profesionales del sector digital altamente cualificados; infraestructuras digitales seguras, eficaces y sostenibles; empresas y servicios públicos digitalizados: puede parecer un sueño pero es posible, o al menos son las ambiciones digitales de la Unión Europea. La propuesta llamada Brújula Digital, que ha presentado la Comisión Europea en marzo, prevé entre otras cosas, el despliegue de más de 10.000 nodos de edge computing en el territorio de la UE de aquí al 2030, y el secretario de Estado de Telecomunicaciones, Roberto Sánchez, ha estimado que «España se enfrenta al reto de construir unos 1.000 en nueve años«, teniendo en cuenta parámetros como población y peso económico del país. Esos nodos externos deberán ser muy seguros y climáticamente neutros, es decir que utilizarán energías renovables o compensaciones de carbono.
Qué es el edge computing
Un nodo edge o un nodo frontera de alta seguridad de los que habla la Comisión Europea es un servidor que se encuentra cerca del lugar en que esos datos se consumen. El concepto de frontera o edge (borde, orilla en inglés) hace referencia al borde de la red, la parte más cercana al lugar en que se originan los datos. Un nodo edge está a pocos saltos del usuario final.
Cloud vs. edge
La creciente cantidad de sensores en todo tipo de dispositivos, el llamado Internet de las Cosas, y su conexión a la red están incrementando el volumen de datos enviados a los servidores centrales. Los sensores recolectan datos muy fácilmente pero no pueden procesarlos, por lo que tienen que enviarlos a un servidor central que los analice o que haga con ellos lo que se ha programado.
Este es el sistema llamado cloud o “nube”, donde el procesamiento, el almacenamiento y la gestión de esos datos se realiza en un servidor de red centralizado remoto. Los datos son accesibles a través de internet, pero están lejos físicamente de la fuente, lo que aumenta el tiempo que tarda en transmitirse un paquete dentro de la red, es decir, la latencia.

La nube, como hemos escuchado todos estos años, tiene beneficios: permite la reducción de costes, es escalable, tiene ventajas en accesibilidad y en seguridad. Nos permite consumir recursos informáticos como una utilidad -es decir, como el agua o la electricidad- pero sin tener que construir y mantener infraestructuras físicas para ello gracias a que esos recursos informáticos están alojados en internet. Las soluciones en la nube o cloud computing han vivido un boom en la última década debido, sobre todo, a su bajo coste y han llegado incluso a cambiar la forma de gestión en las empresas.
Pero este paradigma no es del todo eficiente en casos en que los nodos de la red pueden analizar los datos y evitar el paso por la nube.
La aparición de nuevas tecnologías como el 5G, la inteligencia artificial o el IoT (el internet de las cosas) han impulsado el desarrollo de otro paradigma, el del edge computing. El tratamiento de esos datos en los servidores de borde evita el envío de gran cantidad de tráfico a la nube en todo momento y entonces permite reducir latencias, consumir menos ancho de banda y acceder al análisis de esos datos de los sensores en forma inmediata.
Los principales beneficios del edge computing son el análisis de grandes volúmenes de datos en tiempo real, el incremento de la velocidad, la seguridad y la escalabilidad, y la reducción del consumo de ancho de banda.
Edge computing: Indispensable para coches autónomos
Pensemos en un coche autónomo, un centro de datos andante, que mediante el GPS, el radar, el sonar, el sistema LIDAR y cámaras de alta potencia no deja de recoger información sobre sí mismo y su entorno y la procesa en tiempo real para prevenir riesgos.
Ese coche es un ordenador sobre ruedas que produce 3,5 terabytes (TB) de datos por día, es decir 3584 gigabytes (GB) en la estimación más baja. Otros estudios que se han hecho sobre la cantidad de datos que produce un coche inteligente muestran un abanico que va desde esa cantidad hasta los 32 TB por día.
El coche autónomo utiliza algoritmos de inteligencia artificial y modelos predictivos para aprender y reaccionar en situaciones dadas. Con el avance del 5G habrá vehículos inteligentes permanentemente conectados intercambiando información, como la de climatología, atascos en la ruta y velocidades óptimas.
La conducción autónoma depende en gran medida de esas tecnologías interconectadas, incluyendo la recolección de datos, su análisis y la respuesta. Jorge Román, director ejecutivo de Transparent Edge Services, explica que el coche autónomo “es impensable sin la unión del edge computing y el 5G por la capacidad de respuesta en tiempo real que precisa, algo que solo pueden garantizar un procesamiento en tiempo real y una latencia mínima”.
Refrigerar minicentros de datos consume también menos energía que la refrigeración de grandes data centers
La comunicación de la Comisión Europea menciona otros sectores en los que se aplicará el sistema de borde de red: agricultura inteligente (smart farming) con la aplicación de conocimiento de datos en tiempo real; registros de salud pública y la modernización del sector de la administración pública, además de las empresas de manufactura.
Román cita también la industria como otro de los sectores donde el edge computing es indispensable. “Permite, por ejemplo, el acceso seguro desde ubicaciones remotas para llevar a cabo a distancia la gestión de procesos y la monitorización de maquinaria industrial (se anticipan futuras averías, se reducen tiempos de parada y costes de inventario, etc.)”, explica.
Seguros y climáticamente neutros
La Comisión Europea ha pedido que esos nodos sean climáticamente neutros, lo que significa que las emisiones de dióxido de carbono netas serán iguales a cero. Esto puede hacerse a través de un cálculo que equilibre la cantidad de carbono liberado a la atmósfera con una cantidad equivalente retirada de la atmósfera, fijada por la vegetación, o comprando los suficientes créditos de carbono.
Los nodos edge precisan de un menor consumo energético, apunta Román. “Refrigerar minicentros de datos consume también menos energía que la refrigeración de grandes data centers”.
El consumo de energías limpias o renovables es uno de los desafíos actuales de esta industria. La presión de sus usuarios hace que haya muchos ojos puestos sobre ella, y la hace ser una de las que más energías renovables utiliza, a pesar de que aún falta transparencia.

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Energía y centros de datos
Cuánto ensucia la nube (y la oportunidad para limpiarla)
Otra característica por la que estos nodos son considerados necesarios por la UE es su seguridad en cuanto a soberanía de los datos industriales. En estos momentos, la mayor parte del mercado europeo del cloud está dominado por proveedores de Estados Unidos, con lo que las autoridades de este país pueden llegar a acceder a esos datos almacenados.
Las leyes de ese país establecen que, en aras de la seguridad nacional, las empresas deben darles acceso a los datos de sus servidores, incluidos los que no se encuentran en suelo estadounidense. El despliegue de nodos edge europeos en la UE podría cambiar este panorama, según Román, porque “el volumen de datos generados está aumentando muchísimo, también en la industria”.
En 2020 se crearon 64,2 Zettabytes de datos (un zettabyte es un trillón de gigabytes), y estos datos además de streamings de vídeo, redes sociales o tráfico móvil, corresponden a datos de sensores. El internet de las cosas es el segmento de mayor crecimiento de datos, junto con datos en el borde y datos de la industria, según el estudio de previsión de mercado de la consultora IDC presentado este año.
2030 en España
En España, el despliegue de nodos edge comerciales han comenzado ya pero la fase es aún inicial. Telefónica ha empezado hace casi un año con los nodos en proyectos piloto para casos de uso con 5G, uno de ellos en Galicia, y además tiene tres nodos comerciales de borde, en Madrid, Barcelona y Sevilla.
Román dice que existen también pilotos, fases de pruebas, se está profundizando en los ámbitos de aplicación, y que “las empresas estamos en una fase de análisis, de exploración o prospección en este sentido. Creo que será a partir del año que viene cuando empecemos a ver una eclosión”, añade.
¿Estamos en condiciones en España de tener esos mil que pide Europa para 2030? El ejecutivo se muestra confiado, ya que dice que tenemos aún más de 9 años por delante, aunque comenta que aún no han visto cuáles son las previsiones de inversión pública para ello.
Fuentes
- Jorge Román, CEO de Transparent Edge Services
- 2030 Digital Compass: the European way for the Digital Decade, European Commission [PDF]
- Informe IDC: Worldwide Global DataSphere Forecast, 2021–2025: The World Keeps Creating More Data — Now, What Do We Do with It All?