Dos huracanes, la DANA y la borrasca Daniel: ¿hay conexión? ¿Es la marca ‘emergencia climática’?

DANA, huracanes, bloqueo omega y emergencia climática
DANA, huracanes, bloqueo omega y emergencia climática
Tiempo de lectura: 9 min

La borrasca Daniel es el último capítulo de una serie de fenómenos extremos que están golpeando a diestro y siniestro del Atlántico. Con epicentro en el Mediterráneo oriental, Daniel es un verdadero monstruo cargado de humedad que está batiendo récords de lluvia y destrucción. Tras su paso, una veintena de muertes en Grecia, Turquía y Bulgaria, que se suman a las víctimas que otra DANA ha dejado en España. ¿Qué está pasando en la atmósfera septentrional en este final de verano? ¿Es la emergencia climática?

Publicidad

”A pesar de que no podemos todavía relacionarlo de forma directa con la emergencia climática, este tipo de eventos y los que estamos sufriendo en los últimos años muestran que la meteorología es cada vez más extrema”, afirma desde eltiempo.es su jefa de meteorología, la física Mar Gómez. Para decir que la DANA de España, la de Grecia y los huracanes Idalia y Franklin son ‘emergencia climática’ son necesarios estudios de atribución específicos. A falta de estos, ahora mismo, lo que hay son indicios. Indicios de que esto no habría ocurrido con semejante intensidad de no haber calentamiento global.

“Debemos prepararnos para los próximos años –sigue la meteoróloga– porque con nuestros océanos y mares cada vez más cálidos, entra en juego un nuevo escenario que puede contribuir a intensificar las tormentas y, por lo tanto, crear lluvias de tipo torrencial”.

Algunos datos sobre lo extremo de la DANA, Daniel, Idalia y Franklin

  • Grecia ha superado el récord de precipitación con 754 l/m2 en menos de un día. Va camino de superar los 1.000 l/m2.

  • En España, la DANA ha batido récords de precipitación en el centro peninsular, por encima de 200 l/m2 (87 l/m2 era el récord en Madrid ciudad, de 1972).

  • El lunes fue el día más lluvioso desde 2012 en Madrid. Cayó prácticamente toda el agua esperable para los próximos tres meses en apenas tres días (del domingo al miércoles).

  • Idalia ha dejado vientos de 205 km/h en Florida. Es el más potente en la zona en 125 años.

  • Al norte de la Bahía de Tampa, la marejada del ciclón ha elevado hasta 2,4 metros de altura el nivel del océano.

  • Franklin, de categoría 4, ha sido el huracán más fuerte registrado tan al norte en el Atlántico (29° N).
Publicidad

Del ‘bloqueo omega’ al efecto Fujiwhara

En el caso concreto del Mediterráneo, esta semana se ha dado lo que se conoce como ‘bloqueo omega’. La DANA griega es hermana de la ibérica. Se han formado al descolgarse dos masas de aire ligero de la circulación, una a cada lado del Mediterráneo. En medio, una lengua (dorsal) de aire norafricano, caliente, que ha sometido a Centroeuropa a altísimas temperaturas estos días.

Así, se producen anomalías en la temperatura en los dos extremos. Una masa de aire excepcionalmente cálida para este mes y dos masas de aire demasiado frías para la época, en capas altas de la atmósfera.

El bloqueo omega suele tener un patrón estático. Eso ha derivado en precipitaciones estancadas en zonas de Grecia, que han hecho rebosar los pluviómetros tras días de lluvia torrencial. A juicio de Gómez, esto también se podría atribuir a las altas temperaturas del mar Mediterráneo.

Publicidad

Mientras tanto, al otro lado de la península ibérica, los restos de la DANA se han desplazado hacia el noroeste. Esto provoca la fusión de la depresión aislada (que tuvo su epicentro en el golfo de Cádiz) con los restos del huracán Franklin.

La Aemet prevé la aproximación al noroeste de la península de una nueva borrasca resultado de la fusión de los dos fenómenos. Algo que ocurre en ciertas ocasiones y que se conoce como efecto Fujiwhara. Desde Estados Unidos, el profesor y meteorólogo Mario Picazo señala a Newtral.es que “suele ocurrir con las DANA cuando se mueven más cerca de la corriente en chorro de la que originalmente se desgajaron”.

En este caso, esa corriente en chorro que circula sobre nuestras cabezas, a unos 10 km de altitud (y que aprovechan los aviones para ahorrar) ha formado notables meandros de los que derivan estos vaivenes de tiempo: tan pronto una lengua de aire frío del norte, como una inyección sahariana caliente.

“También hay ocasiones en los que una DANA o intrusión de aire frío hacia una zona de potencial formación de un ciclón tropical causa un aumento del gradiente de temperatura, lo que aumenta lo que llamamos la vorticidad (giro del aire) y la posibilidad de formación de un ciclón tropical y su intensificación”, continúa Picazo.

Es un fenómeno complejo que aún se está investigando hoy en día “a medida que la corriente en chorro oscila más y se descuelga con mayor frecuencia hacia latitudes subtropicales”, algo que algunos investigadores asocian a la emergencia climática, como las DANA o los huracanes más destructivos.

Publicidad

El Mediterráneo y el Atlántico, dos hervideros que favorecen DANA y huracanes con la emergencia climática

A finales de julio, el mar Mediterráneo volvía a ser un hervidero. Un equipo de la Universitat Politècnica de València tomó muestras de la costa de Gandia y su agua estaba a 29,1 grados centígrados. Algo parecido ha sucedido este año con el océano Atlántico. Según los análisis de la agencia meteorológica estadounidense, la NOAA, la temperatura promedio de la superficie llegó a 24,9 ºC.

Mario Picazo no duda en afirmar que “cuanto más caliente está, más combustible hay disponible para que los ciclones tropicales se intensifiquen y lleguen a ser huracanes de gran categoría”. Además, también se traduce en más vapor de agua disponible para que se condense y las nubes descarguen una mayor cantidad de agua. “Hoy lo vemos con más frecuencia, incluso con huracanes que no llegan a tener una categoría tan elevada”.

Mecanismos parecidos a un lado y otro del Atlántico. En un océano o en un mar casi cerrado. Ahora bien, aguas calientes no garantizan la formación de gotas frías o huracanes. El complejo puzle atmosférico requiere de otras condiciones. Entre otras, los descuelgues de zonas de baja presión, que se desgajan de la circulación atmosférica ‘normal’. Es lo que llamamos DANA.

Para el catedrático y decano de Ciencias Ambientales y Bioquímica de la UCLM Enrique Sánchez Sánchez, “aunque no todo sea cambio climático, se observa una mayor intensidad de las DANA en el Mediterráneo; los huracanes parece que va habiendo una tendencia a que se vayan a otras zonas”. Sobre esto aún puede haber incertidumbre en términos generales de atribución.

“Lo que es incontrovertible es que el Mediterráneo está este verano muy caliente y eso es combustible para cualquier cosa que pase por encima; y es lo que cada vez se ve más”, explica Sánchez Sánchez por videoconferencia. Hay muchos otros fenómenos en que, más que no haber sucedido sin calentamiento global, “hubieran sido menos intensos, menos extremos”.

Cabe el ejemplo de un tipo muy singular de tormenta: el llamado ‘derecho‘. El meteorólogo superior del Estado Juan Jesús González Alemán acaba de publicar un trabajo en que analiza la violenta tormenta que arrasó desde Córcega hasta Chequia con vientos por encima de 200 km/h. Su trabajo, en Bulletin of the American Meteorological Society, demuestra que no se habría producido sin emergencia climática y un Mediterráneo tan caliente.

La Europa de los huracanes

Los derechos no son exactamente huracanes aunque, como las DANA, pueden tener un potencial destructivo similar en zonas ampliamente pobladas. Este mismo científico demostró que la potente borrasca que arrasó Grecia en 2020 sí fue un huracán con todas las de la ley. En pleno Mediterráneo: un ‘medicán’.

“De momento no podemos hablar de la formación de un medicán en Grecia –explica Marta Almarcha (eltiempo.es)–, se necesitaría que la convección de la baja se organizase, de tal modo que la liberación de calor latente por el proceso de formación de las nubes fuese el motor que alimentase a la baja.

Sin embargo, ¿las características de los huracanes atlánticos Idalia y Franklin son peculiares, tienen la marca de la ‘emergencia climática’ como las DANA? La temporada empezó lenta, pero se ha ido animando a medida que hemos entrado en las semanas de mayor actividad (de finales de agosto a finales de septiembre). Hay bastantes dudas de cómo proseguirá, debido a que estamos bajo la influencia del fenómeno El Niño.

“Por otra parte –continúa Picazo– tenemos anomalías positivas de temperatura del agua de la superficie del Atlántico muy elevadas. Eso ayuda a la formación de ciclones tropicales”. Este 2023 la NOAA prevé entre 14 y 21 tormentas tropicales y llevamos 11 “así que es bastante probable que veamos varias aún”.

Que se calienten la atmósfera y los océanos no implica necesariamente que haya más huracanes, pero sí que sean más intensos y devastadores en algunas regiones, como explicaba a Newtral.es el mayor experto mundial en megahuracanes, Kerry Emanuel.

0 Comentarios

Ya no se pueden publicar comentarios en este artículo.