Doctores de EEUU no han alertado de que las vacunadas contra la COVID-19 “podrían desarrollar cáncer de mama”

Doctores de EEUU han alertado de que las vacunas contra la COVID-19 podrían desarrollar cáncer de mama
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Nos habéis preguntado a través de nuestro servicio de verificación de WhatsApp (+34 627 28 08 15) por un mensaje, difundido por redes sociales, en el que se afirma que doctores en Estados Unidos han alertado de que las mujeres “podrían desarrollar cáncer de mama” después de la vacuna contra la COVID-19.

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Pero es falso. El texto se basa en unas declaraciones que hizo Brett Parkinson, director del centro de atención mamaria del Intermountain Healthcare, un grupo de clínicas y hospitales de Estados Unidos, en un vídeo publicado por el propio centro en redes sociales

En el vídeo, Parkinson no establece un vínculo entre las vacunas contra la COVID-19 y el cáncer de mama. En realidad, el doctor señala que uno de los posibles efectos adversos tras la vacunación contra la COVID-19 es la inflamación de los ganglios linfáticos en la zona de la axila.

Ganglios linfáticos inflamados

Según el médico, los profesionales sanitarios “pueden ver estos ganglios linfáticos inflamados [a causa de las vacunas] en las mamografías”. Como la hinchazón de estos ganglios en la zona de la axila también es un signo que se suele asociar a la aparición de un cáncer de mama, Parkinson advierte de que se pueden generar “falsas alarmas”. 

Es decir, los doctores, al ver los ganglios linfáticos en las mamografías pueden creer que es debido a un cáncer, cuando en realidad puede ser una reacción común y temporal de las vacunas contra la COVID-19.  

“Cada vez que vemos estas inflamaciones [en las mamografías] tenemos que llamar a los pacientes porque puede ser debido al cáncer de mama. Pero no queremos que los pacientes reciban estos falsos positivos y tener este tipo de alarma”, explica el doctor, quien en ningún momento del vídeo establece un vínculo entre la vacuna contra la COVID-19 y el cáncer de mama. De hecho, a lo largo del vídeo insiste en la importancia de la vacunación.

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No, no hay una asociación entre la vacuna contra la COVID-19 y el cáncer de mama

En otros contenidos que circulan por redes sociales también se afirma que “las mujeres vacunadas de COVID-19 están mostrando efectos secundarios típicos del cáncer de mama”. 

Pero, de nuevo, la “asociación entre la vacuna contra la COVID-19 y el cáncer de mama es falsa”, destaca a Newtral.es la investigadora Silvia de Sanjosé, presidenta del Grupo Colaborativo Multidisciplinar para el Seguimiento Científico de la COVID-19 (GCMSC), un comité científico de seguimiento de la COVID-19 formado por diversas instituciones de investigación españolas. 

Según explica De Sanjosé, quien ha investigado sobre el cáncer en centros de investigación españoles y estadounidenses, “es cierto que las vacunas contra el coronavirus pueden provocar una inflamación temporal de los ganglios linfáticos en la axila y que esta reacción puede confundirse con un signo del cáncer de mama. Pero esto no significa que haya un vínculo entre la vacuna y el cáncer”.

La posible hinchazón en la axila, un efecto “posible pero temporal” tras la vacunación 

Como ya explicamos en Newtral.es, antes de salir al mercado, las vacunas contra la COVID-19 se probaron en ensayos clínicos (pruebas en humanos) con miles de voluntarios para comprobar su eficacia y seguridad. 

Uno de los efectos secundarios que se registró en los ensayos clínicos de la vacuna de Pfizer-BioNtech, de AstraZeneca-Oxford y de Moderna es la hinchazón de los ganglios linfáticos o la inflamación en la zona de la axila. De hecho, en el prospecto de la vacuna de Moderna se explica que la “hinchazón en la axila” es un efecto secundario que puede afectar a más de 1 de cada 10 personas. 

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“La hinchazón de los ganglios linfáticos es una reacción normal del sistema inmunitario tras la vacuna que puede durar unos días. Pero como el resto de efectos secundarios registrados en los ensayos clínicos, ha sido rigurosamente evaluado por las farmacéuticas, las autoridades sanitarias y otros comités científicos”, subraya De Sanjosé, quien recuerda que las vacunas “solo son autorizadas para su uso masivo en personas si cumplen con los requisitos de seguridad”.

Ahora bien, la inflamación de los ganglios linfáticos de la zona de la axila es un signo que también se suele asociar a la aparición de un posible cáncer de mama. “Por eso, esta reacción puede generar cierta confusión en las personas vacunadas, al no saber si la hinchazón se debe a una cosa o a la otra”, cuenta la investigadora. 

De Sanjosé recomienda “mantener la calma” a quienes, tras la vacunación, noten hinchazón en la zona de la axila. “Lo recomendable es hablar con el médico para que analice la reacción y vea cuál es su causa”, subraya la experta, quien recuerda que “la inflamación de los ganglios linfáticos también puede producirse por otros motivos como enfermedades infecciosas”.

De Sanjosé también explica que, en el supuesto caso de que ocurra, la axila que se hinchará a causa de la vacunación será la del brazo en que se ha recibido la inyección. 

“Por eso, es recomendable que las personas que hayan tenido un cáncer de mama en el seno derecho pidan la inyección en el brazo izquierdo y viceversa para no confundir una posible inflamación por la vacuna con un signo de la aparición del cáncer”, apunta la experta.

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Las recomendaciones sanitarias sobre la realización de mamografías

En Estados Unidos, país que empezó la campaña de vacunación unos 15 días antes que España, algunos centros sanitarios como el Hospital General de Massachusetts han diseñado una estrategia sobre qué hacer cuando una mamografía muestra ganglios linfáticos inflamados en mujeres recién vacunadas de COVID-19.

En concreto, el hospital de Massachusetts recomienda a sus trabajadores “comunicar los posibles efectos secundarios de las vacunas contra la COVID-19, evitar las cancelaciones de las mamografías y reducir las biopsias innecesarias de los ganglios linfáticos que se han inflamado por la vacunación” para reducir la ansiedad de los pacientes y la carga del personal sanitario.

En un artículo publicado en la revista Radiology, un grupo de médicos estadounidenses también señala que “una forma de evitar la confusión sería posponer las mamografías rutinarias [y no urgentes] durante al menos seis semanas después de la última dosis de la vacuna”.

Ahora bien, “no se debe retrasar la realización de otras pruebas de imagen (de cribado o diagnóstico) clínicamente indicadas (por ejemplo, para los síntomas agudos, la supervisión del tratamiento a corto plazo, la planificación del tratamiento urgente o las complicaciones) debido a la vacunación”, destacan los médicos en el artículo. 

Isabel Echevarría, oncóloga médico del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid y secretaria científica de la Sociedad Española de Oncología Médica, explica a Newtral.es que “la Sociedad Americana de Radiología Mamaria recomienda valorar, siempre que se estime que no va a suponer ningún perjuicio para la mujer y no haya sospecha de malignidad, esperar cuatro a seis semanas tras la segunda dosis de la vacuna para realizar las mamografías rutinarias”.

“En caso de que los profesionales sanitarios identifiquen ganglios axilares inflamados en mujeres con vacunación reciente, se recomienda documentar bien la fecha de vacunación, brazo en el que se ha administrado, tiempo hasta el desarrollo de los ganglios, e informar a las pacientes de que es muy frecuente la inflamación de los ganglios axilares tras la vacunación, lo cual puede ser un dato de respuesta a dicha vacuna”, explica Echevarría.

La oncóloga añade que, en cualquier caso, “se realizará un seguimiento evolutivo de dichos ganglios para descartar de forma definitiva que tengan un origen maligno”.

En España no hay por el momento “nuevas pautas” de realización de mamografías tras la vacuna 

Desde Newtral.es hemos consultado al Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) sobre qué deben hacer las personas que se hayan vacunado contra la COVID-19 y tengan una mamografía programada. 

Miguel Ángel Quintela, director del Programa de Investigación Clínica y de la Unidad de Investigación Clínica de Cáncer de Mama del CNIO, informa de que la hinchazón de los ganglios linfáticos de la axila a causa de la vacuna no supone “ninguna interferencia a nivel diagnóstico” y que las pacientes de cáncer de mama “deben seguir haciéndose sus pruebas normalmente”. 

“No es posible confundir este efecto secundario de la vacuna con un síntoma de cáncer de mama, ni viceversa”, insiste Quinteta.

“Los ganglios linfáticos axilares son efectivamente un posible síntoma de cáncer de mama, y, en ciertos casos, el motivo por el que se consulta y por el que se diagnostica. Pero a diferencia de la inflamación de los ganglios axilares por otras causas, cuando se deben a cáncer de mama, estos ganglios aumentados de tamaño tiene una consistencia pétrea, y, sobre todo, no desaparecen en unos días o semanas”, precisa Echavarría.

De Sanjosé también subraya que en las mamografías no se analizan los ganglios linfáticos de la axila como tal, sino el tejido mamario. “Por ello, de momento las pacientes no deben retrasar las mamografías a no ser que se lo aconseje su médico o que se trate de una recomendación oficial por parte de las autoridades sanitarias a las personas vacunadas contra la COVID-19”. 

El 2 de marzo, el Ministerio de Sanidad publicó la nueva Actualización de la Estrategia en Cáncer 2021, aprobada por unanimidad en el pleno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, en la que se recomienda a las mujeres de entre 50 y 69 años un cribado de cáncer de mama mediante mamografía bienal.

El documento no recoge por ahora nuevas recomendaciones para las mujeres vacunadas de COVID-19 que vayan a realizarse una mamografía.

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