Oligarcas, empresarios y militares rusos se suman a una disidencia inesperada contra la guerra en Ucrania

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Foto: EFE/ Dsk
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Seis meses después de haber levantado un cartel en contra de la invasión a Ucrania en mitad de un informativo, la periodista rusa Marina Ovsianikova se encuentra bajo arresto domiciliario. Durante apenas unos segundos, su mensaje de “no a la guerra. Parad la guerra. No creáis la propaganda. Te están mintiendo” apareció en las pantallas de cientos de televisiones, y el vídeo se hizo viral. Pero después de varias detenciones, multas y registros, la opositora está presa en su casa en Rusia.

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“A las 6:00 am, cuando todavía dormía, diez oficiales de la Comisión Investigadora y de la policía irrumpieron en mi casa. Presentaron una orden de allanamiento. Mi hija pequeña, asustada. Ahora me llevan al Comité Investigador. Se abrió un caso penal en mi contra, supuestamente por difundir mentiras”, relataba Ovsianikova en Telegram a mediados de agosto. 

Las historias de Ovsianikova o la del directivo de Lukoil Ravil Maganov, que apareció muerto después de que su empresa criticara el conflicto, siguen en el imaginario de la oposición a la guerra dentro de Rusia. La última en sumarse ha sido la cantante Alla Pugacheva, que esta semana ha cuestionado los “objetivos imaginarios” del Kremlin en una publicación en Instagram.

Más allá de los activistas, artistas y opositores, la guerra ha hecho surgir otros disidentes rusos menos convencionales. Entre ellos, oligarcas, empresarios e, incluso, militares retirados que se han atrevido a hablar en público en contra de la invasión. 

Mientras algunos han tenido que abandonar el país o malvender sus fortunas, para otros esta oposición ha supuesto una sentencia, incluyendo la larga lista de muertes que han sucedido bajo circunstancias extrañas, como han recopilado Reuters, OCCRP o Finantial Times. Sin embargo, Ivan Kurilla, profesor de Historia y Relaciones Internacionales en la Universidad Europea, en San Petersburgo, cree que ha comenzado una nueva ola de protestas.

‘Escoria y traidores’, las palabras de Putin a las que se han enfrentado los disidentes rusos

Las voces contrarias a la guerra entre las fuerzas de seguridad y los militares son poco comunes, pero ha habido algunos ejemplos, como el coronel retirado Mikhail M. Khodaryonok, un conocido analista militar ruso, que reconoció en televisión que “el mundo entero está contra nosotros” y que “tarde o temprano, la realidad golpeará duro”. 

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Los funcionarios han tenido que optar por el silencio o la ruptura con el régimen después de que el presidente ruso, Vladímir Putin, considerara “escoria y traidores” a quienes se pronunciaran en contra de la guerra en un discurso a mediados de marzo.

“Cualquier nación, y más aún el pueblo ruso, siempre podrá distinguir a los verdaderos patriotas de la escoria y los traidores, y simplemente los escupe como si fueran un insecto en la boca. Estoy convencido de que una autodesintoxicación natural y necesaria como esta de la sociedad fortalecería a nuestro país”, dijo.

Kurilla señala que para este grupo de funcionarios “la deserción es la decisión más difícil, porque puede suponer un peligro inmediato para sus vidas. Al menos muchos están seguros de que pueden ser asesinados. Aun así, algunos consiguieron escapar”.

Los nuevos opositores de Rusia: apoyaban la invasión y ahora ven un ejército debilitado

El profesor de la Universidad de Kent Philip Boobbyer, especializado en Rusia, añade otro grupo de disidentes en esta categoría: nacionalistas que cuestionan la incompetencia del Gobierno para ganar la guerra. “Algunas de las críticas provienen de quienes apoyaron la guerra y querían una movilización, pero ahora están diciendo que el régimen está siendo incompetente. Hay bastantes ejemplos de cómo aumentan los elementos nacionalistas, la gente que aplaudió la invasión y ahora descubre que no va del todo bien, y culpa al régimen de su fracaso”.

Boobbyer apunta que el régimen esperaba críticas por parte de algunos medios, de los opositores clásicos en Rusia o de los intelectuales, pero han surgido varios disidentes inesperados. La semana pasada se sumaron a este grupo más de 40 cargos oficiales en ayuntamientos, que firmaron una petición en la que exigen “la renuncia de Vladímir Putin del cargo de presidente de la Federación de Rusia”, como recoge The New York Times

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“El régimen tiene muy en cuenta el control de la narrativa, y se esfuerza mucho por controlarla desde el lado de la propaganda. Pero le resulta incómodo cuando las críticas surgen de este lado más patriótico, apelando a los nostálgicos y al lado conservador”. En especial, porque es más difícil etiquetarlos como traidores, añade. 

El silencio o la huida de los multimillonarios para quienes hablar significa perder su fortuna

“Cobardes, tenéis una vida y tenéis que vivirla como personas”, acusaba el multimillonario ruso Oleg Tinkov al resto de empresarios y oligarcas que han guardado silencio ante la invasión. Para él, sus palabras han supuesto no solo despedirse de Rusia, sino también de una buena parte de su fortuna, que antes de la guerra alcanzaba los 7.700 millones de dólares, según la revista Forbes.

Tinkov fundó uno de los bancos más importantes del país, pero un mensaje en Instagram en el que criticaba la guerra en Ucrania le forzó a hacer una “venta desesperada” de sus acciones, como lo describe en una entrevista a The New York Times. El 35,08% de las acciones del Banco Tinkoff que poseía quedaron a manos de Vladímir Potanin, aliado del Gobierno ruso.

“Adiós Banco Tinkoff, Adiós Rusia. No me queda nada en Rusia”, señalaba en otra publicación en Instagram. “No puedo ganar dinero fácilmente en un país que está en guerra con un vecino, matando civiles y niños (…) No sé cuánto me queda de vida, pero definitivamente no quiero morir con estos miles de millones, siendo ‘un bastardo, un cobarde y un idiota’, como el 90% de todos los oligarcas rusos”, decía el exbanquero. 

Kurilla explica que “los negocios en Rusia dependen en gran medida del Estado, por lo que para estas personas hablar significa una pérdida, a veces muy grande. Sin embargo, a otros empresarios les gustaría seguir haciendo negocios en Occidente, por lo que están divididos entre dos lealtades”. 

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Es el caso de Mikhail Freedman, del Banco Alfa, que en febrero mostró su oposición a la guerra, o el de Oleg Deripaska, otro multimillonario que se atrevió a cuestionar el conflicto y pedir su fin. 

Más de una decena de oligarcas y ejecutivos rusos encontrados muertos en circunstancias que no están claras 

Aunque sus protestas han pasado más desapercibidas que la de Ovsianikova, la muerte de varios oligarcas y directivos de empresas energéticas ha hecho saltar las alarmas en un sector en el que la disidencia no es habitual. 

El nombre de Ravil Maganov, vicepresidente de la compañía Lukoil que murió tras caer por una ventana del hospital a comienzos de septiembre, se suma a una lista de ejecutivos rusos que han perdido la vida en los últimos meses. 

La muerte de Maganov se produjo seis meses después de que la junta directiva de Lukoil compartiera un comunicado en el que pedía poner fin al conflicto con Ucrania. Pero antes que él, en mayo, otro directivo de la misma compañía ya había aparecido muerto. “Alexander Subbotin es el séptimo oligarca ruso que muere misteriosamente este año”, titulaba Newsweek.

La lista incluía a otros como Vladislav Avayev, exvicepresidente de Gazprombank, que apareció muerto en su casa de Moscú, o a Sergey Protosenya, ejecutivo de Novatek, una compañía parcialmente propiedad de Gazprom, que apareció ahorcado en una vivienda de Lloret de Mar. 

Más tarde se conoció también la muerte de ​​Yuri Voronov, líder de una empresa de logística contratista de Gazprom, como adelantó el DailyMail. “Las personas conectadas con Gazprom están cayendo como moscas”, compartía el analista Bill Browder en un tuit.

Desde entonces, el número de altos cargos de empresas rusas que aparecen muertos ha seguido creciendo, tanto dentro como fuera del país. 

“La gente que se opone a la guerra en Rusia y comparte las críticas occidentales está indudablemente en peligro”, apunta Boobbyer. “Mi lectura es que algunas de las personas que han sido asesinadas pueden ser personas que saben demasiado sobre el contrabando de dinero y la corrupción que existe”.

Fuentes
  • Ivan Kurilla, profesor de Historia y Relaciones Internacionales en la Universidad Europea, en San Petersburgo
  • Philip Boobbyer, profesor de la Universidad de Kent
  • Marina Ovsianikova en Telegram
  • No a la guerra Cómo las autoridades rusas están lidiando con las protestas contra la guerra, OVD-Info
  • Alla Pugacheva en Instagram
  • Discurso de Vladímir Putin (16/03/2022), Kremlin
  • Steve Rosenberg, editor de Rusia para BBC News, en Twitter
  • Oleg Tinkov en Instagram (28/02/2022 y 03/05/2022)
  • Entrevista a Oleg Tinkov en The New York Times
  • Comunicado del Banco Tinkoff
  • Oleg Deripaska en Telegram
  • Comunicado de Lukoil sobre la muerte de Ravil Maganov
  • Comunicado de Lukoil sobre la guerra en Ucrania
  • Comunicado de Novatek sobre la muerte de Sergey Protosenya
  • Bill Browder en Twitter

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