Carmen Díez de Rivera fue jefa de gabinete del primer presidente no elegido por Franco desde la Guerra Civil, la única mujer que fue testigo directo desde la sede del Gobierno de la desintegración del franquismo y la recuperación de la democracia en España. Sin embargo, en la miniserie Anatomía de un instante, Díez de Rivera aparece ocasionalmente, como una asistente que prepara reuniones, le da aspirinas a Adolfo Suárez o se preocupa por su dolor de muelas.
- La producción de Movistar Plus+, que adapta la novela homónima publicada en 2009 por Javier Cercas, disecciona en cuatro episodios la transición democrática partiendo del golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 desde el punto de vista de cuatro protagonistas: Adolfo Suárez, Santiago Carrillo, Manuel Gutiérrez Mellado y Antonio Tejero.
En este Fact-Fiction repasamos el papel que tuvo Díaz de Rivera durante la Transición, más allá de su breve aparición en la serie.
- Para construir esta historia nos hemos basado en el documental Quiero ser libre emitido por TVE en 2014 y en los libros Historia de Carmen, memorias de Carmen Díez de Rivera (2002) y El triángulo de la transición (2013).
- Ambos fueron escritos por su biógrafa oficial, la periodista Ana Romero, a partir de anotaciones del diario de la propia política, conversaciones entre ambas y testimonios de distintos protagonistas de la época.
Lo último. La apodada “musa de la Transición” por Francisco Umbral será reconocida a título póstumo con la Encomienda de la Orden Española Carlos III, según anunció el presidente Pedro Sánchez el pasado 26 de noviembre, coincidiendo con el aniversario de su muerte. Se trata de “la más alta distinción honorífica entre las órdenes civiles españolas”.
Mano derecha de Suárez. La serie arranca en mayo de 1973, cuando Suárez ocupaba el puesto de director general de Radiodifusión y Televisión (lo que hoy en día es RTVE). Aún faltaban tres años para que recibiera la llamada del rey Juan Carlos que le designaría primer presidente del Gobierno.
En la serie, Díez de Rivera aparece caminando atareada por los pasillos de RTVE junto a Suárez: sujetándole el café, alargándole aspirinas, recordándole citas, escaletas y piezas para los informativos.
- Carmen ingresó en RTVE en 1970 como jefa de sección, después dirigió la secretaría de Suárez y en 1973 pasó a dirigir el servicio de relaciones internacionales. Finalmente, dimitió en señal de protesta porque la cadena no informó sobre el asesinato de Carrero Blanco.
Díez de Riverano siguió a Suárez cuando continuó su ascenso dentro del régimen franquista. Tras dejar la dirección de RTVE en 1973, el político ocupó varios cargos en el Movimiento Nacional y en el Gobierno franquista, llegando a ser secretario general del Movimiento en 1975. “
- Suárez me dijo que fuera con él, y esta vez fue ‘jamás’ de verdad. Franco estaba vivo todavía, y yo preferí la penuria a las flechas”, relató Carmen a su biógrafa.
Cuando Suárez fue nombrado delegado del Gobierno en Telefónica en 1975, eligió a Díez de Rivera funcionaria jefa de tercera. “No hacía nada; no es que no quisiera, pero es que no había nada que hacer”, contaba ella. El 20 de noviembre de aquel año, murió Franco.
Primera (y única) mujer jefa de gabinete del presidente. En julio de 1976, con 33 años, Díez de Rivera fue nombrada jefa de gabinete del recién designado presidente Adolfo Suárez. “Yo nunca tomé posesión de mi cargo para no tener que jurar los principios del Movimiento Nacional. Cuando me lo dijeron, me negué. Y les dije: ‘¿Por qué? Si ya está muerto Franco’”, recordaba.
- ¿Por qué fue ella la elegida para ocupar este puesto? “Por mi relación de confianza con Suárez, mi estrecha amistad con el Rey, mis contactos y mis idiomas”, explicaba la política.
Carmen ocupó el puesto durante apenas nueve meses, un tiempo corto pero vertiginoso en el que se trató de desmontar el andamiaje del franquismo. Ella estuvo ahí cuando se aprobó la ley para la Reforma Democrática, cuando se legalizó el Partido Comunista (PC) tras la matanza de Atocha y cuando se convocaron las primeras elecciones democráticas. Su principal actividad estuvo centrada en las relaciones internacionales y, sobre todo, con los medios de comunicación extranjeros.
Declaración de intenciones. A Díez de Rivera los problemas le estallaron pocos días después de su nombramiento, provocados por una entrevista que dio en Blanco y Negro, el semanario del ABC, donde quedó retratada su ideología y su compromiso político.
“Me hicieron unas preguntas personales, y yo me acuerdo de que dije que lo peor que nos podía pasar en España era que volviera un Pinochet”, contaba Carmen a Ana Romero. “Eso me valió el aplauso unánime de la izquierda y, desde luego, la enemistad jurada de la derecha”.
- Otras de las citas recogidas por el medio fueron: “Si el capital no cambia de manos, todo seguirá igual”, “no conocemos a los que de verdad manejan el país, y esos son los más peligrosos” o “la derecha en España, a través de su historia, ha sido siempre irracional”.
“A Suárez le pareció fatal”, recordaba ella. Su despacho comenzó a llenarse de anónimos con amenazas. “Los militares hicieron correr por las capitanías generales el bulo de que una agente marxista había sido nombrada directora del gabinete de Suárez y él estaba muy preocupado”. Pero Díez de Rivera no dejó el cargo. “Yo pensaba que si por azar había llegado hasta allí tenía que luchar a pesar de las amenazas, que eran constantes. Creí, de verdad, que era mi obligación”, contaba.
En septiembre de 1976, Díez de Rivera publicó un artículo feminista en Blanco y Negro a modo de respuesta a los hostigamientos.
- En el texto, instaba a la “descolonización psicológica en torno a la mujer” de manera “urgente” y a la “integración de la mujer dentro de la actividad política”.
“Es de suponer que en la España democrática, la mujer, como ser humano completo, se integre en los Comités Ejecutivos de los partidos, no tanto por el simple hecho de ser mujer como por su propia condición de persona”, escribió.
La siguiente entrevista que dio tras el revuelo que había provocado la de Blanco y negro fue para El País. Sus declaraciones sobre “la lucha de clases” y la legalización del PC volvieron a escandalizar. Díez de Rivera recuerda que Suárez entonces le espetó: “¿Es que no sabes dónde estás? Van a pensar que esas cosas las inspiro yo”. La política, sin embargo, no retrocedió.
Su papel en la legalización del PC. Un mes después, cuando Santiago Carrillo, el líder del PC, fue detenido, Díez de Rivera recibió a los comunistas en su despacho, en la sede de Presidencia. “Eran al fin y al cabo ciudadanos como yo, sólo que comunistas”, relataba a su biógrafa. “Suárez estaba horrorizado. ‘¿Y cómo los has recibido?’, repetía”.
Cuando Carrillo fue puesto en libertad, se produjo el encuentro que la haría más famosa. En enero de 1977, la jefa de gabinete del presidente del Gobierno y el líder del PC, 40 años exiliado de España y todavía ilegal, se saludaron públicamente en un acto en el Hotel Ritz. “A ver cuándo nos tomamos un chinchón”, le dijo ella frente a la prensa. Una frase que dio la vuelta al mundo.
Unos días después, Díez de Rivera y Carrillo se encontraron en secreto, adelantándose casi un mes a la cita que tendría Suárez con el dirigente comunista, un encuentro que sí aparece en Anatomía de un instante. “Lo único que Santiago quería era que yo le dijera a Suárez que habíamos estado comiendo juntos, y que quería hacer exactamente lo mismo con él”, contaba ella. El PC fue legalizado el 9 de abril del mismo año.
- “Sábado rojo: se acabó la dictadura fascista”, escribió Carmen aquel día en su diario.
Su papel tras la matanza de Atocha. Díez de Rivera cuenta en sus memorias que el Gobierno de Suárez, que en ningún momento llamó a los familiares para darles el pésame, se negó a permitir que se celebrara un funeral público por las víctimas. Fue ella quien presionó al presidente a autorizarlo.
- Como también muestra Anatomía de un instante, se interpreta que fue precisamente la contención mostrada durante aquel funeral lo que convenció al Gobierno de Suárez de que el PC era lo suficientemente responsable como para ser legalizado.
Destitución. En mayo de 1977, Carmen fue destituida. Esta fue su explicación: “Una vez legalizado el Partido Comunista, Suárez ya no necesitaba una persona que le diera validez democrática y aperturismo a su Gobierno”.
Lo cierto es que la relación del presidente con su jefa de gabinete no pasaba por su mejor momento: Suárez estaba centrado en la construcción de la Unión de Centro Democrático (UCD) y ella se oponía a la inclusión de tantos “funcionarios franquistas” en las listas electorales.
Tras su destitución, varios medios publicaron que Díez de Rivera se encontraba bajo arresto domiciliario por haberse descubierto que era una espía a sueldo de Alemania del Este. Ella contaba que Suárez entonces la llamó para proponerle algo. “Para quitarle hierro al tema, Carmen, he pensado que te voy a dar una Gran Cruz”, decía que él le dijo. “Antes muerta que cogida con una cruz. Cruces ya tengo bastante. Si insistes en dármela, la rechazaré”, fue su respuesta.
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