El Departamento de Seguridad Nacional (DSN) ya sitúa las campañas de desinformación como la primera amenaza en España, por delante de otros riesgos como el terrorismo, la migración irregular o los ciberataques. Son especialmente preocupantes las narrativas dirigidas a los jóvenes y que, según el último Informe de Seguridad Nacional correspondiente a 2023, se relacionan con un aumento de la radicalización violenta.
“En los últimos años ha incrementado la preocupación de los expertos en seguridad pública por el potencial que determinadas campañas de desinformación tienen para fomentar la radicalización violenta”, reconoce el DSN, que actúa como órgano asesor de la Presidencia del Gobierno en materia de Seguridad Nacional. El crecimiento de estas campañas coincide con una mayor polarización social y va unido a la proliferación de mensajes y narrativas de odio, sobre todo en redes sociales.
“En España los delitos cometidos por racismo y xenofobia son los más numerosos, seguidos de ataques a la orientación sexual e identidad de género y de los relacionados con la ideología. Las redes sociales conforman uno de los factores que más favorecen la propagación de los discursos de odio hasta convertirlos en una de las principales amenazas para la paz social”, recoge el informe.
En este sentido, destaca el riesgo de la “autorradicalización en línea” en el ámbito “de la extrema derecha violenta”, cuyos grupos se sirven de foros de fácil acceso a través de internet como chats en línea. A continuación, seleccionan los perfiles más “interesantes” para sus fines y los dirigen a otros foros más específicos donde son radicalizados en un ámbito más privado.
Aunque el Departamento de Seguridad Nacional reconoce que “en España no existen grupos que hayan desplegado hasta el momento comportamientos violentos”, sí da cuenta de colectivos con “tesis antisistema” que “justifican el uso de la violencia”.
Para combatir esta tendencia se han puesto en marcha algunas iniciativas con la participación del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) en colaboración con colectivos juveniles como la Fundación Jóvenes y Desarrollo, cuyos programas se centran en dinámicas “contra el odio y el radicalismo”.
Según el informe, algunas de estas campañas de desinformación parten o son amplificadas por actores estatales extranjeros; es decir, por terceros países con un interés por desestabilizar las sociedades de estados a los que consideran su objetivo. En este sentido se ha observado un incremento de estas acciones a raíz de la invasión rusa de Ucrania y la intensificación de los conflictos en Oriente Próximo.
Los expertos en seguridad nacional ponen el acento en las campañas de desinformación impulsadas desde Rusia y cómo este país ha “incrementado la explotación de su poder blando”, sobre todo mediante “acciones híbridas especialmente dirigidas a las generaciones jóvenes”.
“Las tensiones globales están llevando a un incremento de la difusión de campañas de desinformación con un aumento de las narrativas antioccidentales y antieuropeas”, precisa el Departamento de Seguridad Nacional.
Las campañas de desinformación ya son la mayor amenaza para la seguridad nacional
Como es habitual en este informe, el Departamento de Seguridad Nacional ha elaborado un pronóstico de la mano de varios expertos en distintas materias para evaluar el riesgo de las distintas amenazas tanto a corto como a medio plazo. Las campañas de desinformación aparecen como la amenaza de mayor intensidad y la que más crecerá en los próximos cinco años.
Esto confirma una tendencia que ya se venía observando en los últimos años: el riesgo de las campañas de desinformación y su capacidad para desestabilizar las sociedades. El pasado mes de enero el Foro Económico Mundial (FEM) ya consideró la desinformación como la mayor amenaza global para los próximos dos años, sobre todo en un contexto internacional marcado por importantes procesos electorales —con elecciones en Estados Unidos, el Parlamento Europeo, Rusia o India— y los conflictos armados.
Como ya explicó Newtral.es, en los conflictos modernos la desinformación se presenta como una forma de guerra cognitiva junto a la propaganda. Su principal riesgo es que, a diferencia de las guerras tradicionales, el objetivo de estas acciones no son los soldados que luchan en el campo de batalla, sino los ciudadanos y ciudadanas y cómo la población interpreta la realidad que le rodea, lo que convierte a estas amenazas en un riesgo aún mayor en contextos electorales.
El Departamento de Seguridad Nacional señala a Rusia y China como los actores que más campañas de desinformación han impulsado en España. “Varios medios propagandísticos rusos o chinos han difundido operaciones de desinformación e influencia como un intento de injerencia en la opinión pública y en la toma de decisiones políticas en España y en el seno de la UE”, recoge el informe.
Según el DSN, “estas campañas se han centrado en procesos electorales, en el posicionamiento en sectores económicos o estratégicos o en la imagen internacional de las potencias y sus relaciones exteriores”. En concreto, asegura que “se ha detectado un incremento de visualizaciones y seguidores del ecosistema de propaganda chino en plataformas como YouTube”.
Los expertos en seguridad nacional también han percibido que las misiones del Ejército español en el extranjero han sido objetivos de campañas de desinformación. “Los contingentes militares españoles que operan en el exterior están expuestos a campañas de desinformación durante el desarrollo de sus misiones”, asegura el informe. Esto ha motivado que las Fuerzas Armadas estén desarrollando “una estructura conjunta” para identificar y mitigar operaciones de desinformación que puedan alterar el resultado de sus misiones.
- Informe de Seguridad Nacional 2023
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