Mientras las tropas de Vladímir Putin iniciaban la invasión de Ucrania hace justo un año, otro ejército virtual ejecutaba una estrategia de desinformación centrada en justificar la guerra, restar importancia a los ataques rusos —cuando no en negarlos— o deslegitimar al gobierno ucraniano. Europa quiso defenderse del impacto de este tipo de relatos con una decisión no exenta de polémica: cortar la difusión de los principales medios oficiosos del Kremlin, Russia Today y la agencia Sputnik, hasta que cesara la agresión.
Sin embargo, los esfuerzos de Rusia por influir en la opinión pública se sirvieron de otros emisores que escapan a los medios convencionales. Son los llamados proxies (intermediarios, en su traducción al español), una serie de webs que se camuflan como medios de comunicación, canales de Telegram o perfiles en redes sociales sin una vinculación aparente con el gobierno de Rusia, pero que replican sus narrativas de forma sistemática y coordinada.
“Los proxies han tenido mucho más peso en grupos de ideologías extremas”, explica Carlos Galán Cordero, profesor de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) y experto en inteligencia y contrainteligencia.
Según el último informe sobre la desinformación rusa elaborado por el Servicio Europeo de Acción Exterior, el objetivo de estas narrativas es “sembrar dudas sobre quién es el agresor”. De ahí surgen relatos como el que acusa a la OTAN y a Estados Unidos de utilizar laboratorios secretos para fabricar armas biológicas en Ucrania o el que afirma que su presidente, Volodímir Zelenski, es nazi.
Para Manuel R. Torres Soriano, catedrático de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) y experto académico del Foro contra las Campañas de Desinformación del Departamento de Seguridad Nacional, el impacto en Europa de las narrativas lanzadas por Rusia ha sido muy contenido. “Sobre todo si hablamos del ámbito español, los contenidos elaborados en castellano siguen apuntando principalmente a las audiencias latinoamericanas, que es donde la desinformación rusa tiene mucho más calado”, explica en declaraciones a Newtral.es.
Resulta llamativo cómo la desinformación rusa se ajusta a cada audiencia y la manera en que las diferentes narrativas colisionan entre sí. Por ejemplo, para el entorno europeo, sobre todo en Europa del Este, abundan los relatos dirigidos a presentar al Gobierno de Ucrania como un grupo ultra de ideología nazi, mientras que en países de Oriente Medio o en sectores con un prejuicio antisemita, la principal narrativa es que Zelenski es judío y forma parte de una conspiración del sionismo internacional, apunta el experto.
“Ambas narrativas son contradictorias”, destaca Torres, que opina que esto no es un problema para los estrategas del Kremlin. “Se trata de alimentar la diferencia entre audiencias con sus ecos particulares, a sabiendas de que el consumo de información en internet se produce de forma encapsulada con comunidades que viven en sus respectivas burbujas y no entran en contacto con otras, de forma que esas contradicciones no resultan tan flagrantes”, añade.
Para el profesor Carlos Galán Cordero, esta capacidad de adaptar narrativas hace que el ecosistema de propaganda de Rusia sea “como una gran máquina expendedora donde está el contenido que tú quieres en base a tu ideología”.
Pese al discurso conservador del Kremlin, los expertos consultados coinciden en que la desinformación rusa también focaliza “en el ámbito antiimperialista de extrema izquierda”, a quienes lanzan mensajes como que “apoyar a Rusia es apoyar una especie de lucha antifascista”.
Los mensajes que emite Rusia para sus propios ciudadanos se centran, en cambio, en una supuesta necesidad de defender los valores morales conservadores frente a la cultura pecaminosa y degradada de Europa, donde —según su narrativa— existe una tiranía LGTBI de “pederastas y homosexuales”.
En Newtral.es hemos abordado algunos ejemplos de desinformación rusa que profundizan en esta narrativa. Uno de los bulos identificados en abril de 2022, cuando se debatía la aplicación de Finlandia y Suecia para ingresar en la OTAN, afirmaba que la justicia finlandesa había declarado legal el sexo con menores de 18 años. En septiembre verificamos otro contenido que presentaba a Zelenski posando sin camiseta en el Orgullo LGTBI de Nueva York.

Entre las narrativas alineadas con Ucrania hemos verificado contenidos de propaganda sobre supuestos héroes de guerra que nunca existieron, como “el fantasma de Kiev” o la supuesta piloto Natasha Perakov, y que las autoridades ucranianas han utilizado para insuflar moral a su población o para atribuirse victorias en el campo de batalla.
Al margen de las narrativas para justificar la invasión de Ucrania o para minar la confianza en el gobierno de Zelenski, el Servicio Europeo de Acción Exterior también advierte de un “comportamiento manipulador” en las redes sociales desde actores “pro Kremlin” cuyo objetivo es “exacerbar y explotar” cuestiones controvertidas en países europeos, como son la migración, los refugiados, la inflación o la energía.
[Los bulos que acusan a los refugiados ucranianos de cometer crímenes en Europa]
Es decir, según los analistas de la Comisión Europea, la desinformación de Rusia no siempre está ligada a la invasión de Ucrania. Para el catedrático Manuel Torres Soriano, las campañas de desinformación no buscan necesariamente cambiar la opinión de los ciudadanos en un sentido favorable a los intereses de quienes las diseñan, sino que en muchas ocasiones su objetivo es “ejercer un efecto corrosivo” que “instrumentaliza las brechas”; es decir, polariza.
Como ya explicó este experto en un artículo del Instituto de Estudios Estratégicos, “la desinformación no necesita transmitir certezas, sino que suele ser más eficaz cuando propaga dudas. La estrategia es rodear cada hecho inconveniente con una avalancha de interpretaciones alternativas para que la verdad sea relegada a una mera hipótesis”.
- Manuel R. Torres Soriano, catedrático de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) y experto académico del Foro contra las Campañas de Desinformación del Departamento de Seguridad Nacional
- Carlos Galán Cordero, profesor y analista de inteligencia
- EEAS Report on Foreign Information Manipulation and Interference Threats
- Operaciones de influencia vs. desinformación: diferencias y puntos de conexión, por Manuel R. Torres Soriano