La desinformación sobre las elecciones en Moldavia alimenta la conspiración de un “golpe de la UE”, Soros y la OTAN

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Las elecciones celebradas en Moldavia el pasado 28 de septiembre han dado una clara victoria al bloque europeísta liderado por su actual presidenta, Maia Sandu, cuyo partido —Acción y Solidaridad (PAS)— ha obtenido el 50,2% de los votos. Los comicios se celebraron entre acusaciones cruzadas de interferencia extranjera. Por un lado, la propia Sandu advirtió días antes de que “Rusia está librando una guerra híbrida contra Moldavia” para descarrilar su ingreso en la Unión Europea a base de “dinero sucio, ciberataques, manipulación de información e incluso una religión convertida en arma”, en referencia al papel de la Iglesia Ortodoxa y su afinidad al Kremlin. En frente, un aparato de propaganda al servicio de Rusia que ha presentado las elecciones moldavas como un “golpe” de la Unión Europea y la OTAN, ya que —según su versión— habría cercenado el derecho al voto de los moldavos prorrusos, en particular de los residentes en Transnistria, una región separatista con fuerte influencia de Moscú.

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Los ecos de la propaganda a favor del Kremlin también han resonado en España, donde las campañas de desinformación se intensificaron a lo largo de la jornada electoral. Varios medios rusos como las agencias RIA, TASS y Sputnik comenzaron a difundir el domingo la fotografía de un supuesto votante moldavo en la ciudad de Valencia al que, según su relato, se prohibió ejercer el voto en uno de los colegios electorales habilitados por la Embajada de Moldavia por llevar una camiseta con un supuesto guiño a la candidatura prorrusa, agrupada en el Blocul Patriotic, que ha conseguido el 24,2% de los votos. Las publicaciones afirmaban que la policía española habría expulsado al hombre del centro de votación tras la petición de la autoridad electoral moldava.

La única fuente que se cita para sostener esta información es un canal de Telegram para audiencias rusoparlantes en Moldavia, que difundió la imagen el mismo domingo de las elecciones a las 11:21 hora española. Aunque la imagen tiene una resolución muy baja y apenas se pueden observar elementos que permitan identificar la ubicación, el asfalto que pisa el protagonista de la fotografía no se corresponde con el suelo adoquinado que hay en las proximidades del centro de votación habilitado por la Embajada moldava en la ciudad de Valencia, el pabellón municipal Fuensanta. Además, el personal municipal de esta instalación no tiene constancia de ningún incidente como el que describen los artículos publicados por los medios rusos.

La imagen de este hombre al que, supuestamente, no habrían dejado votar por una camiseta se ha utilizado para alimentar el relato de unas elecciones utilizadas como “instrumento de censura y represión”.

En España, algunos influencers que ejercen como altavoces de la propaganda a favor del Kremlin también han difundido vídeos donde afirman que las elecciones significan un “golpe de la Unión Europea” y las han llegado a comparar con el Euromaidán ucraniano. Otros han amplificado una imagen de la presidenta y ganadora de las elecciones, Maia Sandu, junto al hijo de George Soros, dando a entender que ha existido interferencia por parte de este magnate.

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El foco puesto en Transnistria

Un análisis publicado dos días antes de las elecciones moldavas por el Observatorio Europeo de Medios Digitales (EDMO) advirtió de que uno de los principales focos de desestabilización en las redes sociales sería Transnistria, una región separatista que linda con Ucrania y que tiene una importante influencia de Rusia. Aquí no se habilitaron puntos de votación y los moldavos que quisieron participar tuvieron que desplazarse a otros puntos del país. Una campaña de desinformación amplificada por canales prorrusos pocos días antes de los comicios aseguraba que el Gobierno de Moldavia y la OTAN, junto con Rumanía y Ucrania, planeaban una operación militar contra Transnistria. 

En este sentido, se empezó a difundir una fotografía de varios militares extranjeros comprando comida en una cantina de Moldavia cercana a Odesa (Ucrania), y que se ha difundido —entre otros— a través de perfiles en español de TikTok, X o Telegram para alimentar una narrativa que acusa a la Alianza Atlántica y a Francia de interferir en las elecciones. Los canales de propaganda a favor de Moscú compartieron esta imagen acompañada de mensajes como el siguiente: “En la zona de la ciudad de Cimișlia, cerca de la frontera con la región de Odesa, se ha registrado la presencia de soldados franceses. Esto aumenta los temores sobre una posible ampliación del conflicto y la implicación de Moldavia directa en escenarios militares de la OTAN en las fronteras de Transnistria y Ucrania”.

Como ha comprobado Newtral.es, los soldados que aparecen en esa fotografía son diplomáticos militares. En concreto, son los agregados de Defensa de República Checa y Francia en sus respectivas misiones diplomáticas en Moldavia. El hombre que se ve a la izquierda es el teniente coronel checo Martin Kania, mientras que la mujer que aparece en el centro es la teniente coronel británica Florence Skrlj. Ambos aparecen en la lista oficial del personal diplomático acreditado en Moldavia, por lo que no se trata de una misión de “soldados franceses” en ese país ni su presencia durante las elecciones supone una interferencia de la OTAN, ya que es lógico que estén allí si su puesto de trabajo está en Moldavia.

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Deslegitimar las elecciones

Otra de las publicaciones que han circulado en español es una cadena difundida a través de Telegram que sostiene que «las elecciones en Moldavia fueron falsificadas». Para ello, argumenta que “no hubo observadores” en el proceso electoral, algo que es falso. La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), una organización internacional que designa misiones de observación, nombró a un total de 30 observadores internacionales procedentes de Austria, República Checa, Irlanda, Lituania, Estados Unidos, Rusia, Suecia, Alemania, Noruega, Finlandia, Francia, Suiza, Islandia, Reino Unido, Italia, Polonia, Dinamarca y Estonia. La lista completa de observadores es pública y su misión de observación empezó el 13 de agosto y concluirá el 8 de octubre.

De hecho, los observadores de la OSCE publicaron el pasado 29 de septiembre un informe con las conclusiones preliminares de su misión. En concreto, señalaron que las elecciones en Moldavia han sido “competitivas y ofrecieron a los votantes una opción clara entre alternativas políticas”, pero añadieron que “el proceso se vio empañado por graves casos de interferencia extranjera, financiación ilegal, ciberataques y desinformación generalizada”.

“Las elecciones parlamentarias de Moldavia demostraron un alto nivel de compromiso con la democracia en medio de amenazas híbridas sin precedentes provenientes de Rusia”, declaró Paula Cardoso, líder de los observadores a corto plazo de la OSCE, en un comunicado. “Desde la financiación ilícita canalizada a través de redes oscuras hasta las incesantes campañas de desinformación que minaron la confianza pública y los descarados incidentes de ciberseguridad diseñados para sembrar el caos, estas tácticas buscaron manipular la democracia y la soberanía de Moldavia”, resumió.

La desinformación se unió a otros elementos para provocar cierto caos el día de las elecciones, tanto dentro de Moldavia como en centros de votación habilitados en otros países, incluido España. Según las autoridades moldavas, el día de los comicios hubo decenas de falsos avisos de bomba en puntos de votación de Bruselas, Roma, Génova, Bucarest, Asheville y Alicante. Según el Diario de Alicante, la Policía Nacional tuvo que cortar durante cerca de 90 minutos una de las principales avenidas de la ciudad, donde se ubicaba un hotel habilitado para las votaciones moldavas. Finalmente, no se encontraron explosivos.

Fuentes
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