Desinfodemia

La desinformación detrás de las narrativas que reivindican los avances económicos del Franquismo

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Montaje: Newtral
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La desinformación en torno a Francisco Franco no solo se ha compartido para reivindicar los supuestos logros sociales del dictador, también para poner en valor su gestión de la economía del país. Muchos de los mensajes que se publican en redes o se reproducen en podcasts hablan de cómo mejoró la situación económica en los años del Franquismo.

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  • Para dar contexto sobre algunos de ellos, hemos hablado con Beatriz García, profesora de historia contemporánea en la Universidad de León; Daniel Lanero, profesor y director del Departamento de Historia de la Universidade de Santiago de Compostela; y Damián González, también profesor de historia contemporánea en la Universidad de Castilla-La Mancha.

La desinformación sobre la economía de Franco: “El Franquismo protagonizó el mayor crecimiento económico de la historia de España”

Qué se dice. Una de las ideas que más se repite sobre Franco es la que reivindica el crecimiento económico que experimentó España durante su Régimen.

Qué sabemos. España creció sobre todo en los últimos años del Régimen, aunque se suele obviar la influencia de factores como la ayuda económica externa o la emigración masiva en la época (y el envío de dinero a sus familias). Además, el país partía de una guerra propiciada por el propio Franco y una posterior autarquía que retrasaron sobremanera el crecimiento del país.

Los datos. Ese crecimiento que experimentó la economía de España durante el Franquismo se tradujo en “una media anual del 7% entre 1961 y 1973, solo por detrás de Japón en el marco de la OCDE, partiendo, eso sí, de unos niveles muy pobres”, explica Daniel Lanero. Una recuperación que permitió “reducir distancias con los países de nuestro entorno”. 

  • Historiadores y economistas como Luis Cárdenas del Rey (Universidad Complutense de Madrid), Albert Carreras (Universitat Pompeu Fabra) o Teresa Ortega (Universidad de Granada) también han traducido en cifras (y contextualizado) este progreso económico durante los últimos años de la Dictadura.

  • Ortega explica, por ejemplo, que fue un “crecimiento enorme, pero no continuo”, en el sentido de que “sin dejar de crecer, entró en un proceso de frenos y avances, alternándose etapas de crecimiento con inflación y etapas de estabilización y crisis”.
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El contexto de la desinformación sobre el crecimiento de la economía con Franco. Lo que pasa es que en muchos de los mensajes que se han viralizado en los que se atribuye a Franco ese “milagro económico” se suelen obviar los factores que provocaron ese crecimiento y la situación de la que partía España tras el golpe de estado.

“Veníamos de donde veníamos, después de un periodo de autarquía y de la Guerra Civil, con un país devastado, lógicamente, España creció en la década de 1960 y 1970”, como señala Beatriz García

  • Un condicionante que también remarca Damián González: “La autarquía fue una catástrofe económica y sin precedentes, una decisión consciente y deseada que mató de hambre y enfermedades evitables y supuso un retraso de prácticamente 20 años en los niveles económicos y de consumo de preguerra”.

  • Coincide en eso Daniel Lanero: “Hizo que el volumen de producción agraria e industrial de preguerra no se recuperara hasta la primera mitad de la década de 1950”.

Varias causas. A partir de ahí, es cuando la España del Franquismo empieza a vivir un momento de apertura al exterior, un factor importante para que la economía pudiese crecer, pero no el único; hubo otros condicionantes. 

  1. La ayuda de Estados Unidos fue clave en aquel momento. Teresa Ortega recoge en su tesis doctoral algunas cifras: “Entre 1951 y 1963, España recibió 1.148,1 millones de dólares para la compra de productos agrarios, materias primas y de equipo”.

  2. La “estabilización”. Hay que tener en cuenta que esas primeras “medidas liberalizadoras” que aplicó el régimen durante este periodo (el plan de estabilización, que culmina en 1959, fue un ejemplo) también tuvieron su efecto negativo: “El agotamiento de las reservas de divisas, problemas de financiación, un agravamiento de la inflación, etc”, como apunta González.

  3. La emigración. Otro factor importante que influyó en ese crecimiento tiene que ver con el éxodo de aquella época, como explica García: “Muchos españoles emigraron a países como Alemania, Francia o Suiza porque aquí no se vivía tan bien como algunos dicen ahora; y muchos de estos emigrantes enviaban dinero a sus familias, eso ayudó a las economías domésticas a que estuvieran mejor que antes”.

  4. El contexto internacional. Apunta también Lanero que, en realidad, “el crecimiento de la economía española no fue tan excepcional”, en el sentido de que “tuvo lugar en el contexto del crecimiento de los países occidentales tras la Segunda Guerra Mundial y fue semejante al de otras economías del sur de Europa”.

“Con Franco no se pagaban tantos impuestos”

Qué se dice. También se ha llegado a decir de Franco que “apenas cobraba impuestos” o que, directamente, no los cobraba.

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Qué sabemos. La carga fiscal en España fue, en general, reducida durante el Franquismo, que se centró más en la recaudación de impuestos indirectos. Los expertos coinciden en que no era un sistema redistributivo ni progresivo, por lo que no garantizaba que se cubriesen las necesidades sociales: la idea de que pague más impuestos el que más tiene no llegó de forma efectiva hasta la entrada de la democracia.

Contexto de la desinformación sobre la economía y los impuestos con Franco: un sistema regresivo. La recaudación de impuestos durante el Franquismo no se basaba precisamente en el concepto de justicia fiscal. “Proporcionalmente, pagaban menos los que más riqueza tenían. Además, las exenciones fiscales del Régimen solo beneficiaban a los sectores sociales con más ingresos y el fraude fiscal estaba muy extendido”, apunta Daniel Lanero

Eso tenía sus implicaciones, como advierte González: “No había un Estado redistribuidor de la riqueza como en Europa y eso afectó al ‘estado de bienestar’, que se sustentaba, básicamente, en el ahorro de los trabajadores a través de las cotizaciones, no de los impuestos”. Lo que hizo que “el gasto público no fuera, ni de lejos, el suficiente para cubrir las necesidades sociales”, añade Lanero.

¿Y qué impuestos se pagaban? Lo que hizo el Régimen es darle más importancia a unos tributos sobre otros, pero pagar se pagaban. Lo explica Lanero: “Se daba prioridad a los impuestos indirectos (al consumo, por ejemplo) sobre los directos (como el IRPF, que es cierto que aún no existía en la Dictadura), que solo representaban alrededor de un 35% de los ingresos de Hacienda en las décadas finales, y eso agudizaba la injusticia social del sistema impositivo”.

  • En esa línea, coincide Beatriz García en que “la carga fiscal recaía en las clases trabajadoras y en las pequeñas empresas, mientras los beneficios fiscales iban para esa trama corrupta de las grandes empresas que salieron beneficiadas del Franquismo”. En esa época, explica, el Régimen impulsó “muchos impuestos especiales al alcohol, al tabaco o a los carburantes para financiar el gran sistema que se había montado”.

  • Otro ejemplo fue la contribución de usos y consumos, “un impuesto general sobre el volumen de ventas” que impuso el Régimen en 1940 y supuso no solo un “incremento de la recaudación” en aquella época, sino que “reforzó la tributación indirecta y agravó la injusticia del sistema”, como explica el economista Carlos Barciela en su libro Con Franco vivíamos mejor.

  • Sobre cómo de eficiente era el sistema, añade Barciela que, prácticamente, “pagaban lo mismo los fumadores que los terratenientes” porque lo que ingresaba la Hacienda franquista por la renta del tabaco “se acercaba” bastante a lo que recaudaba con su “contribución territorial”. 
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La presión de pagar. Beatriz García también señala un caso paradigmático que denota la represión bajo la que funcionaba el sistema, también a la hora de tributar: “Es curioso que se diga que Franco apenas cobraba impuestos cuando impuso las suscripciones patrióticas, que eran contribuciones económicas que se pagaban, en teoría, de forma voluntaria, para financiar determinados proyectos”. 

  • “En realidad, había mucha represión detrás porque aparecía en los periódicos y se podía ver perfectamente quién aportaba y quién no; muchos lo hacían precisamente para estar al lado de los afines y evitar represalias. A veces nos olvidamos de que era una Dictadura que tenía bajo una presión absoluta a mucha gente”, explica.

Más desinformación sobre la economía con Franco: “El dictador acabó con la pobreza y la mortalidad infantiles”

Qué se dice. Otra de las ideas que se difunde sobre el Franquismo es que mejoró los datos de pobreza y de mortalidad infantil: “Era uno de los problemas grandísimos que había en España, desde siempre, y en tiempos de Franco se combatió eficazmente”, asegura el historiador Fernando Paz en una entrevista en Elite Podcast.

Qué sabemos. La mortalidad infantil se redujo durante el Franquismo, aunque partía de una cifra especialmente alta tras la Guerra Civil que Franco inició; llevaba bajando de forma progresiva desde comienzos del siglo XIX. 

Tanto la economía como la salud de la población durante el Franquismo, sobre todo en la España de posguerra, fueron muy deficientes y estuvieron marcadas por el hambre y las enfermedades, que influyeron en ese repunte inicial de la mortalidad infantil, como explican Barciela en su libro o el historiador Miguel Ángel del Arco en su artículo Morir de hambre: autarquía, escasez y enfermedad en la España del primer Franquismo.

Los datos. La tasa de mortalidad infantil alcanzó en 1941 un pico de 142,9 por 1.000 (de cada 1.000 nacidos vivos, morían 142), como se refleja en el glosario de Estadísticas históricas de España de los siglos XIX y XX editado por la Fundación BBVA.

  • Hasta ese momento, la cifra se había ido reduciendo desde principios de siglo y, después, el dato bajó hasta el 18,9 por 1.000 en 1975, cuando murió Franco.   

Contexto de la desinformación sobre la mortalidad infantil con Franco: una economía empobrecida por la guerra. Explica Lanero que “el estado sanitario fue muy deficiente durante toda la posguerra y, sobre todo, en la década de 1940, como consecuencia de los efectos de la política autárquica en las condiciones materiales de las clases populares (hambre extrema, hacinamiento en infraviviendas o cuevas, imposibilidad de acceder a productos de primera necesidad, etc)”. 

  • “A principios de 1940 era habitual tener brotes simultáneos de enfermedades infecciosas como la viruela, la difteria o el tifus, aunque también había una presencia estructural de otras patologías como la tuberculosis o las avitaminosis (desnutrición)”, añade.
  • En ese sentido, apunta Beatriz: “A mí que me expliquen cómo acabó Franco con la pobreza infantil sin acabar con la pobreza del resto de la población, que tenía que esperar horas en las colas para que les diesen la poca alimentación que les permitían las cartillas de racionamiento”.
Fuentes