El dodo o dronte (Raphus cucullatus) fue una robusta criatura no voladora, “con semblante melancólico”, en palabras de sir Thomas Herbert, el introductor de la palabra ‘dodo’ (’estúpido’, en portugués). Es un clásico ejemplo de animal extinguido por la acción humana. La colonización de Isla Mauricio terminó con los últimos ejemplares a finales del siglo XVII. Ahora, una empresa de biotecnología estadounidense dice estar ‘a un paso’ de devolver a la vida, de nuevo, a un dodo. Sería la primera especie sometida a la desextinción.
En España, hubo un intento relativamente exitoso de desextinción de toda una subespecie: la del bucardo (Capra pyrenaica pyrenaica). Extinguida en 2000, un año antes se había preservado una buena muestra de su ADN. La información genética de la especie extinta se introdujo en un óvulo de cabra doméstica. Luego, una cabra híbrida consiguió dar a luz a un cabritillo por gestación subrogada. Pero la cría murió al poco tiempo y la desextinción no se completó.
Más que recuperar especies perdidas, la desextinción trata más bien de un proceso para crear réplicas de alta tecnología. ¿Por qué querría una empresa dedicarse a la desextinción de especies? O sea, a devolver a la vida presente a criaturas que un día desaparecieron de la Tierra. Del mamut al tigre de Tasmania o tilacino, hay equipos trabajando en revertir de la extinción a ejemplares exóticos mediante técnicas de ingeniería genética y muestras de tejidos preservados en museos de historia natural.
La desextinción está descrita en una película señera que ahora cumple 30 años: Parque Jurásico (Steven Spielberg, 1993). En esa línea, con los avances en ingeniería genética alcanzados en tres décadas, Beth Shapiro (Universidad de California-Santa Cruz) tiene el sueño de devolver a la vida a los mamuts lanudos. Entretanto, ha empezado con ‘un dinosaurio’; bueno, un ave, que es lo más parecido a un dinosaurio en nuestro tiempo: el dodo.
“Empecé cuando estudiaba en Oxford. Fuimos capaces de sacar un poquito de ADN de la pata de un dodo preservado en Oxford y probar que su pariente más cercano era la paloma Nicobar”, explica. “Desafortunadamente, el ADN de Oxford no estaba lo suficientemente bien preservado. Pero, años después, mis colegas de Dinamarca me ofrecieron otro que estaba estupendamente conservado”.
En un vídeo de la empresa Colossal Biosciences, con la que colabora, explica que consiguieron buena parte de su genoma. Y también están secuenciando a su pariente más cercano que aún vive y se llama ‘el solitario de Rodrigues’, para ver qué genes hacen de un dodo, un dodo; y a un solitario, un solitario.
La compañía planea aislar y cultivar células madre que producen espermatozoides y células productoras de óvulos a partir de palomas Nicobar en desarrollo. Editarían el ADN en esas células madre para que coincidan con las de los dodos mediante corta-pega genético CRISPR. Se insertarían luego en embriones de una especie de ave subrogada, que tendrían una mezcla de ADN de las dos especies. Producirán óvulos y espermatozoides similares a los de un dodo. En teoría, estos podrían producir algo parecido a un dodo.
Pero ¿quién está detrás de esa empresa cuyo fin es la desextinción de especies?
Una empresa ‘unicornio’ participada por Paris Hilton dedicada a la desextinción
Desde su presentación, Colossal Biosciences no ha parado de hacer rondas de financiación que han levantado millones de dólares procedentes de firmas de capital riesgo y personas megarricas, incluida Paris Hilton. Hasta un fondo participado por la CIA está metido ahí. Se considera ya una empresa unicornio en el ecosistema de compañías tecnológicas de EE.UU.
Excited to be an advisor to this Colossal business and to bring back the #dodo! ? ? ? ! Thanks @MarshallSandman ? https://t.co/vrc5iu4El7
— ParisHilton (@ParisHilton) January 31, 2023
Por el momento no está entre los objetivos de Colossal fabricar unicornios, pero sí la desextinción del susodicho mamut lanudo o sintetizar un herpesvirus que es letal para algunos elefantes asiáticos. Aunque, como analizamos en este pódcast, todo esto tampoco es el fin del mundo.
Porque, en realidad, es cierto que los científicos ya han logrado extraer de unas células de piel de mamut el núcleo donde se encuentra el ADN. Y lo han introducido en el óvulo de una elefanta. Algunos genes se reactivaron y trataron de poner en marcha la síntesis de proteínas de mamut. Pero no dio para la reproducción de las células. Fin del asunto, por ahora.
“Es emocionante pensar que haya tantas personas dispuestas a invertir tanto dinero en ello”, explica Thomas Jensen, fisiólogo reproductivo celular y molecular del Wells College de Aurora (EE.UU.) en un análisis en Nature. Pero matiza: “No estoy seguro de que el objetivo que persiguen sea muy factible en un futuro cercano”. Su colega Tom Gilbert (Universidad de Copenhague, Dinamarca) es más explícito: “Mi preocupación es que Paris Hilton piense que va a tener un dodo que parece un dodo”, asegura en Nature.
Desde luego, no es posible crear un dinosaurio a partir de ADN conservado en un fósil. Pero con algunos vertebrados extintos durante el periodo colonial, creen que sí. ¿Merece la pena el esfuerzo de la desextinción cuando el gran reto es frenar la sexta extinción masiva, que ya está en marcha?
La sexta extinción masiva está en marcha y puede extinguir a los humanos en 300 años
Esta semana hemos conocido que lo que se extinguió en 500 años debería haber ocurrido, de manera normal, en 18.000 años. La extinción de las especies (y géneros) se ha acelerado un 35% desde que los humanos estamos en el planeta. A diferencia de las cinco anteriores extinciones masivas, esta está provocada por el sobrecrecimiento de una única especie, el Homo sapiens. La misma cuya supervivencia es poco posible al ritmo actual de extinción, antes de 300 años.

Por suerte es la única que puede pararlo. Los humanos apenas componemos el 0,01% de la masa viva del planeta. Pero hemos colonizado masivamente el espacio para otros animales, desatando la sexta extinción masiva. ¿Tiene sentido invertir en desextinción antes que en proteger a las especies amenazadas? Analizamos este asunto, también, con el invitado de esta semana a Tampoco es el fin del mundo, el profesor Gerardo Ceballos (UNAM), autor del estudio que asegura que la humanidad ha mutilado el árbol de la vida.
Escucha Tampoco es el fin del mundo en Ivoox, Spotify o Apple Podcast
Los mamuts se extinguieron porque los primeros humanos los cazaban por su carne y por su piel, pero también había otros depredadores como tigres dientes de sable o leones que los cazaban. Además, en esa época, el Cuaternario, la Tierra estaba en una época glacial y más adelante el clima cambió, con lo que pudo contribuir a que el mamut se extinguiera.
Actualmente si estoy de acuerdo en que hemos podido contribuir a extinguir varias especies, pero luego se han encontrado ejemplares de esas especies que creiamos extintas. Moraleja: la Naturaleza sigue su curso, no nos sintamos culpables de todo.
Que nos extingamos de aquí a 300 años, no me preocupa. Lo que me preocupa, es el enorme sufrimiento masivo de toda la Humanidad, desde ahora hasta el último ser humano. Porque esto acaba de empezar, y ya hay millones de humanos desplazados, ahogándose en los mares, asesinados, o encerrados en campos de concentración, y no paran de crecer porque las causas no sólo no se resuelven, sino que aumentan.
"Esta semana hemos conocido que lo que se extinguió en 500 años debería haber ocurrido, de manera normal, en 18.000 años. La extinción de las especies se ha acelerado un 35% desde que los humanos estamos en el planeta."
Creo que quieren decir 3.500%