La reserva hidráulica de España está bajo mínimos: el volumen de agua almacenado en los embalses está apenas un 3,2% por encima del nivel de octubre de 2017, el año que se declaró la situación de sequía prolongada en tres de sus cuencas.
Este año ha sido el presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) el que ha declarado la situación excepcional por sequía extraordinaria y ha pedido al Gobierno que tome medidas urgentes para paliar los efectos de la falta de agua. La cuenca registra un 17% menos de precipitación acumulada que la media de los últimos 25 años, situándose al 26,1% de su capacidad total. Joaquín Paez, presidente de la Confederación, advirtió que la sequía afecta a toda la cuenca, en la que conviven “4,3 millones de personas, de 554 municipios y 890.000 hectáreas de regadío”.

La del Guadalquivir no es la única. La reserva hidráulica ha pasado de un 46,6% de agua almacenada en la última semana de octubre de 2020 a un 39% este año, según el último Boletín Hidrológico semanal publicado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Aunque la reducción no ha sido igual en todos los embalses. Las reservas para consumo apenas se han reducido un 11%, mientras que los embalses hidroeléctricos han perdido un 23%, el doble en proporción.
Una sequía prolongada desde hace cuatro años
A principios de año, la borrasca Filomena dio un respiro a los embalses, que lograron aumentar su ocupación hasta el 64,4% en la novena semana del año, casi seis puntos más que en el pasado año. Sin embargo, el nivel de agua de los embalses en el último mes ha vuelto a ser preocupante.
La pasada primavera ha sido la cuarta más seca desde 1961 con un valor de precipitaciones del 67% respecto del valor normal del trimestre, lo que ha reducido en gran parte las posibilidades de mejorar los datos hidrológicos a finales de este 2021, como muestran los últimos datos publicados por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). En cambio, el verano ha sido húmedo representando un 102% del valor normal de precipitaciones durante este periodo.
A pesar de esto, el descenso de los niveles de agua embalsada se explican porque “las condiciones de sequía se han acumulado a lo largo de todo el año. Desde hace cuatro años, prácticamente toda la península se ha encontrado en situación de sequía”, explica a Newtral.es Jorge Lorenzo Lacruz, experto en las interacciones entre el clima y los procesos hidrológicos en la Universidad de La Rioja.
Pero la cantidad de precipitaciones anuales no es el único factor que influye en la baja capacidad empleada de los embalses. Entre otros, el consumo de agua para el regadío también acapara una buena parte. Según el Fondo Mundial para la Naturaleza, el 70% del agua consumida en España se destina a fines agrícolas. “La gran mayoría de embalses en España están planificados para regar y cada vez hay mayor vegetación activa en España, que se ha convertido en un factor consumidor de agua”, apunta Lorenzo-Lacruz.
Las hidroeléctricas, un agente clave en la reducción del almacenamiento de los embalses
Aunque es común que los embalses bajen sus niveles de agua al final de cada año hidrológico que termina en septiembre, las bajas precipitaciones de este año tampoco explican del todo estos datos. Las hidroeléctricas han jugado un papel determinante en esta reducción de las reservas hidrológicas.
Los datos publicados por Iberdrola en el informe Ibe-watch 3T 2021 muestran que las reservas hidroeléctricas han pasado de un 50,8% en 2020 a un 35% este año.
La intervención de las eléctricas en el vaciado de los embalses ya ha sido denunciada por el Gobierno en numerosas ocasiones. La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica del Gobierno de España, Teresa Ribera, acusó directamente a las compañías eléctricas y anunció medidas extraordinarias para intentar paliar esta situación, como se recoge en una entrevista a eldiario.es.
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Esta actuación ha afectado a las cuencas del Tajo, Duero y Miño-Sil. En concreto, a los embalses de Ricobayo, Valdecañas, Belesar, Cenza, As Portas y Salas han sido los más afectados. Los datos son claros, el embalse de Ricobayo, en la cuenca del Duero tiene un 12,93% de agua embalsada respecto a su capacidad total según los últimos datos disponibles, más de un 25% menos que en la misma semana de 2020.
Las cuencas del Guadalquivir y del Guadiana son las más afectadas
Las cuencas del Guadalquivir y del Guadiana son las que más han visto reducidas sus reservas hídricas. El agua embalsada en la cuenca del Guadalquivir se encuentra, la última semana de octubre, al 26,1% de su capacidad y continúa bajando desde 2018, manteniéndose como la reserva hidráulica con los valores más bajos de toda España.
Los datos se explican debido a que “las precipitaciones en dicha cuenca durante el año hidrológico 2020/21 han sido de alrededor de un 25% menos de la media de las últimas décadas”, explica a Newtral.es el doctor en Hidrogeología de la Universidad Complutense Pedro Martínez Santos. Muy de cerca, la cuenca del Guadiana continúa bajo mínimos con un 29,1% del total disponible.
La mejora de ambas zonas hidrológicas en los meses de enero y febrero, hizo que tanto la cuenca del Guadalquivir como algunas zonas de la del Guadiana salieran del escenario de emergencia y se situaran en el de alerta. Existen cuatro posibles escenarios de escasez que representan las previsiones para los próximos meses respecto a la demanda de una zona concreta: normalidad, prealerta, alerta y emergencia.
“Un año menos lluvioso suele traducirse en una mayor presión sobre los embalses, pues es necesario suplementar a los cultivos el agua que no reciben de la lluvia”, añade el profesor Martínez Santos.
*Con información de Nerea de Pedro y Cristina Pita
Fuentes:
- Boletines hidrológicos
- Resúmenes climatológicos
- Informes de sequía y escasez
- Pedro Martínez Santos, doctor en hidrogeología
- Jorge Lorenzo-Lacruz, doctor en geografía