No toda dana implica destrucción pero cada vez se registran más y el cambio climático tiene que ver

Lluvias torrenciales en Teruel a principios de julio | A. García, Efe
Lluvias torrenciales en Teruel a principios de julio | A. García, Efe
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(*) Actualización 12/07/2025

Dana y destrucción. Las excepcionales tormentas y posterior riada de octubre de 2024 ligó a estas dos palabras en el imaginario de las catástrofes climáticas. Sin embargo, una dana es un fenómeno que se ha dado siempre en lo alto de la atmósfera. Y las más de las veces no implica calamidades en superficie. El problema es que las probabilidades de destrucción aumentan toda vez que parece que el número de danas al cabo del año está aumentando.

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  • Qué es una dana: Inicialmente, el acrónimo de depresión aislada en niveles altos de la atmósfera. Algo así como una borrasca o zona de bajas presiones formada a partir del enorme río de aire que circunda la zona ártica. “Es simplemente un descuelgue de aire frío que, por sí solo, no siempre genera fenómenos extremos“, aclara la doctora en Física y jefa de Meteorología de eltiempo.es Mar Gómez. Dicho de otro modo, es como si se desgajase el meandro de un río, formando una especie de laguna con isla.

  • Dana a la vista: Para este fin de semana, la combinación de esta depresión aislada en niveles altos con la entrada de aire húmedo desde el Mediterráneo ha creado un “entorno propicio para lluvias fuertes, granizo de gran tamaño y rachas de viento muy intensas”, especialmente en el norte y el tercio oriental penínsular, ha pronosticado el portavoz de Aemet, Rubén del Campo.

En la tarde de este sábado, Aemet ha lanzado avisos para parte del Bajo Aragón y Cataluña, que han quedado desactivados (han pasado a naranja) poco antes de las 18:00. Por su parte, Meteocat ha mantenido también hasta esa hora el riesgo de “peligro muy alto (nivel 5-6)” en todo el litoral e interior. Se han llegado a superar los 50 mm de lluvia en apenas 30 minutos en Urgell o puntos de El Garraf.

Hay riesgo de crecidas rápidas e inundaciones. También en barrancos y cauces normalmente secos, lo cual puede ser peligroso. Pero el fenómeno dista de parecerse en su génesis e intensidad del del octubre de 2024 en Valencia, cuando la dana se topó no sólo con un mar Mediterráneo caliente; se posicionó en sur peninsular, metiendo vientos fuertes de levante cargados de humedad, que chocaron con las montañas cercanas a la costa valenciana. Aquella dana fue tan destructiva como excepcional. Pero a nivel local, esta también puede conllevar peligros si no hay preparación.

¿Qué tiene que ocurrir para que una dana implique destrucción?

Desde la Asociación Española de Climatología, el investigador Dominic Royé (MBG-CSIC) recuerda que la atmósfera es “un sistema caótico”. Hay una cantidad ingente de factores que convergen para tener una situación meteorológica concreta. En una dana con efectos de destrucción, se dan varios (incluidos los geográficos y los de gestión y anticipación de la emergencia). En los efectos de una dana es clave…

  • Contraste térmico: Un aire frío en altura (propio de la dana) encontrándose con aire cálido y húmedo en superficie.


  • Aire cálido y húmedio: Esto es importante, porque “se suele generar gran inestabilidad –recuerda Gómez– favoreciendo las tormentas intensas”. En este caso, precisa Royé, “el cóctel más peligroso se da cuando el mar es muy cálido –y ya lo tenemos en el Mediterráneo, aunque es típico del comienzo de otoño– y choca con estas masas de aire (dana), a veces impulsada por la orografía, que hace subir a ese aire húmedo y cálido muy rápido”.


  • Tormentas persistentes y estáticas: Si algo caracterizó a la dana de octubre, en la zona de Valencia, fue el tren de tormentas que se retroalimentaron durante varias horas, permaneciendo muy estáticas. Royé recuerda que no todas las tormentas son iguales. Las de otoño suelen estar asociadas a borrascas y sus frentes. Son típicas las que se dan en el Pirineo y Prepirineo cuando el aire choca con las montañas y asciende. Las tormentas de verano se generan cuando se calienta mucho la superficie durante el día y el aire asciende rápidamente, chocando con masas más frías en altura. Son fenómenos más locales.

Es importante también el efecto orográfico ya que, si hay montañas cerca de la costa, el aire húmedo se ve obligado a ascender, lo que potencia aún más las lluvias. Es lo que pasa en zonas como la Comunidad Valenciana, Murcia o Andalucía Oriental, precisa Gómez.

Cada vez hay más danas

María José Sanz, directora del BC3, explicaba el pasado octubre que “en términos generales, la corriente en chorro o jet stream debido a los cambios que estamos viendo, por el cambio climático, está teniendo ondulaciones más pronunciadas”. Eso aumenta las probabilidades de que se produzca un descuelgue de aire frío en forma de dana. Y con ello, también las oportunidades de que haya destrucción.

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En 2020, un estudio en Journal of Climate reveló que, en efecto, hay cada vez más danas. En el caso de Europa, su número empieza a aumentar notablemente en los años noventa. En España, ha cambiado su estacionalidad. Tradicionalmente se daban en otoño, en lo que conocíamos como gota fría.

Ahora se observan en otras épocas del año con efectos muy notables en superficie y son un 15% mas frecuentes que en los años ochenta, según explicaba en octubre a Newtral.es el catedrático de Geografía de la Universitat d’Alacant Jorge Olcina, quien habla de “danas de segunda generación”, más energéticas, al encontrarse con condiciones en superficie más propicias para aumentar su destrucción.

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