Newtral Hemeroteca: Cuba, el ariete recurrente de la política de España

Relaciones Cuba España
La Moncloa
Tiempo de lectura: 9 min

El pasado colonial de España sigue todavía presente en algunos territorios que de forma recurrente se hacen hueco en la política española y Cuba es, sin duda, el más paradigmático. 

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Desde la llegada de la democracia a España no todos los presidentes del Gobierno han hecho una visita oficial a la isla, pero la mayoría sí que han tenido alguna historia que contar sobre el país: de Adolfo Súarez a Pedro Sánchez, pasando por Felipe González y, sobre todo, por José María Aznar. 

Casi todas tienen como protagonista a Fidel Castro, quien calificó a este último como un “payaso”, comparó a González con “Matusalén” por todos los años que estuvo en el poder y aseguró que no había sido capaz de encontrar defectos en Suárez. 

Con Zapatero y Rajoy la relación se distanció, al menos en las formas, pues ninguno de los dos realizó un viaje oficial a la isla. Muerto ya Fidel Castro, los retomó Pedro Sánchez en 2018 con la intención de abrir una “nueva etapa” en la relación entre Cuba y España. Una relación que había retomado el mismísimo régimen franquista.

1974. El equipo de pesca submarina que un ministro de Franco regaló a Castro

Todavía vivía Franco cuando aterrizó en Cuba a un ministro de España por primera vez desde el siglo XIX. Fue en diciembre de 1974, con la llegada del titular de Comercio, Nemesio Fernández Cuesta, que llevó a la isla un crédito millonario a la exportación para adquirir azúcar, café y níquel, entre otros. 

El ministro franquista calificó la relación con el país comunista como la de “compañeros unidos en la lucha por el desarrollo económico, tanto en las horas bajas como en las altas”. Sin duda, se trataba de una amistad de conveniencia que dejó un gesto y una declaración para la historia: el “completísimo equipo de pesca submarina” que cuentan las crónicas que le regaló a Fidel Castro y la confesión del mal rato que pasó durante su encuentro con este: “En las cuatro horas de conversación que mantuve con él me sometió al examen y cuestionarios más severos que he tenido ocasión de celebrar nunca”.

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El ministro franquista, Nemesio Fernández Cuesta, viajo a Cuba

 

1978. Aplausos para Suárez al pie del avión e invitación para que Castro devolviera la visita

Una sorpresa de otro tipo se llevó el presidente Adolfo Suárez en su viaje oficial a la isla en 1978, gesto inequívoco de una nueva fase en la relación entre España y Cuba. Al aterrizar en el aeropuerto José Martí, el mismo Fidel Castro le estaba esperando entre aplausos a los pies de la escalerilla; y lo hacía flanqueado por un retrato del político español de diez metros de largo con la inscripción “Viva la amistad hispano-cubana”.

El viaje permitió al Ejecutivo arrancar diversos compromisos al régimen castrista, tales como la puesta en libertad de un preso político español, los permisos de salida a los españoles con doble nacionalidad o la solución de las indemnizaciones pendientes por las expropiaciones. 

Sin embargo, lo que acaparó los titulares fue la invitación que, en nombre del Rey, Suárez trasladó a Castro para que devolviera la visita. Lo hizo público poco antes de partir de vuelta y tras no pocas indirectas del dirigente cubano. Algunas del calibre de esta: “Yo les prometo a los periodistas españoles que hablaremos más despacio en Madrid”.

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El presidente del Gobierno de España, Adolfo Suárez, en su visita a Cuba

1986. El ‘retiro’ en el que González consiguió que Cuba liberara a Gutiérrez Menoyo

En los años siguientes se especuló en varias ocasiones con esta visita oficial de Castro, pero por diversos motivos el viaje tardaría tiempo en materializarse. Antes, se produciría el segundo viaje oficial por parte de un presidente del Gobierno español.

En 1986, Felipe González pasó gran parte de su estancia recluido en Cayo Piedras junto al dirigente cubano y personalidades como Gabriel García Márquez. En este islote del sur de Cuba, además de pescar, el presidente español reconoció que había mantenido “francas y cordiales” conversaciones con su anfitrión, que entre vinos y paseos en barco se comprometió a liberar al preso político Gutiérrez Menoyo.

Dos gestos más tendría Fidel Castro con González antes de que abandonara la isla: le impondría la orden José Martí (máxima condecoración del régimen) y le llevaría de fiesta al mítico cabaret ‘Tropicana’, en cuyo escenario terminaron posando ambos dirigentes rodeados de “vedettes”. 

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2018. Un viaje histórico y exprés a Cuba

Todo fue mucho más tranquilo y protocolario 32 años después, cuando Pedro Sánchez visitó la isla en viaje oficial. No lo hicieron ni Mariano Rajoy ni José Luis Rodríguez Zapatero (sí sus ministros de Exteriores) y, en el caso de José María Aznar, viajó a Cuba para participar en una Cumbre Iberoamericana. 

En 2018 Fidel Castro ya había fallecido y era Miguel Díaz-Canel quien ocupaba la presidencia. Fue una estancia exprés de apenas 24 horas más histórica por el hecho de producirse que por sus consecuencias políticas, dado que se centró en gran medida en el plano económico. 

De ese viaje, no obstante, sí que saldría un acontecimiento sin precedentes: la visita de Estado que los Reyes hicieron a Cuba un año después, la primera de un monarca español.

El viaje de Aznar y la improvisada reunión que Castro y el Rey tuvieron en un coche

En 1999 fueron Juan Carlos I y doña Sofía quienes se desplazaron hasta Cuba, pero no para hacer una visita de Estado sino para asistir a la IX Cumbre Iberoamericana junto al presidente del Gobierno, José María Aznar. Fue la fórmula que ideó Moncloa para impedir que el Rey realizara el viaje oficial que -según la hemeroteca- llevaba tiempo queriendo hacer y que en Madrid temían que el régimen pudiera instrumentalizar. 

El paseo que los Reyes y Aznar dieron por las calles del centro de La Habana -cerradas y reformadas para la ocasión- fue tan artificial como las relaciones entre ambas administraciones. Antes, durante y después de la cumbre internacional el jefe del Ejecutivo señaló al dirigente cubano como el principal obstáculo para que se implantara la democracia en el país: «En Cuba nada cambiará mientras Castro esté en el poder”. 

Todo lo contrario que el monarca, a quien las crónicas esbozan sonriente y relajado en todo momento. Incluso cuando nada más bajar del avión, Fidel Castro se ofreció para hacer de chófer y llevarle hasta la residencia donde se hospedaba: “La entrevista a solas entre Fidel y el Rey que Aznar quiso evitar a toda costa se produjo de este modo, y aquellos 20 minutos largos de conversación en el coche dieron la clave de lo que sería aquel viaje y de quiénes se convertirían en los protagonistas de la cumbre”, escribiría Manuel Vicent, periodista que cubrió para El País ese viaje. 

Los Reyes de España, en su visita a Cuba

La escala técnica de un avión que provocó la primera visita de Castro a La Moncloa 

Todo ello ocurrió después de la única entrevista formal que Fidel Castro mantuvo en La Moncloa con un presidente del Gobierno, que paradójicamente fue con el que peor relación mantuvo: José María Aznar. 

El encuentro entre los líderes de España y Cuba, que el mismo dirigente cubano calificó de “agradable y demasiado breve”, tuvo lugar después de la VIII Cumbre Iberoamericana que se celebró en Oporto (1998) y, en palabras de Aznar, había servido para “trazar el camino” de la que se celebraría al año siguiente en La Habana. Luego, sin embargo, esta no cumplió con las expectativas. 

No era, sin embargo, la primera vez que Castro estaba en La Moncloa. En 1984, con Felipe González en el Ejecutivo, hizo una visita informal junto a Daniel Ortega (presidente de Nicaragua) aprovechando la escala técnica de su vuelo entre Moscú y la capital cubana. Ese encuentro improvisado supuso la primera visita de Fidel Castro a una capital de la Europa occidental y, a pesar de que solo permaneció cinco horas en suelo español, tuvo tiempo hasta para hablar por teléfono con Juan Carlos I: “No sabía cómo tratarle (…) Le llamé majestad y le dije que estaba deseoso de verle en Cuba», reconocería ante los periodistas.

Juegos Olímpicos de Barcelona y unos días de descanso en Galicia con Fraga

Uno y otro volverían a coincidir en el acto de apertura de los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992, tras participar en la Cumbre Iberoamericana celebrada en Madrid días antes. 

Fidel Castro aprovechó su estancia en nuestro país para visitar la localidad gallega de Láncara, lugar donde nació su padre: “Entre las grandes satisfacciones que he recibido en mi vida, entre las grandes emociones, tengo que contar la de hoy. Mi llegada aquí a Galicia”, aseguró visiblemente emocionado en una recepción que se organizó para la ocasión.

Fidel Castro junto a Manuel Fraga, en Galicia (España)

Fue el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, quien hizo de amigo y anfitrión en los días que Castro pasó en la tierriña. Juntos, almorzaron empanadas, pulpo y sardinas, fueron de vinos y hasta jugaron al dominó. Cuentan las crónicas que ganó el español.

Fuentes:

  • Hemeroteca de El País, ABC y La Vanguardia

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