La dependencia del paladio y del gas neón de Rusia y Ucrania amenaza con agravar la crisis de los microchips

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Foto: Victor Moussa / Shutterstock
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La crisis de microchips y semiconductores podría verse empeorada por la invasión de Rusia a Ucrania. Rusia es el mayor exportador de paladio, uno de los elementos utilizados para la elaboración de los microchips, y Ucrania es clave en la exportación de gases como el neón, que también se emplea en la producción de estos componentes electrónicos.

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El conflicto bélico surgido a raíz de la invasión de Rusia a Ucrania puede acarrear no solo el desabastecimiento y encarecimiento de productos agrícolas o del petróleo y el gas, como ya se ha visto en los últimos días, sino también incidir en los cuellos de botella de la producción de microchips, según Javier de la Nava, profesor de Economía Internacional de la Universidad a Distancia de Madrid (Udima) en declaraciones a Newtral.es.

El Banco Central de Taiwán, mayor exportador del mundo de circuitos integrados según el Observatorio de la Complejidad Económica (OEC, por sus siglas en inglés), indicó que hay suficientes reservas y fuentes de suministro como para no percibir un fuerte impacto a corto plazo. No obstante, reconoce que, si la duración y la crudeza de la guerra se extienden, el comercio exterior taiwanés podría verse afectado, según recoge la agencia de noticias Reuters.

Te explicamos las posibles consecuencias de la invasión de Rusia a Ucrania sobre la crisis de microchips y qué materiales pueden verse afectados.

El paladio de Rusia, elemento de difícil sustitución en la producción de microchips

Rusia es el mayor exportador del mundo de paladio, un material que forma parte de la producción de microchips. En concreto, Rusia exporta el 24,3% del total del paladio en bruto, según el OEC. Este elemento funciona como el contacto metálico que hace que otras capas del chip sean compatibles entre sí, como explica a Newtral.es Juan Carlos Jimeno Cuesta, director del Instituto de Tecnología Microelectrónica de la Universidad del País Vasco.

Su caída en los mercados internacionales ante las sanciones impuestas a Rusia “puede ocasionar un cuello de botella más, por si teníamos pocos, en la economía a nivel mundial”, cuenta De la Nava. El docente considera que a corto plazo esto llevará a un “shock de oferta”, que, según indica, “siempre se traduce en incremento de los precios”.

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Estos materiales se caracterizan por no tener sustitutos a corto plazo o por tener asociada una infraestructura de producción concreta, que se adapta a estas materias primas. Por ello, los cambios son poco viables en un breve período de tiempo. “Mientras no tengamos alternativas a determinados materiales, vamos a sufrir esas consecuencias”, expone el docente de la Udima.

Una crisis que se suma a la que ya arrastra la industria de microchips

Los microchips requieren de numerosos elementos muy concretos en su producción. Su elaboración se concentra en varios territorios, como Taiwán, Corea del Sur, China o Estados Unidos, enumera Pablo Sánchez, investigador del grupo de microelectrónica de la Universidad de Cantabria. 

Sánchez cuenta que, con la pandemia de coronavirus, las empresas que allí se localizaban pararon o redujeron la producción, y volver a iniciar el proceso “tarda un tiempo”. “Fabricar un chip vale muchísimo dinero y solamente es rentable si se fabrican millones de piezas”, expone. Esto generó una disminución de la producción de estos componentes electrónicos, en un mercado “tensionado” al que, según el investigador, “cualquier cosa hace que se desequilibre”.

Asimismo, se trata de un sector que también afecta a terceros, como el del automóvil. Allí se usan materiales provenientes de Rusia o Ucrania, como el citado paladio, y que peligran tras la invasión rusa. El responsable del sector del automóvil de la Unión General de Trabajadores (UGT), Jordi Carmona, avisa de que ya está afectando a la producción de vehículos en algunas empresas y países.

“La fabricación de un vehículo es una cadena, o sea, todo va relacionado: el aluminio es esencial para la fabricación de partes de la carrocería, el níquel o el paladio para el tema de baterías…”, ejemplifica. Por ello, Carmona considera que la invasión de Rusia a Ucrania, de donde proceden varios de estos materiales, va a tener una repercusión “como mínimo a medio plazo” y solicita que se cree un “escudo social” para proteger a los trabajadores.

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Crisis de microchips: la importancia del gas neón

El gas neón de Ucrania es otro de los componentes de los microchips, como apunta la empresa de análisis de mercados TrendForce. Vito Clericò, doctor en Física y miembro del Grupo de Nanolab de la Universidad de Salamanca (USAL), destaca la importancia de este gas para fabricar los láseres que sirven para grabar los circuitos integrados.

No obstante, son máquinas de las que de momento hay stock, según indica. En caso de que el conflicto se extienda en el tiempo, la solución pasaría por acudir a técnicas alternativas al gas neón, aunque Clericò no lo ve viable. “Son más caras o no son tan eficientes”, insiste.

Por su parte, la directora del Departamento de Ingeniería de Comunicaciones de la Universidad de Cantabria, Amparo Herrera, considera que, por el momento, la dependencia del gas neón, del paladio o de otros materiales no hace que el sector se vea más afectado de lo que ya estaba. Aun así, incide en que la invasión de Rusia a Ucrania podría ser “una variable más de la ecuación” de la crisis de microchips.

El precio de otros metales, como el aluminio, se dispara

El precio de metales como el aluminio también se ha disparado. Tras la invasión rusa de Ucrania, el Mercado de Metales de Londres (LME, por sus siglas en inglés) ha registrado máximos históricos de este producto, al menos en los últimos cinco años, hasta donde el LME ofrece datos abiertos. Este incremento se relaciona con el hecho de que Rusia es el segundo mayor exportador mundial de aluminio después de Canadá, según el OEC.

Ha ocurrido lo mismo con el níquel, del cual Rusia es el principal exportador, con el 28,2% del comercio internacional de este material. De hecho, el incremento “de la noche a la mañana” de los precios ha llevado a la suspensión de los intercambios en el Mercado de Metales de Londres, como anunciaron el 8 de marzo en su página web, a la vez que lo relacionaban con la invasión de Rusia a Ucrania.

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De la Nava considera necesario disponer de un plan de contingencia para prevenir estas situaciones y reducir la dependencia de determinados países y productos. “¿Se ha planteado alguien la posibilidad de que pudieran acontecer estos problemas?”, se pregunta el profesor de la Udima, que cree que cuando las cosas van bien, no se planifica una forma de seguro frente posibles contratiempos.

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