La inflación en España supera los 10 puntos y los precios de los alimentos están en su nivel más alto desde el comienzo de la serie histórica, que se remonta a 1994 de acuerdo con el INE. Para tratar de desinflar la inflación desbocada los bancos centrales han optado por subir los tipos de interés, aunque esta no es la única medida económica que existe para enfriar la subida de precios.
Voces dentro del Gobierno han defendido algunas de ellas, como la opción de limitar los precios que mencionó el ministro de Consumo, Alberto Garzón, en una entrevista en Carne Cruda. El ministro aseguró que “hay momentos en la economía en los que es mucho mejor combatir la inflación por controles de precio que por la vía de subidas de tipos de interés” ya que esta herramienta provocará “una recesión, una crisis” (min. 24:09).
Controlar los precios o subir los tipos de interés: te explicamos en qué consisten ambas medidas y cómo buscan combatir la inflación.
Controlar los precios para enfriar la inflación provoca desabastecimiento
Establecer un precio máximo a los precios para frenar la inflación es una medida que se instauró en Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial y en la España franquista tras la Guerra Civil. También optó por ella el presidente estadounidense Richard Nixon en la crisis del petróleo de los años 70. De hecho, los asesores económicos de la Casa Blanca concluyeron en un informe del 2021 que el periodo inflacionista posterior a la Segunda Guerra Mundial era probablemente la mejor analogía para la situación económica tras la pandemia.
Ahora, la crisis económica derivada de la guerra rusa en Ucrania vuelve a poner sobre la mesa la posibilidad de optar por esta herramienta económica. Sin embargo, los expertos consultados explican a Newtral.es que esta medida recurrida por numerosos gobiernos en tiempos de posguerra y ante grandes crisis no funciona y podría provocar eventuales desabastecimientos.
“Si se fija un precio máximo por debajo del precio que equilibra el mercado, el primer efecto que provoca es la escasez porque el producto cuyo precio está regulado no es tan rentable para el productor, que prefiere dejar de comercializarlo”, explica Antoni Cunyat, profesor de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y de la Universidad de Valencia.
“Es una medida que, generalmente, no funciona y genera escasez”, argumenta también Ángel de la Fuente, director ejecutivo de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea). “La oferta es limitada, por lo que, si se controlan los precios, se limitan también los incentivos a producir más. Al precio bajo que se impone artificialmente la gente quiere más de lo que hay: cambias un problema de inflación por un problema de suministro que no soluciona nada”, añade.
Además, es una medida que afecta de manera indiscriminada a todas las familias independientemente de su nivel de renta. “El que es millonario también compra pan, esta medida ayuda a las personas con muchos recursos a las que la alta inflación no les está afectando en absoluto”, subraya Cunyat e indica que hay mecanismos más efectivos como las ayudas o transferencias directas.
“El control de precios tiene que ser el último recurso”, comenta. “Las economías planificadas son muy complejas, por lo que controlar los precios sería una medida imposible de acometer con éxito: debe ser una herramienta excepcional, temporal y debe estar muy justificada”, añade Cunyat. Para el experto, el momento actual no justifica imponer esta medida porque existen otras alternativas más efectivas y menos costosas para la sociedad.
Control de precios durante la pandemia: ejemplos que sí han funcionado
Durante la pandemia del coronavirus, el Gobierno fijó en 2,94 euros el precio de los test de antígenos que se venden en las farmacias. También optó por controlar el precio de las mascarillas quirúrgicas, que quedó en los 0,72 euros. El coste de estos productos de primera necesidad se dispararon como respuesta a las normas del mercado: a mayor demanda, mayor precio.
“En este caso había una externalidad negativa: como habían subido los precios había mucha gente que no se hacía el test, por lo que el hecho de fijar un precio máximo permitió que mucha gente se hiciera la prueba de antígenos y se pusiera la mascarilla, por lo que tuvo un efecto positivo”, indica Cunyat. Para el experto, este es un ejemplo de control de precios para combatir la inflación bien hecho porque es una medida quirúrgica que evita poner en riesgo la seguridad sanitaria del país.
También se ha optado por esta medida en la Ley de Vivienda, aunque solo para los alquileres. La norma, que aún está en pleno proceso de tramitación parlamentaria, incluye controlar los precios de los alquileres de los inmuebles cuyos propietarios sean grandes tenedores y solo para las zonas donde las rentas se consideren tensionadas.
Limitar el precio del alquiler de la vivienda, una herramienta que se ha aplicado en ciudades como San Francisco, Berlín y París o en comunidades autónomas como Cataluña, “genera distorsiones” por lo que no es recomendable, según han explicado varios expertos a Newtral.es.
Subir los tipos de interés para bajar la inflación
Tal y como explican desde el Banco Central Europeo (BCE), “los tipos de interés representan el coste de un préstamo (comúnmente se conoce como el precio del dinero)”. Cuando pides un préstamo a un banco primero tienes que acordar un tipo de interés que normalmente es anual. Si, por ejemplo, te prestan 10.000 euros a un tipo anual del 3%, además de devolver el importe del préstamo, tendrás que pagar al banco 300 euros al año. Por tanto, el tipo de interés es, básicamente, lo que el banco cobra por prestar dinero.
También funciona en el otro sentido: el tipo de interés es el dinero que el banco paga por los ahorros, es decir, “cuando prestas tu dinero al banco”. Por ejemplo, si depositas 1.000 euros en tu cuenta de ahorro a un tipo anual del 2%, al final del año recibirás 20 euros en intereses.
Precisamente el BCE anunció una subida de los tipos de interés del 0,75%, lo que aumenta los tipos hasta el 1,25%, un incremento nunca visto hasta la fecha y que se prolongará lo que queda de año. Con el mismo objetivo elevó los tipos la Reserva Federal de Estados Unidos.
Al subir el precio del dinero, ambos bancos buscan reducir la inflación. “Si subes el precio de dinero, al final acabará repercutiendo en el consumidor, porque si quiere contratar una hipoteca (…) el tipo de interés que va a pagar va a ser más alto”, explica Cunyat. Así, según el docente, el consumidor se lo pensará antes de pedir un préstamo, ya que sabe que “va a ser más caro”.
Esta medida, sin embargo, plantea contradicciones. “Si baja la demanda, se controla la inflación pero también se desincentiva la actividad económica, se reduce el PIB y, por tanto, puede acabar en recesión”, apunta el profesor de la UOC.
En cualquier caso, para comprobar si la subida de tipos del BCE está logrando la corrección que se busca hace falta más tiempo. “Al menos unos meses, la bajada de los tipos de interés no se traslada inmediatamente a la inflación”, declara el experto de la UOC.
Otras maneras de enfriar la inflación: subir los impuestos o el pacto de rentas
Otra forma de enfriar la inflación, además del control de precios, es aplicar una política fiscal restrictiva: subir impuestos; “una medida muy impopular”, indica Cunyat. Al subir impuestos, los ciudadanos tienen menos renta disponible y menos dinero para gastar, por lo que el consumo desciende. De manera similar, las empresas tienen menos dinero para invertir por lo que baja la demanda. Las empresas venden menos y las familias consumen menos.
Otra solución, el pacto de rentas que consiste en repartir el coste de la inflación entre los distintos actores económicos, como trabajadores y empresas. Según explica a Newtral.es Raymond Torres, director de Coyuntura y Análisis Internacional de Funcas, un pacto de rentas consiste en “ponerse de acuerdo entre empresarios y trabajadores para evitar lo que se llama efectos de segunda ronda”. Es decir, evitar que se produzca una espiral inflacionaria de subida de precios y de salarios.
Cunyat, además, añade una herramienta más. “Aumentar la competencias en aquellos mercados estratégicos que han provocado el inicio de la inflación: el de la luz, el del gas o el de los combustibles, que actualmente actúan como oligopolios”. Es decir, eliminar barreras de entrada.
- Antoni Cunyat, profesor de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y de la Universidad de Valencia
- Ángel de la Fuente, director ejecutivo de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea)
- Banco Central Europeo
- Asesores económicos de la Casa Blanca