El barco que nunca se hundió o la creación de la Reserva Federal: las teorías de la conspiración sobre el hundimiento del Titanic

En abril de 1912 el Titanic zarpó de Inglaterra y puso rumbo a Estados Unidos en el que fue su primer y último viaje. La madrugada del día 15 el transatlántico chocó contra un iceberg y se hundió en el Océano Atlántico en un trágico accidente en el que murieron más de 1500 personas. Décadas después, el suceso sigue suscitando el interés de muchos y ha derivado en la proliferación de numerosas teorías de la conspiración sobre el hundimiento del Titanic. Estas han vuelto a circular recientemente tras reportarse el hundimiento del submarino Titán y la muerte de sus cinco tripulantes.

Una de las narrativas más comunes, difundida en foros de QAnon en Estados Unidos, sostiene que el Titanic nunca se hundió. En su lugar, la embarcación que yace en el fondo del Atlántico sería su hermana gemela, el Olympic, y el cambio se habría llevado a cabo en secreto por un asunto de aseguradoras y una posible bancarrota. Otras narrativas sostienen que el hundimiento fue provocado para acabar con la vida de tres empresarios estadounidenses —que viajaban en el Titanic— y que se oponían a la creación de la Reserva Federal (el banco central de Estados Unidos), finalmente fundada en 1913.

Sin embargo, todas estas teorías han sido ampliamente desmentidas por investigadores durante años. Verificadores de la International Fact-Checking Network —a la que también pertenece Newtral.es— también han demostrado por qué estas conspiraciones no son ciertas.

El ‘cambiazo’ del Titanic y el Olympic para evitar la bancarrota

Como muchas otras teorías de la conspiración, aquella que sostiene que el Titanic se cambió por el Olympic y que es el segundo barco el que se hundió, parte de un hecho verdadero. Como explican los autores Steve Hall y Bruce Beveridge en su libro Titanic y Olympic: ¿Qué barco se hundió? La verdad sobre la conspiración, el Titanic era el mediano de tres barcos gemelos de la misma compañía (la White Star Line): por encima estaba el Olympic y por debajo el Britannic. El 20 de septiembre de 1911, en uno de sus primeros viajes, el Olympic chocó contra una embarcación militar británica, el HMS Hawke. El hermano mayor del Titanic pudo llegar a puerto, pero sufrió graves daños, y un juicio posterior declaró a White Star Line como responsable de la colisión.

Este suceso que sí ocurrió marca el punto de partida de la conspiración. Uno de sus principales propagadores es el escritor británico Robin Gardiner que, en varios de sus libros, alude a la teoría del ‘cambiazo’. Los seguidores de la conspiración aseguran que el accidente provocó graves pérdidas a la compañía (que tuvo que indemnizar al HMS Hawke). Es por ello por lo que, para salvarse de la bancarrota, la White Star Line habría ideado un plan: dar el ‘cambiazo’. Mientras el Olympic permanecía en el taller para reparar los daños causados por la colisión, se habría intercambiado por el Titanic. 

Es decir, el barco que zarpó en abril de 1912 era supuestamente el Olympic ‘disfrazado’. Sabiendo que la embarcación presentaba importantes daños, no era difícil que esta se hundiera en su travesía. De esta manera, la White Star Line podría cobrar la indemnización de seguro y así hacer frente a los pagos al HMS Hawke por la colisión de 1911, afirman los conspiranoicos.

Para sostener esta teoría, sus defensores se apoyan en ligeras diferencias en la estructura de las embarcaciones: supuestamente, el Titanic tenía 14 ojos de buey mientras que el Olympic tenía 16. Las imágenes del barco en el fondo del mar muestran 16 ventanas redondas, por lo que se trataría del mayor de la White Star Line.

Otros señalan —sin pruebas— que el choque con el iceberg no pudo causar una herida tan grande en el casco del barco (porque, supuestamente, ya estaba dañado por el accidente de 1911). Yendo más allá, hay quien pone el foco sobre el capitán de la embarcación: Edward Smith. Al haber realizado numerosos viajes entre Reino Unido y el continente americano, Smith debía conocerse la ruta a la perfección, por lo que el naufragio no fue una casualidad (y había sido provocado para cobrar el dinero del seguro).

La creación de la Reserva Federal o el incendio que causó el hundimiento: otras conspiraciones sobre el hundimiento del Titanic

Otras de las narrativas que presentan las conspiraciones asociadas al hundimiento del Titanic ponen el foco en sus pasajeros y el dueño de la embarcación, el banquero John Pierpont Morgan (conocido como J. P. Morgan). Los que beben de la conspiración se vuelven a agarrar a un hecho verdadero: que Morgan finalmente no viajó en el Titanic y fue visto en Francia días después. Según los conspiranoicos, esto se debería a que el banquero sabía que el barco no finalizaría su travesía porque era él mismo el responsable del hundimiento. Los motivos de ello eran, principalmente, dos: salvarse del naufragio y crear la Reserva Federal.

Tres de los tripulantes del Titanic eran los empresarios estadounidenses Isidor Straus (entonces dueño de los grandes almacenes Macy’s), John Jacob Astor y Benjamin Guggenheim. La conspiración sostiene que estos habrían mostrado una importante oposición a la creación del banco central estadounidense y es por ello por lo que Morgan ideó un plan para acabar con sus vidas.

• Esta teoría se ha popularizado en los últimos días después de conocerse que Wendy Rush, la mujer del piloto fallecido del submarino Titán, es descendiente de Isidor e Ida Straus, que murieron en el Titanic en 1912.

Además de ello, las publicaciones virales que beben de estas conspiraciones también apuntan a que no fue el iceberg lo que causó el naufragio del Titanic, sino un incendio en las carboneras. Los defensores de la teoría sostienen que el capitán del barco y la tripulación lo sabían, pero no hicieron nada al respecto. También afirman que el contraste entre el agua helada del Atlántico y el fuego provocó una fuerte explosión y daños fatales.

Investigadores y verificadores desmienten las conspiraciones sobre el hundimiento del Titanic

Con el paso de los años las conspiraciones sobre el Titanic han proliferado en redes sociales a través de publicaciones en Twitter, Facebook, TikTok y foros como Reddit. Sin embargo, estas han sido ampliamente desmentidas por investigadores especializados en el caso y verificadores.

Las pruebas que demuestran que el Titanic no era el Olympic

Una de las principales teorías que Hall y Beveridge desmienten en Titanic y Olympic: ¿Qué barco se hundió? La verdad sobre la conspiración es la relacionada con los ojos de buey que tenían el Titanic y el Olympic. Como señalan los autores, en un principio el Titanic “contaba con 14 ojos de buey en el costado de babor, pero en diciembre de 1911 se añadieron dos más, elevando el total a 16”. Por su parte, el Olympic también tenía 14 de estas ventanas en su lado de babor en el pasillo de proa, pero también se incluyeron dos más que estaban presentes en marzo de 1912, como muestran fotografías adjuntadas en el libro.

Por otro lado, otra de las pruebas que demuestran que el Titanic es el que naufragó en 1912 está basado en el número de construcción de las embarcaciones. Tanto estos autores como los verificadores de Associated Press explican que el número correspondiente al Titanic era el 401, mientras que el del Olympic era el 400. Este número figuraba en distintas partes del barco, incluyendo artefactos y en los paneles de madera empleados en su construcción. Aquellos que fueron recuperados del naufragio tenían la inscripción “401”, mientras que los que se subastaron del Olympic cuando este se retiró en 1935 tenían el número 400.

Otro de los investigadores que ha publicado diferentes escritos desmintiendo las conspiraciones del Titanic es el historiador marítimo Mark Chirnside. En su obra Olympic y Titanic: Análisis de la teoría de la conspiración de Robin Gardiner, Chrinside hace énfasis en el argumento de la indemnización del seguro. El autor señala que la conspiración sobre la empresa aseguradora y la bancarrota no tiene sentido, pues el Titanic costó 7.5 millones de dólares en hacerse, pero el seguro solo cubría 5 millones, como muestra el documento original, por lo que generó aún más pérdidas a la White Star Line. 

Chrinside también destaca otros detalles que demuestran que no hubo ‘cambiazo’. En concreto, se centra en unas placas de acero adicionales que se colocaron en los motores del Olympic en julio de 1911, antes de la colisión con el HMS Hawke. Estas fueron halladas en inspecciones realizadas a la embarcación en 1927 y 1932. Sin embargo, no se encontraron tales placas en el Titanic cuando fue inspeccionado por la Junta de Comercio británica.

Straus, Astor y Guggenheim no se opusieron a crear la Reserva Federal

Investigadores y verificadores también han presentado varias pruebas que desmienten la implicación de J.P. Morgan en el naufragio del Titanic o la supuesta trama para acabar con la vida de los tres empresarios. George Behe, que investiga sobre el titanic desde los años 70, explicó a Reuters que “no ha encontrado evidencias que expliquen por qué Morgan finalmente canceló su viaje en el Titanic, pero que definitivamente no lo hizo ‘horas antes’ de su partida” como afirman los seguidores de las conspiraciones. Otros historiadores alegan que las razones por las que Morgan no viajó en el transatlántico fueron “el traslado de su colección de arte de Inglaterra a Francia” o “motivos de salud”.

Asimismo, tampoco hay pruebas que demuestren su complot contra Straus, Astor y Guggenheim para conseguir crear la Reserva Federal. Es más, no solo no hay registros de la supuesta oposición de Astor y Guggenheim a la fundación del banco central (como recalcó Behe a Reuters), sino que el propio Straus se mostró a favor de la Fed, como recogen dos artículos de The New York Times de 1911.

El fuego en las carboneras no provocó el naufragio del Titanic

Otra de las conspiraciones desmentidas por los investigadores del Titanic es la de que no fue un iceberg el responsable del naufragio. En su obra, Hall y Beveridge exponen que la teoría viene de un hombre llamado James Fenton que habría sido miembro de la tripulación del barco en 1912. Sin embargo, los investigadores no encontraron registros de un hombre con ese nombre entre los tripulantes del Titanic. 

Además, recalcan que, si bien es cierto que hubo un incendio en las carboneras, este fue apagado antes de que el transatlántico chocara con el iceberg. Dicho incendio no habría sido explosivo, señalan Hall y Beveridge, por lo que no habría podido causar los daños a los que se refieren los conspiranoicos.