Joe Biden anunció esta semana una de sus medidas más controvertidas: la condonación de deuda estudiantil a decenas de millones de personas. El presidente estadounidense cumple así una de sus promesas de campaña y lanza un guiño a la izquierda activista de su partido.
El plan de Biden incluye perdonar hasta 20.000 dólares a aquellos que pidieron préstamos al gobierno federal para ir a la universidad. La medida incluye límites para quienes estén cobrando más de 125.000 dólares al año. Al mismo tiempo, es más generosa con quienes percibieron becas por pertenecer a familias de bajos recursos.
La noticia ha desatado un intenso debate en medios y redes sociales, donde demócratas y republicanos ya están sumergidos en la campaña electoral del otoño. El país celebra elecciones de medio mandato el próximo noviembre, por lo que la condonación de deuda estudiantil de Biden será un tema más que sumar al cóctel político.
La deuda estudiantil es uno de esos aspectos políticos que forman parte de la excepcionalidad estadounidense. Como las armas o el dinero en la política, es difícil entender cómo se ha llegado a este punto sin conocer antes el contexto. Por eso es necesario explorar primero por qué se pide, se paga y se debe más dinero que nunca para ir a la universidad en Estados Unidos. Y después, descifrar por qué Biden ha tomado esta decisión justo ahora y qué argumentos se esgrimen a favor y en contra del anuncio.
La deuda estudiantil: el origen
El programa de préstamos federales nació en los años 70 con el objetivo de que más estadounidenses estudiaran una carrera universitaria. La idea era hacer la universidad accesible para todos, incluidos los estudiantes de familias de clase trabajadora que querían aspirar a un futuro más prometedor.
- En cierta medida, la promesa era cierta. Las personas con estudios superiores tienden a ganar más que la media, se casan más a menudo, viven más años y expresan más satisfacción con sus vidas.
- Pero la disponibilidad generalizada de préstamos para ir a la universidad también ha tenido un efecto de saturación. Cada vez hay más estudiantes que, buscando el sueño americano, han acabado con una carga deudora de la que es difícil desquitarse.
Por si fuera poco, las últimas décadas han evidenciado un sistema de deuda estudiantil que Biden y los demócratas consideran descontrolado. Los costes de la universidad, desde las matrículas al alojamiento, se han disparado. No existe un consenso sobre por qué los precios están tan altos, pero algunos factores se repiten:
- Uno es claro: cada vez hay más estudiantes con multitud de opciones para financiar sus estudios.
- Otro lo es menos: muchas universidades se han endeudado para construir instalaciones lujosas y así atraer más alumnos. Piensa en estadios, residencias y gimnasios del más alto nivel. Eso a su vez ha generado más competitividad con otras instituciones, encareciendo el coste.
- Y otro tiende a recibir la mayor atención desde la izquierda: la financiación estatal de las universidades públicas lleva décadas cayendo en picado.
El resultado es que, desde los 90, los costes de matriculación y tasas universitarias en Estados Unidos han aumentado en un 130%, ajustando por inflación. Los estudiantes de universidades públicas pagan ahora por ello una media de 9.349 dólares anuales. Y los de universidades privadas, 32.769.
¿Pero quién se endeuda?
Pedir préstamos es algo muy generalizado en Estados Unidos: 7 de cada 10 graduados universitarios pidieron uno para poder estudiar. Y el problema está agrandándose a mucha velocidad:
- En 2012, 38,3 millones de personas debían un total de 948 mil millones de dólares para una media de deuda estudiantil de 24.700 dólares.
- En la era Biden, 43,4 millones de estadounidenses deben un total de 1,6 billones de dólares para una media de deuda estudiantil de 36.800 dólares.
Pero no todos los préstamos son iguales:
- Los estudiantes de posgrado y doctorado suelen ser los que más deuda acumulan. Pero también son los que mejores trabajos encuentran después y, por tanto, los que más facilidades tienen para pagar sus deudas.
- En cambio, la Reserva Federal estadounidense dice que son aquellos con menos deuda los que más dificultades tienen para pagar de vuelta. Muchas veces, porque nunca acabaron la carrera.
Los préstamos estudiantiles concedidos por el gobierno federal también acumulan intereses, lo que encarece los pagos a largo plazo. Y pese a los distintos programas aprobados para facilitar los pagos, lo cierto es que muchos estadounidenses siguen quedándose atrás.
- Mucho tiene que ver con las crisis económicas de los últimos 15 años. Primero, con la crisis de las subprime en 2008. Y después, con la pandémica en 2020. Es más difícil pagar cuando el mercado laboral hace aguas.
- Y quienes más se han visto afectados por ello son los estudiantes de familias pobres. Es dos veces más común que los estudiantes universitarios de primera generación (es decir, los primeros de su familia en ir a la universidad) se retrasen en sus pagos.
- La misma historia se repite con negros e hispanos, que intentan luchar contra las desigualdades estructurales con mejores expedientes académicos solo para darse de bruces con deudas inasumibles, sea porque no pudieron acabar su carrera o porque no encontraron buenos trabajos después.
Qué pretende Biden con la condonación de deuda estudiantil
La idea de perdonar deuda estudiantil precede a la presidencia de Biden, pero no por mucho. La iniciativa empezó a coger fuerza en las primarias demócratas de 2020, cuando rivales del actual presidente como los senadores progresistas Bernie Sanders y Elizabeth Warren hicieron propuestas más ambiciosas que las que nos trae hoy aquí:
- Sanders quería condonar por completo toda la deuda estudiantil del país.
- Warren, hasta 50.000 dólares del 95% de los estadounidenses que habían pedido préstamos estudiantiles.
La orden ejecutiva anunciada por Biden no va tan lejos y se centra en tres partes:
- Condona hasta 20.000 dólares a más de 40 millones de personas. 10.000 dólares a todos aquellos que estén ganando menos de 125.000 dólares al año y otros 10.000 a los que percibieron becas Pell para familias con bajos recursos.
- Extiende al menos hasta enero la suspensión de los pagos de deuda estudiantil que aprobó Trump al inicio de la pandemia —y que Biden lleva extendiendo desde que asumió el cargo.
- Propone una nueva regla un plan de devolución que abaratará los costes mensuales de los pagos de deuda, especialmente para personas en los percentiles económicos medios y bajos.
La justificación de Biden para estas medidas es que ayudarán a los millones de estadounidenses que se han topado con dos crisis económicas casi seguidas y tenían difícil participar en otros ámbitos de la economía por culpa de un sistema universitario estructuralmente deficitario. Por ejemplo:
- A la hora de comprar casas. La Reserva Federal estimó en 2019 que el 20% de la caída en propietarios de casas se debía a la deuda estudiantil.
- A la hora de empezar un negocio. Catedráticos de la Facultad Smeal de Negocios de Penn State estimaron en 2015 que un aumento de la deuda en determinados condados del país reducía en un 14% los pequeñas empresas.
Un debate en proceso
La condonación de deuda estudiantil anunciada por Biden ha generado muchas opiniones en todo el espectro ideológico de Estados Unidos. Los progresistas habrían ido más lejos, pero han aplaudido que el presidente al menos haya cumplido su promesa de campaña. En cuanto a las críticas, se centran en tres aspectos:
- Sostienen que Biden solo está intentando darle limosna a sus votantes. Los blancos con estudios universitarios, muchos de ellos con deudas, forman cada vez un porcentaje más alto del electorado demócrata, aunque muchos de ellos no cumplirán los requisitos para esta condonación. Y los negros, de lejos el grupo poblacional más demócrata, es la minoría más afectada por la deuda estudiantil.
- Creen que Biden está siendo injusto con aquellos que evitaron endeudarse persiguiendo otras carreras profesionales. Especialmente, con los estadounidenses de clase trabajadora que forman la base del partido republicano.
- Y temen que la medida agrave la inflación en un momento en el que la Reserva Federal está haciendo lo posible por combatirla, aunque numerosos expertos descartan esa preocupación porque los prestatarios llevan dos años sin pagar sus deudas con motivo de la suspensión pandémica.
Las encuestas apuntan que una mayoría de estadounidenses está de acuerdo con perdonar algo de deuda estudiantil a millones de ciudadanos, con lo que en principio la medida no debería suponer un lastre para las posibilidades demócratas en las elecciones de noviembre. La gran incógnita es cuál es el siguiente paso.
- Por un lado, los analistas esperan algún tipo de desafío legal a la medida, aunque muchos expertos dudan que alguien tenga potestad para plantear una demanda.
- Por otro, perdonar tanta deuda no soluciona ninguno de los problemas estructurales sobre el encarecimiento de las universidades o la poca supervisión de los préstamos que se siguen concediendo todos los cursos.
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