El sistema QR es una herramienta que existe desde los años 90, cuando una empresa nipona lo creó. Las siglas responden a Quick Response (respuesta rápida en inglés) y se trata de un sistema de códigos bidimensionales que, al leerse con la aplicación adecuada, llevan a una aplicación en internet.
A pesar de ser un sistema que existe desde 1994 y que en países como Japón o China su uso es muy común e incluso diario, en España nunca ha terminado de despegar. Su uso se limitaba a lo anecdótico: anuncios, algunas secciones de revistas, información en cartelería callejera… pero la COVID-19, como con todo lo demás, cambió esto.
El Govern balear anunció el pasado 23 de noviembre que los restaurantes y bares de las islas implementarían los códigos QR para localizar a los clientes y, de esta manera, “controlar la pandemia y los posibles casos y brotes”. Sin entrar en qué datos en concreto obtendrán – si solo el nombre y el número de móvil o también la dirección del domicilio -, este tipo de sistemas de rastreo llevan ya tiempo funcionando en países como China.
QR: qué es y cómo funciona
Creado a mediados de los 90, el código QR es, en esencia, un código de barras que puede ser leído por un dispositivo móvil. A diferencia de los primeros, los QR son códigos bidimensionales, es decir, la información se lee a lo largo y lo ancho del “dibujo”; mientras que en el de barras solo es a lo largo.
En un primer momento, este sistema se utilizó en cadenas de producción japonesas y su uso no trascendió más allá de ciertas aplicaciones dentro de la industria. No fue hasta la aparición de internet que el código QR comenzó a popularizarse en Asia.
En el caso de China, el código QR se sitúa como el sistema digital más utilizado: billetes de avión, de metro, máquinas expendedoras… “En España no terminaron de cuajar estos códigos porque faltaban casos de usos prácticos en los que la gente se diera cuenta para qué sirve un código QR”, explica César Muela, periodista de Xataka especializado en Tecnología.
César Muela lo compara con el pago a través del móvil: “Ahora parece que se está empezando a estandarizar, pero pasó igual que ahora con el QR”. El periodista lo achaca a que, entre otras cuestiones, no ha habido “una punta de lanza, algo que sirva para movilizar a la gente” y, de esta manera, “la gente vea su utilidad”.
El resurgir con la pandemia en España
La pandemia lo cambió todo: el viajar, el encontrarse con los otros, las clases… y revivió el sistema QR. Estos códigos permiten mantener la distancia de seguridad con, prácticamente, cualquier objeto que disponga de uno. “El ejemplo más común es el de la carta”, Muela.
Desde que la COVID-19 llegara a España, cada vez que uno visita un bar o restaurante puede ver “un código QR pegado a la mesa” que al escanearlo abre un enlace con la carta del lugar. Muela cree que esto es lo más sencillo, que “cualquier cosa que sea un folleto o un catálogo puede ser sustituido por este código”. Pero puede llegar mucho más lejos.
“En Australia, se propuso crear una especie de ‘código QR personal’”, explica. En vez de escanear el usuario un código, a este se le asignaba un QR que tenía que mostrar cada vez que fuera a un establecimiento. “Así se tenía un registro fiel de dónde habías estado y en qué momento”, concreta.
Este uso en concreto, similar al que se plantea en las Islas Baleares, permite “rastrear muy eficaz y velozmente” posibles brotes de COVID-19 y, al quedar registro de la fecha y hora de todas las personas que estuvieran en ese lugar, avisar a todos los contactos. “Usos hay muchos, los del día a día sobre todo son los autoservicios, pero ante una situación como la actual aquellos que tienen que ver con el rastreo de contagiados son bastante interesantes”, concluye César Muela.
Un boom en la hostelería
En una entrevista para Wired, Nils Engelking, fundador de Egoditor -una empresa de marketing que crea códigos QR en línea y ayuda a otras empresas a implementarlo -, aseguró que “el coronavirus le dio un gran impulso en términos de adaptación de la tecnología”. Según aseguró, en junio el número de restaurantes que registraron estos códigos fue 25 veces mayor que los de febrero y 7 veces más en hoteles.
“Antes se ocultaba el código QR en sus diseños de marketing sin una llamada a la acción clara; ahora lo pone en el centro de la mesa del restaurante y explica cómo acceder al menú”, explica Engelking. El de las cartas y menús es el uso más habitual que se le ha dado tras la llegada de la COVID-19, pero hay muchos otros servicios que comienzan a aplicarlo.
La cadena de hoteles CitizenM han creado un sistema de códigos QR por el cual el usuario ya no necesita mantener contacto con ningún soporte físico. A través de estos códigos el cliente puede registrarse, crear su propia llave de acceso, pedir comida o controlar las luces y la calefacción/aire acondicionado de las habitaciones.
En países como México, algunas ciudades (como la capital) comenzaron hace unas semanas a utilizar este sistema. Desde principios de noviembre, los restaurantes y bares deben registrarse en una web del Departamento de Sanidad del Gobierno que les concederá un código QR y poder hacer un monitoreo de toda la clientela que acumulan.
España, atrasada en el uso del QR
China, Singapur o Rusia son algunos de los países donde los códigos QR han servido para controlar casi todos los aspectos de la pandemia. En el país gobernado por Vladimir Putin, la capital emitió más de 2 millones de códigos QR para que, durante el estado de alarma, los trabajadores y ciudadanos pudieran desplazarse si fuera necesario. La idea era que las personas que quisieran desplazarse debían registrarse en una web del Ayuntamiento que les emitiría un código QR tras dar por adelantado cuál era el motivo de su desplazamiento, hasta dónde quería llegar y el recorrido que iba a hacer; de esta manera, las autoridades podían ver de un vistazo toda esta información si se la requiriesen.
En el caso de Singapur, desde el pasado 12 de mayo, todos los trabajadores y clientes deben registrarse a través de un código QR que permite llevar un seguimiento de los posibles brotes y positivos. El sistema, llamado SafeEntry, se colocó en todos “los centros de trabajo esenciales y lugares públicos seleccionados” para que los ciudadanos y empleados registrasen su paso por esas zonas. Además, colocaron códigos QR “no obligatorios” en zonas como parques o estaciones de metro y alentaron al público “a escanearlos para que puedan ser contactados en casos de necesidad”.
El de China es un ejemplo un poco distinto. El gigante asiático ya estaba habituado al uso de estos códigos antes de la pandemia, por lo que los ciudadanos ya estaban acostumbrados a utilizarlos.
El país gobernado por Xi Jinping estableció un sistema de códigos QR por barrios, estaciones de metro, centros comerciales, entradas a puestos de trabajo… que al escanearlo daba al usuario un color. Si al usuario le aparecía el color verde en la pantalla, podía pasar; mientras que si el color era ámbar o rojo, tenía prohibido el paso. Además, al registrarse el usuario debía dar una serie de datos (nombre, número de identidad y número de teléfono) y si había estado en contacto con positivos o contactos de positivos, también les indicaba si podían salir de sus domicilios o mantener cuarentena.
Aun así, cuidado
El código QR, tal y como explica César Muela, tiene como beneficio que se trata de un sistema de “código abierto”. Es decir, cualquier persona o empresa puede crear un código QR y compartirlo. “A diferencia del Código BIDI [otro tipo de código de barras bidimensional] que es de pago, cualquier usuario puede generar su propio código QR de muy fácilmente y sin obstáculos”, compara César Muela.
“Tenemos que ser precavidos”, advierte César Muela quien avisa de que “uno no sabe si lo que hay detrás es una URL segura o no”. El periodista asegura que, aunque pueda ser raro, al ser de código abierto puede “llegar alguien” y crear un código que “te lleve a una web maliciosa”.
Esto se puede evitar con “precaución”. La mayor parte de los códigos QR se encuentran en zonas donde es fácil identificar su uso (carteles publicitarios, mesas de bares, etc.), si se encuentra “uno por la calle sin saber de dónde viene” y no está claro su origen, es mejor ser precavido y no escanearlo. “Además, hay aplicaciones que te muestran la URL antes de abrirla”, añade César Muela.
Fuentes
- César Muela, periodista tecnológico de Xataka.
- How QR Codes Work and Their History, de QR Code Generator.
- EASING THE TIGHTER CIRCUIT BREAKER MEASURES, PREPARING FOR GRADUAL RESUMPTION OF ACTIVITY AFTER 1 JUNE, Gobierno de Singapur.
- China está luchando contra el coronavirus con un código QR digital. Así funciona, CNN.
- Moscow rolls out digital tracking to enforce lockdown. Critics dub it a ‘cyber Gulag’, CNN.
- Registra tu actividad económica para cumplir con las medidas sanitarias de protección a la salud e incorpórate al Sistema para identificación de contagios en espacios cerrados, Gobierno de Ciudad de México.
Necesito el certificado digital de vacunación de covid porque me voi de viaje miércoles
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